Capítulo 5

2935 Words
capitulo 5 Me desperté esta tarde con mi celular sonando, ¡Maldita sea! Me di la vuelta y lo recogí, mi teléfono celular estaba al lado de una almohada, así que sin mirar el nombre de la persona que llamaba lo tomé. — Hola. — Contesté —tío Tiago? — Habló mi sobrino. — ¿Dylan? — cuestioné y me senté en la cama. — ¿Hola, Estás bien? ¿Pasó algo en la escuela? — No, no pasó nada, estoy muy bien, de hecho, te estoy esperando — Dijo él — ¿Esperándome? No entendí. ¿No vienes la semana que viene? —Bueno... — Está tramando algo. — ¡Dylan! — Tengo una suspensión por... error. ¿Sabes cómo es verdad? — ¿Qué?... ¡Por error! ¡Por supuesto! Dile a otro chico, En esto ni siquiera caigo, tu madre te matará. — se lo advertí y casi me reí. — Me dijo que estaba en la cama. —Respondió. —¿Y crees... que ella esté en la cama evitará que te golpee? — se quedó callado. — Fue lo que pensé, entonces, ¿estás en ahí esperando a tu tío? —Si estoy, ansioso, tengo muchas ganas de verte. — Niño falso, casi me rio de nuevo. —Chico me recuerdas a alguien muy especial y esto no es nada... bueno. — Le dije soltando una pequeña risa — ¿A quién te recuerdo? ¿Y por qué no es bueno? — cuestionó Dylan. —Bueno... la persona en cuestión es un canalla y en este caso... soy yo. Dylan se rió y luego dijo: —Al menos soy más guapo y estoy sano ¿Más guapo? Alaa! Pinche presumido — ¡Hijo de puta! voy a buscarte. - Colgué y fui a cambiarme de ropa. *** El aeropuerto estaba completamente lleno, pero sentado en una silla con una mochila negra en sus piernas y auriculares blancos sobre las orejas, lo vi. Mi sobrino. Mi versión más joven, más fina y con el pelo más claro. Dylan. Había cambiado un poco desde enero. Mi sobrino estaba en una fase masculina complicada, mientras las chicas obtienen el cuerpo, los pechos y el culo, los hombres obtienen ¿qué? Ganan altura y se vuelven incómodos con la cara llena de acne, Mi sobrino había crecido un poco, su cabello rubio oscuro era casi n***o, había engordado un poco, pero sus ojos verdes, como los míos, seguían igual. - ¡Quédate quieto joven! ¡Manos arriba! Lo arrestan por otra suspensión. - dije y Dylan me miró y puso los ojos en blanco riendo. Se levantó, se quitó los auriculares y dijo: -Muy chistoso. mi Tío Santiago es muy divertido. - lo abracé fuerte casi ahogándolo por sus palabras sarcásticas - Me matarás asfixiado. - Si yo fuera una mujer no te quejarías… - discutí tomando su mochila y tirándola al hombro. - ¡No es lo mismo! - Trató de quitarme la mochila del hombro, pero no lo dejé. Yo puedo llevarla - Debes estar cansado del viaje. Simplemente camina y no dejes caer esos auriculares de ahí - dije al ver que los había colgado en una de sus orejas - Okey. Mamá… - Respondió, Pasé mi mano por su cabello y lo despeiné. -Um... bien recordado, hablando de mamá, ella estará muy feliz con tu suspensión. ¿No crees? - No harías eso, eres un buen tío. - No me provoques, pequeño jedai. - Bromeé. - Y no pierdas de vista el peligro, viejo. Y no olvides que pasaré la semana contigo. En tu... a-par-ta-men-to. - Ganaste la batalla, pero la guerra continúa. - Dylan sacudió la cabeza riendo. -Eres un tío bastante raro, ¿eh? Tiago -¿Tío raro? ¿Extraño? - Lo miré fijamente.- ¿Quiere que te cargue en mi hombro por el aeropuerto? - Se quedó callado y bajó la cabeza. - Eres mi tío favorito en todo el mundo. Y el más bonito también, casi más bonito que yo. - ¡Ese es mi chico! - exclamé sonriendo. Fuimos a un restaurante, comimos hamburguesas y Coca-Cola. Entonces mi sobrino me pidió que fuera al hospital porque quería ver a su madre. Dylan me irritó al cambiar cada 5 segundos de música mientras conducía. - Okey. ¡Deja de jugar así con Kepner! Y cambiar de canción. - ¡Tus canciones son muy aburridas! ¿Qué banda es esta M83? Y hay estos Scalene, Metálica, Nirvana, Linkin Park, Queen, The one Pilots, Walk The Luna ... ¿Qué diablos es esto? - Una adolescencia aburrida sin oído para empezar - No reclames. Estas son mis bandas favoritas. - Lo miré por un segundo - Conéctate a tu móvil y pon música que a ti te guste entonces -Si insististe… - murmuró victorioso. Entonces mis oídos prácticamente se arrancaron cuando algunas canciones electrónicas locas y raps extraños comenzaron a sonar, me concentré en la carretera, pero miré a Dylan, moviendo la cabeza y las manos como si bailara al ritmo de una balada. Una balada horrible. No pude evitar reírme, la música estaba tan alta que Dylan no me escuchó. Llegamos al hospital y fuimos directamente a la habitación de Cristal. - Okey. Uno... Dos, lo abro y entras. - dije y Dylan asintió. hago el conteo y abro la puerta. - ¡Ay Dios mío! ¡Ay Dios mío! ¡Mi bebé! Dylan! - gritó mi hermana mientras Dylan corría a su lado y la abrazó. - ¡Le traje una sorpresa a mi hermanita! - Yo hablé. - Fue una gran sorpresa, pero porque la escuela me llamó y me dijo que le prendiste fuego a una cortina, ¿eh? Dylan! - habló mi hermana mirando a Dylan, quien se quedó callado y se estremeció. - No fue su culpa hermana. Fue un error. - Traté de aliviar la situación. - Sí, eso fue todo. El tío Santiago tiene toda la razón. - Dijo Dylan sonando como un niño. Este sobrino mío es una comedia. - Si no estuviera discapacitada durante un tiempo en esta cama, vería a Sir Dylan Louis Álvarez y a ti también Santiago Álvarez… rogar por sus vidas - Mi hermana gritó. -¡Yo no hice nada! - Yo hablé. - Ah no. Eres un santo. Tú eres el que lo anima a hacerlo. Todavía recuerdo cuántas veces llamé en la escuela secundaria fingiendo ser mami porque estabas metido en serios problemas. - Eso es verdad. - En mi defensa, alentar no es lo mismo que aplaudir - Cristal me fulminó con la mirada. - ¡Sinvergüenza! - Dijo ella y Dylan se rió. -¡Te amo! - le dije y le soplé un beso, ella puso los ojos en blanco y sacó la lengua. - Okey. Bueno. Mamá y tío Santiago. ¡Paren con eso! Mamá tienes que recuperarte, entonces puedes darme una lección. - Dijo Dylan mirando a mi hermana como un cachorro. - Estás diciendo que lo olvidaré, ¿no? Eres como tu tío. - Mi hermana no se cayó al teatro. -No... Quizás... - Mi hermana le dio una palmada en el brazo a mi sobrino. -Ahí ... me dolió a mamá - se quejó Dylan. - Deja de quejarte, y... ¡tú! - Mi hermana nos miró fijamente. - No soy un niño. - Dylan y yo hablamos al unísono y nos reímos. La puerta se abrió y una voz, una maldita voz, que no pude olvidar dijo: - Traje su café... - La policía me miró y luego miró a Dylan. - ¡Muchas gracias Martha! - le dijo mi hermana y yo la miré sin entender - Ella me salvó. - Dijo mi hermana y Martha, se fue a su cama y le entregó una taza de café. Entonces su nombre es Martha. Sí, hasta creo que.. le sienta bien. - ¿Ella te salvó? ¿Cómo así? - le pregunté mirando a Martha, que era jodidamente hermosa. ¡Por Dios! Martha se veía demasiado sexy con una blusa negra corta sin mangas, un pantalón corto azul oscuro de cintura alta que me dio una gran vista de sus muslos gruesos y fuertes. Y... ¡Dios mío! Black All-Stars en pies muy pequeños. El cabello suelto y brillante era perfecto. Las uñas pequeñas pintadas de n***o. Su boca estaba rosada y sus mejillas enrojecieron naturalmente. Linda. esa pequeña es tan linda. Ella era perfecta. ¿Qué piernas gruesas y hermosas son estas? Quería conocerlos... ¿Dónde te has estado escondiendo todo este tiempo, eh, Martha? - Estaba en el coche y quería salir, si hubiera salido del auto, tal vez hubiera estado muerta en este momento, Ella me habló, me tranquilizó, no me dejó desmayar, ella me dio esperanza cuando ya no la tenía. Martha consiguió tu número y el del tío Kyle. Llamó a la ambulancia. Ella es mi heroína. - Dijo mi hermana mirando a Martha, quien estaba sonrojada y tímida. - ¡Nuestra! Impresionante. - Dije sin dejar de mirar a Martha, quien le sonrió a mi hermana de manera tímida. - Encantado de conocerte, Martha. - Dylan abrazó a Martha con torpeza y la besó en la mejilla, quien se sonrojó aún más y sus ojos se agrandaron. - Mucho gusto, debes ser Dylan. - la policía habló y Dylan asintió con una gran sonrisa. Estaba babeando por Martha. ¡Incluso él, mi sobrino! ¿Qué tiene esta mujer? - Este es mi hermano .. - intentó decir mi hermana señalándome. -Ya nos hemos conocido. ¿No es así... Martha? - Yo hablé. - Sí, ya conocí al Sr. Álvarez. - Dijo mirándome. - ¡Que bueno! - dijo mi hermana, mientras nos miraba de manera confusa. -Martha tiene una bonita... - Miré los muslos de Martha y lamí mi labio superior. - rodilla - Levanté las cejas. Las manos de Martha se cerraron en puños, ella se acercó a mí y me miró. - Sí, realmente son bonitas, Y honestamente, Sr. Álvarez, espero que no esté demasiado adolorido... Ya sabe. Después de haber caído al suelo como un idiota. - Mi sonrisa se ha ido. Y ella miró a la mitad de mi piernas. Maldita. - Ah .. Por supuesto que no. Las pequeñas cosas no me afectan y principalmente mi ... P-pa ... Rendimiento en determinadas actividades, Muy buenas actividades, no ha decaido - Parpadeé hacia Martha, que apretó los dientes. -Lo dudo. Ella chasqueó. - Entonces tendré que mostrártelo, o mejor aún... - Ella no me respondió. Las mejillas de Martha se sentían como dos manzanas y le temblaban las manos. Ella está hirviendo de rabia. Maldita sea... - No le prestes atención a mi hermano, Martha. ¡Él es un idiota! Un tremendo idiota -Mi hermana habló mirándome con odio. -Estoy acostumbrada, trato con idiotas todos los días en el trabajo. - Martha dijo mirándome y luego me guiñó un ojo. Maldita seas. -Tengo certeza que si. - Yo hablé. Estoy seguro de que su novio es el mayor idiota de todos los tiempos. ¿Cómo puede aguantarla? Debe ser un santo. - me tengo que ir., fue un gran encuentro... con ustedes Y Cristina, ponte bien. - dijo Martha. - Muchas gracias. No desaparezcas. - dijo mi hermana y Martha asintió sonriendo. - vuelve cuando quieras Martha. ¡Fue genial conocerte! - Dylan habló con tanto entusiasmo que casi puse los ojos en blanco. - Fue un placer conocerte... Dylan. - Martha acaba de decir. - Te llevaré al ascensor Martha. - Le dije - No, no es necesario -Yo insisto. - Está bien. - El odio se mostró en sus ojos. Abrí la puerta para ella, quien a regañadientes dijo gracias y se fue. Cerré la puerta detrás de mí y la miré. - ¿Qué quieres, eh? Me estas persiguiendo ¿No es suficiente que me dieras un rodillazo y casi me disparaste? - ¿Qué? No estoy... no te estoy persiguiendo. ¡Piensas demasiado en ti! - Dijo la policía. -Oh... claro que no, entonces, ¿te hiciste amiga de mi hermana por casualidad? Por ¡una casualidad del destino! Me estás persiguiendo, sí, eso es. - Solo quería saber si estaba bien, hablamos... sabes qué, no te debo explicaciones - Ella puso los ojos en blanco y resopló de ira. - ¿No me debes explicaciones? Pero, por supuesto, debes hacerlo, Mi hermana lo es todo para mí. Su mirada se suavizó un poco. - Me voy, Que tengas un buen día, Ya no hablaré con tu hermana. - Hizo una pausa. - Ya que mi presencia te causa tanta... Tanta repulsión. - murmuró Martha abatido y corrió hacia el ascensor. ¡Mierda! Corrí tras ella y de milagro la agarré del brazo antes de que entrara al ascensor, pero en un segundo estaba cara a cara en la pared, que está al lado de la puerta del ascensor y mi brazo estaba torcido hacia atrás. Y estaba doliendo. ¿Qué demonios fue ese movimiento? Me torció el brazo y ni siquiera lo vi. ¡Qué carajo! ¡Ella es policía! Maldita! - ¿Qué es lo qué quieres? ¿Por qué no me dejas ir? ¡Eres un gilipollas! ¡Déjame en paz! - Ella dijo. La miré con odio y dije: - Estabas con mi hermana, la culpa no es mía. - Ella apretó su agarre en mi brazo. - Me puedes dejar ir - ella gruñó con rabia, - Por favor… - Martha me soltó de mala gana. - ¿Que quieres? Quieres tener la seguridad de que me mantendré alejado de tu hermana. Bueno. Ya no hablaré con ella. ¿Contento? ¿Completamente logrado, señor? ¡Solo déjame ir! - No. No. Lo siento. Pensé que era extraño que la mujer que casi me dispara estuviera hablando con mi hermana. Martha sonrió. - Como si no merecieras una oportunidad, y un rodillazo en las pelotas. - habló burlándose de mí y apreté mis manos en puños. Ah .. te gusta bromear, ¿verdad? ¡A mi también me gusta! - Quizás... Solo, quizás, me lo merecía, pero nadie podrá juzgar eso, Srta. Policía. - Respondí. - Yo juzgo. - ¡No cuentas! - me tengo que ir. - Fue al ascensor, pero yo me quedé frente a ella. - ¿Qué es lo qué quieres? Apártese del camino. Ahora. ¿Quieres que te saque de ahí? -No voy a quitarme. - le dije - ¡Voy a golpearte! - Ella exclamo. - Me vale, ¡Golpéame! La maldita policía puso los ojos en blanco. - Está bueno. ¿Qué es lo qué quieres? ¿Por qué noquieres dejarme ir? - por muchas cosas... No, en realidad, solo una. - ¿Qué? - ¡Gracias! - Respondí -No quiero que me des las gracias. - Dijo ella en tono seco. -¿Por qué? - Yo pregunté. - Porque me cabreas. - Tampoco eres la persona más genial del mundo, ¿de acuerdo? - OK. Estoy escuchando, gracias - Cerró los ojos y la empujé contra la pared junto al ascensor. Atrapándola contra mí en una posición de la que no podía salir. -¿Qué estás haciendo? Si alguna vez intentas besarme de nuevo. ¡Terminaré contigo! Me reí. - ¿Es cierto? ¡Quiero verte intentarlo! - Ella estaba callada - Pégame. Patéame. ¡Haz algo! No, no harás nada, No quieres esto, ¿verdad Martha? No quieres eso... Apreté mi boca cerca de su oído. No creo que quieras... lastimarme. - murmuré en voz baja y sentí a Martha temblar por completo. - Martha ... Martha. Martha… Martha… - Cerró los ojos y apretó los puños. -Entonces, ¿Qué quiero? - Ella me provocó en serio. Me reí suavemente. - ¡Ah...! Tú sabes lo que quieres, Lo sabes muy bien. - puse una mano en su cintura, Martha se estremeció aún más y se estremeció ante mi toque. Sin embargo, no se apartó de mí. Suspiré y acaricié su hombro con ese aroma de helado y chocolate. Cerré los ojos y le di un ligero beso en el cuello, que se puso duro como una roca. -¡Para con eso! - gruñó, pero no hizo ningún movimiento para alejarse de mí. - ¿Con qué? - La miré profundamente a los ojos, Martha estaba jadeando, roja y no era un rojo normal, Ella estaba morada con rojo. - ¿Dime, con qué? Dime que pare... - La agarré por la cintura y apreté con fuerza. - Dilo Martha... Martha... Dilo, dilo en voz alta. Muy fuerte... ¡Aléjate de mí! - le susurré al oído con voz ronca, la mujer policía suspiró. - ¡Tu sabes! - Una mano mía se deslizó por su brazo, acariciándolo. Suspiró de nuevo, cerrando los ojos. Besé su mejilla por un largo tiempo y luego presioné mi frente contra la de ella, sintiendo que nuestras respiraciones se mezclaban. Entonces, tomando un mechón de su cabello y metiéndolo detrás de su oreja, acerqué mi boca a su oreja, Martha se sorprendió por mi acercamiento, sus ojos se agrandaron y sonreí, y luego le susurré al oído: -Gracias por… salvar a mi hermana - Me alejé de ella y regresé a la habitación de mi hermana, sin mirar atrás, dejándola sintiéndose mareada contra la pared. ¿Qué diablos había hecho? ¡Puede que haya perdido completamente la cabeza! Yo la deseaba. ¡La quería en un maldito hospital! No. No. Debo haberla asustado por completo. ¡Mierda! ¡Mierda! Es maldita. Yo era un maldito ...
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