CAPÍTULO 3

2158 Words
POV VALENTINO MARCHETTI —Creo que yo debería asistir a las próximas reuniones, ser tu reemplazo —comentó de repente Enzo, mi mejor amigo. ¿De qué carajo estaba hablando? Detuve mi lectura de los documentos de la nueva propiedad que estaba por adquirir y pregunté. —¿Por qué? —fruncí mi ceño—. No lo entiendo. —Bueno, te casaras en dos días, ¿la luna de miel? —canturreó con su estúpida sonrisa, si seguía haciéndolo se la quitaria de un golpe. . —¿Qué luna de miel?, ¿de qué hablas, Enzo? —si para él esto era algo divertido, a mi no me hacía ni una puta gracia—. Sabes perfectamente en los términos en los que me casaré. Aún más importante, Alessia no me provoca absolutamente nada y seguro soy la persona que más odia en su vida, la única acción que habrá en esos días, es ella queriendo matarme cuando duerma. Empezó a reír sin parar y solo bufe. —Te lo aseguró —dije burlonamente. No tenía mucha paciencia y Alessia hacía que la poca que tenía, se esfumara por completo, tenía que controlarme y algo me decía que perdería la cuenta con las veces en las que me tocaría hacerlo. La puerta sonó y con un firme “pase” de mi parte, abrieron. —Signori. En cuanto vi a mi ama de llaves, un solo pensamiento llegó a mi mente. Alessia. —Dime Florencia —intuía que era algo de Alessia, tenía que, después de todo se la había encargado, me tenía que informar sobre cualquier pormenor. —La joven Ferrara —fruncí mi ceño ante su preocupación e hice un gesto para que continuara—. Ya es muy tarde y no ha comido absolutamente nada en todo el día y… —¿Y? —insistí ante su repentino silencio. —Amenazó con quitarse la vida si no es… libre. Era lo único que me faltaba. Golpeé mi escritorio y me levanté rápidamente para ir hasta su cuarto. No tenía tiempo para esto. ¿Acaso no podía agradecerme? La había salvado de ser vendida a cualquier hijo de putaa, yo era uno, pero al menos no la utilizaría sexualmente, solo necesitaba su estúpida firma y que fingiera en público, el matrimonio no sería consumado. No tenía porqué preocuparse. ¡Un año! Solo era un maldito año. En el camino mi teléfono sonó y contesté de inmediato. —Signori Marchetti. Era Franco, el jefe de seguridad y mi mano derecha en el bajo mundo. —Dime, ¿alguna novedad? Le había ordenado a Franco que él personalmente, vigilara la casa de Alessia por si el maldito de su padre aparecía, aunque había cobrado la deuda con su hija, aun así necesitaba tenerlo para dejarle en claro que con Valentino Marchetti no se jugaba. —Sí, pero me temo que no de Flavio, la señora Alfonsina Ferrara fue llevada a Urgencias por el personal de servicio, investigué su condición y es demasiado delicada, tiene cáncer y al parecer está avanzado, requiere de un tratamiento urgente, pero su seguro no lo cubre y me temo a que le darán de alta —me detuve de inmediato al escucharlo—. Creí que debería de saberlo. —¿Se encuentra estable? —quise saber, continuando con mi camino hasta la habitación donde estaba Alessia. —Sí, signori, pero es difícil saber si estará así por más tiempo, sin el tratamiento es muy posible que muera pronto. Pasé mi mano por mi cabello desordenándolo y suspiré. —Encargate de todo, que no le falte absolutamente nada y que empiecen el tratamiento lo antes posible. No podía permitir que su nonna (abuela) muriera, sabía el significado de un nonno (abuelo) para nuestras vidas, eran muy importantes… demasiado. Me hubiera gustado haber tenido la oportunidad de hacer algo por el mio, de evitar su muerte, ahora tenía la oportunidad de que Alessia no sufriera una pérdida tan grande como sería ella y la ayudaría. —Perfecto. Colgué justo antes de llegar a su puerta, saqué la llave y abrí, adentrándome mientras rápidamente la buscaba con la mirada. Cuando la encontré detuve mi caminar, dándome cuenta que sus palabras eran verdad, quería acabar con su vida —¿Qué haces con ese tenedor? —pregunté suavemente—. Bajalo ahora y hablemos. Tenía tanta ira en su mirada, que me conmocionó por varios segundos. —No tengo nada de que hablar con usted, si no vino a decirme que dejará que me vaya, es mejor que se devuelva y no presencie esto. La miré fijamente por varios segundos, estudiando y viendo las posibilidades que había de que ella en verdad lo hiciera, pero no, no sería capaz y menos al tener a su abuela con vida, ella no la dejaría sola. —¿Quieres hacerlo?, ¿en verdad quieres hacerlo, Alessia? —cuestionaba mientras poco a poco, me acercaba hasta ella—. Tu nonna te necesita, está delicada de salud, pero si no te importa ella, hazlo… acaba con tu vida. —¿Mi nonna?, ¿le pasó algo? —el tenedor en su mano cayó y vino casi que corriendo hasta mi—. Por favor, dime que sucedió. Ya no había nada de ira en su mirada, ahora estaba asustada. —Tiene cáncer y es avanzado, seguro con todo lo sucedido recientemente tuvo una recaída, su seguro no cubre el tratamiento que requiere, así que morirá —expliqué fríamente, no podía bajar mis barreras ante ella, jamás lo volvería hacer ante una mujer. —¿C—Cómo?, ¿cán… cáncer? —llevó las manos a su boca y negó levemente—. Me estas mintiendo, ¡¿por qué juegas con algo como eso?! ¡Ella es lo único que me queda! —empezó a empujarme y golpearme el pecho—. ¡¿Q—Qué clase de persona eres tú, Valentino Marchetti?! —No jugaría con la salud de tu nonna —aclaré, agarrando sus manos para que se detuviera—. Es cierto Alessia, está grave. Me observó unos segundos y después se quebró delante de mis ojos, tuve el impulso de querer consolarla, pero retrocedí, soltandola como si el tacto de su piel con la mía me causara ardor. Dos veces. Mis barreras habían temblado dos veces en media hora. Tenía que permanecer alejado de ella. —S—Su trata…tratamiento —dijo entre lágrimas, empezaba a sollozar—. ¿Cuánto? —Lo suficiente para que tengas que vivir cinco vidas —respondí. —Oh por dios… —Cásate conmigo —me miró rápidamente—. Casate conmigo Alessia y me encargaré de todo el tratamiento, haré lo imposible para que tu nonna viva, te lo prometo. —¿Hablas en serio? —preguntó con cierta esperanza en su voz—. ¿P—Pagarás el tratamiento?, ¿harías todo lo posible para que viva? —Nunca rompo una promesa, soy un hombre de palabra. Cerró sus ojos por varios segundos hasta que al final asintió. —Lo haré Valentino Marchetti, me casaré con usted, pero antes… quiero verla, por favor, debe de estar muy asustada —agarró mi brazo, insistiendo—. Por favor. —Lo siento, pero no puedo exponerme a que digas o hagas algo que ponga en peligro mis planes —me solté bruscamente de su agarré—. La verás, pero después de casarnos, mientras te mantendré informada de su estado de salud. —Pero… —No hay peros, ¿lo aceptas? —Sí —fue lo único que dijo, estaba furiosa. —Perfecto. Salí de su habitación y volví a encerrarla, aun no confiaba en ella, así que permanecería bajo llave hasta casarnos. Tenía tanta tensión en mi cuerpo, que necesitaba un descanso, necesitaba relajarme cuanto antes, así que le di aviso a Enzo y salimos a mi discoteca, el tener una propia hacia que nada que no quisiera saliera a la luz, podría hacer y estar acompañado con quien deseaba y nadie lo sabría. Iba a relajarme y para ello sabría quién me ayudaría en el proceso. [...] POV ALESSIA FERRARA Dos días después Pequeñas lagrimas caían de mis ojos y me era inevitable detenerlas, sabía que no podía permitirme llorar, lo entendía, ahora más que nunca lo hacía, la vida de mi nonna estaba en juego, ella era lo único que me quedaba y no podía perderla, no a ella, así que aquí estaba, yendo a mi boba, sola, sin los nervios que siempre soñé que tendría, sin nadie a mi lado que me amara y me estuviera dando su apoyo, me había quedado totalmente sola y todo por culpa de mi padre, alguien que ya no merecía que lo llamara así. Cuando desde muy temprano llegaron los estilistas, caí en la realidad de que sucedería, me casaría con Valentino Marchetti aun sin amarlo, aun cuando el único sentimiento que sentía por él era ira, porque nada bueno podría sentir por la persona que me había arrebatado mi libertad. —Señorita Alessia, permítame limpiarla, se ha corrido un poco el maquillaje —volteé a mirar a Florencia y asentí, dejando que arreglara el desastre que mis lágrimas estaban formando—. Perfecto. Cuando la limosina se detuvo, un vacío enorme se creó en la boca de mi estómago, pensé que me vomitaria ahí mismo. Es hora Fue lo único que escuché antes de que abrieran mi puerta y me ayudaran a salir, no había salido totalmente, cuando una ola de flashes impactaron mi cara, cegandome por completa. —Agarrese de mi y no me suelte —alcancé a escuchar a Florencia y solo asentí. Habían muchos reporteros, demasiado e impedían el paso, aun con los guardaespaldas tratando de hacerse camino. Tragué duro cuando estuvimos en la entrada de la iglesia y empecé a temblar cuando el típico sonido de boda empezó a sonar. No conocía a nadie de las personas que habían asistido, todos eran unos desconocidos y al ver sus estúpidas sonrisas lo único que hacían era que mis ganas de vomitar aumentaran. ¿Acaso no les parecía raro una boba tan repentina? Cuando miré al frente y vi a Valentino esperándome al final del camino, mi ceño se frunció levemente al percibir una diminuta sonrisa en su rostro, por lo que veía jamás sonreía y el que tuviera ese gesto, me hacía ver que era un gran actor. Bufé mentalemnte al detallarlo. Malditop Debía admitirlo, ese traje le acentuaba perfectamente y era un hombre muy sexy, cualquier mujer se derretiría estando en su presencia e incluida yo misma, pero la ira era más grande que mis debilidades como mujer, así que su encanto no me afectaba. Este debería ser el día más feliz de mi vida, debería ser mi día perfecto, pero era todo lo contrario, jamas me habia imaginado algo como esto, siempre pensé que me casaría y formaría un hogar, pero junto al amor de mi vida, para mi el matrimonio era algo sagrado y sabía que al terminar el año de este contrato, no me casaría jamás. Solo es una vez, las otras veces no era lo mismo. Lo odiaba y lo hacía aún más al utilizar la condición de mi abuela para su beneficio. Ese hombre no tenía sentimientos, era un robot. Me agarró de la mano en cuanto llegué a su lado y apretó un poco duró en forma de advertencia. —¿Qué? —murmuré. —Sonrié Alessia, recuerda que es el mejor día de nuestras vidas —dijo entredientes—. Coopera o te prometo que la seguridad de tu abuela y de esa amiga… ¿cómo se llama? ah Gabriella, dependeran de un hilo que está apunto de romperse. Sonreí de inmediato, ni siquiera quería pensar que podría hacerles. Lo acababa de confirmar, lo odiaba y esperaba que lo supiera con la mirada enamorada que estaba dándolo y con mi dulce sonrisa. —Te odio —murmuré. Solo obtuve un guiño de su parte, el padre que nos casaria empezó la ceremonia, ceremonia que se me hizo realmente corta, aun no estaba preparada para dar el sí, así que cuando me preguntaron, volteé a mirar a todos los presentes que estaban a la expectativa de mis palabras, los camarógrafos estaban ahí… captando cada momento de nosotros y por un segundo tuve ganas de gritar la verdad a los cuatro vientos, tal vez esta era la última oportunidad que tendría de ser libre, tal vez alguna persona aquí presente podría ayudarme, tal vez… En eso se resumió todo, en un tal vez, porque jamás lo sabría, jamás podría saberlo, Valentino Marchetti tenía los recursos para salvar a mi nonna, era la única persona que podría ayudarme y eso hizo que un Sí, cargado de nervios, ira, tristeza y decepción saliera de mis labios, logrando así, unirme en matrimonio con el hombre que odiaba.
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