26. Pagar la Apuesta

954 Words
[ANAHÍ] En mi mente escucho una y otra vez al presentador diciendo mi nombre y todavía me tiemblan las piernas como el momento que me levante de mi silla para ir a la pasarla y recibir mi premio. Amadeo descorcha una botella de champagne en los camerinos, y las modelos con toda la euforia del momento agarran sus copas para que él las sirva y luego brindemos todos juntos —¡Por Anahí! — Propone él y chocamos nuestras copas para luego beber un sorbo de la bebida.  No puedo dejar de sonreír, jamás me había sentido tan feliz como en este momento, y ni hablar de la cantidad de elogios y felicitaciones que he recibido —Vamos a una discoteca— Propone Paola y de inmediato Amadeo niega. —Lo siento chicas, pero la empresa tiene preparada una sorpresa para su diseñadora estrella, y por eso me la debo llevar de aquí— Explica Amadeo y yo solo lo miro confundida. —¿Ah sí? — —Si, asique agarra el premio y nos vamos— Me pide y rápidamente tomo la estatuilla de cristal, me despido de todos y sigo sus pasos.  Una vez que salimos del camerino, él me toma de la mano y hace que lo siga hasta que salimos del recinto y apenas cruzamos la calle, hay un auto n***o esperando por nosotros —¿Dónde me llevas? — Pregunto confundida cuando el chofer abre la puerta. —Es una sorpresa, tú solo sube— Me pide y a pesar de mis dudas, subo al auto y él sube después de mi.  Miro a mi alrededor y no puedo parar de sonreír —Estoy muy feliz— Confieso y rio de no se que…  —Se nota, y déjame decirte que te queda muy bien la felicidad— Me dice mirándome fijamente y los nervios se apoderan de mi.  —¿Recuerdas que si ganabas tenias que hacer lo que yo quisiera? — Cuestiono y asiento —Bueno, empezaremos por esto— Sentencia mientras saca una tela de su bolsillo y comienza a cubrir mis ojos. —¡¿Qué haces?! — Lo regaño y puedo escuchar su risa. —Sorpresa— Murmura y todo se vuelve oscuro —Dame el premio, no quiero que lo rompas— Me pide y con algo de dudas se lo entrego.  —¿Te divierte todo esto? — Le pregunto a modo de queja y ríe. —En realidad, te hace ver muy sexy…— Me dice al oído y siento como mi piel se altera ante el sonido de su voz.  —Deo…— Susurro cuando siento su aliento tan cerca.  —Podría besarte, pero mejor no lo hare…— Habla y sé que esta jugando un juego con sus propias reglas.  —Eres un tramposo— Me quejo, pero de repente siento que el coche se detiene y no tengo idea de que es lo que pueda estar pasando.  —Tramposo o no, pero tendrás que confiar en mi— Advierte y de pronto escucho la puerta abrirse y noto como se mueve un poco el asiento. —Toma mi mano— Me pide y cuidadosamente me hace bajar del auto.  —¿Qué es todo esto? —Me quejo y escucharlo reír me provoca sentimientos encontrados. —Solo sigue mis instrucciones— Anuncia y sujetándome de una de mis manos, él hace que recorramos un camino algo extraño donde me toca subir y bajar escalones por momentos. —Deo no me gusta estar así con los ojos vendados— Continúo quejándome y ríe.  —Ya veras que te encantara… ahora, detrás de ti hay un sofá, siéntate— Me pide y una vez que me ayuda, me siento —Sostén un ratito tu premio, cuidado no lo tires al suelo— Bromea y me lo entrega.  —Hay viento…— Comento y él no dice nada. A cada minuto que pasa siento la brisa un poco más fuerte y unos movimientos extraños que después de un rato merman.  —Ahora si— Lo escucho decir cerca de mi y después de lo que me parece una eternidad, siento sus manos desamarrando la tela que cubría mis ojos y lo veo arrodillado frente a mi.  Poco a poco voy adaptándome a la poca luz que hay y me doy cuenta de que estamos en un yate en el medio del mar —¿Qué? ¿Por qué me has traído aquí? — Pregunto nerviosa e intento ver si hay alguien más con nosotros, pero no veo a nadie. —Tú y yo vamos a celebrar tu premio toda la noche aquí solos en este yate… nuestra primera noche juntos— Explica y lo miro sorprendida. —¿Nuestra primera noche juntos? ¿Te has vuelto loco? — Cuestiono firme y se sonríe. —Pues, no volveré hasta mañana… asique pasaremos la noche aquí celebrando…— —No me acostare contigo— Sentencio. —Nadie hablo de sexo aquí, pero si quieres también podemos hablar de eso… se me ocurren muchas maneras de quitarte ese increíble vestido, pero no creo que quieras que te cuente de eso, ¿o sí? — Me cuestiona y niego —Lo supuse, entonces señorita Anahí del Valle, ¿me acompaña a su fiesta privada? — Me pregunta poniéndose de pie y me ofrece su mano. —¿De que fiesta hablas? — Indago. —Acompáñame y veras, ¿o acaso tienes miedo de que si quieras que hablemos de sexo? — Me pregunta a modo de reto y para demostrarle de que sus palabras no me intimidan, me pongo de pie y acepto su mano. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD