7 Abby estiró los brazos sobre la cabeza, arqueando la espalda como lo haría un gato. No se sentía ni de lejos tan cansada como lo había estado, pero se quedó inmóvil al notar las sábanas contra su piel. Algo no encajaba; ella nunca, jamás dormía desnuda. Lo había intentado en alguna ocasión, y siempre se le hacía demasiado incómodo, sin mencionar que siempre acababa dándole frío. Pero ahora mismo se sentía bien, abrigada, como si alguien la hubiera tapado con una manta eléctrica o una bolsa de agua caliente. Abrió los ojos y giró la cabeza para mirar por la ventana. Frunció el ceño, alzándose sobre los codos; el sol acababa de salir. No recordaba haberse ido a dormir el día anterior. Giró la cabeza en la dirección contraria y soltó un graznido de terror. No solo estaba desnuda en la cam