(Jon narración)
Mi suerte había sido vagar sin rumbo. Muchas veces si me mortificaba estar sin compañía. No siempre fui lo suficientemente fuerte, en ocasiones la sed, ese deseo de saciar mi pasión, era intensa. No bastaba torturarme ni amarrarme, muchas veces me iba lejos y me mantenía alerta y me distraía protegiendo a inocentes en la oscuridad de la noche.
Pero cuando aguardaba en la oscuridad, algo me hizo perder el control. Mientras permanecía muy bien cubierto en la entrada de la plaza, una jovencita iba del brazo de su novio. El olor dulce de su piel llegó a mi nariz, ese olor exquisito alborotó cada parte de mí cuerpo, de mi mente y de mis sentidos. Irresistible ese delicado aroma, había logrado en instantes desenfocarme y convertirme en un cazador, le seguía hechizado.
En mi l
