En el estado de adormecimiento que sentía, moví los parpados dándome cuenta de que estaba apresada por gruesos grilletes de las muñecas.
Con la ansiedad sentía volverme loca. Con los ojos abiertos miraba lo que pasaba con Inés teniendo mi apariencia. Me sentía en el cuerpo de ella con la capacidad de mirar lo que Inés hacía.
Me resistía para que ella no pudiera entender lo que sentía, pero sin duda me robaba mucha energía.
Bajó el graderío y después de un largo recorrido por el lugar, llegó al salón donde se encontraba Farga, quien compartía un gran banquete en compañía de otros caballeros, todos vestidos como si pertenecieran a la realeza. Todos ellos poseían una belleza que parecía no encajar con de los hombres de la tierra; por mucho, parecidos a Nigromante y Jon. Pero las manos qu
