Al abrir la puerta, Luna vio a un grupo de llamativos guardaespaldas parados frente a ella. Se despidió de sus padres y de su hermana, se sentía triste de dejar su casa, la única persona a quien extrañaría sería a su hermana. Caminó hacia adelante, subió al auto que la estaba esperando.
Después de llegar a mansión de la familia Betancourt, los guardaespaldas la llevaron a una habitación, y todos se fueron. Ella no sabía si su ahora esposo vivía con alguien más. No tenia mucha información sobre él.
Poco después la puerta se abrió de nuevo. Luna volteó y vio a un hombre entrar. Dio un vistazo, y se quedó atónita. Su esposo ingresó en su silla de ruedas, pero lo que más le impresionó fue el hecho que era mas guapo en persona. El traje oscuro envolvió su cuerpo erguido y robusto, se acercó a ella con su silla. Adán miró a Luna con escrutinio durante unos segundos, y se torció las cejas ligeramente:
—Tu debes ser Luna ¿cierto?
—Sí —dijo ella un poco nerviosa.
—Soy Adán Betancourt, tu esposo—recalcó, se desplazó a una mesa de caoba donde había una botella y unas copas, sirvió el liquido y le ofreció una, ella se acercó a él y sostuvo la copa—.Espero no decepcionarte tanto. En las fotografías de las revistas no me veo tan bien, más cuando estoy en esta silla de ruedas. O quizás se deba a los rumores que se dicen de mí ¿que opinas tu? —interrogó, luego bebió un sorbo.
Luna no sabía que decirle, si le expresaba lo que pensaba no sabía si se metería en problemas, pero aun así se arriesgó
— Tiene razón, se ve mejor en persona—dijo respetuosamente, pero con las mejillas sonrojadas.
—Eres mi esposa ahora, tratame de tu—pidió. Ella asintió con la cabeza—. Dime una cosa ¿que opinas de mi condición? ¿Crees que es un problema para nuestra vida marital?—le preguntó, para Luna era un poco incómodo, hablar de sexo era un tabú para las familias de esa sociedad. La charla con su madre de ese tema fue realmente incómodo.
—Eso para mi no es importante–contestó.
Adán sonrió.
—¿Sabes porqué tu padre aceptó nuestro matrimonio a pesar que otras mujeres no quisieron casarse conmigo por mi condición?
Luna guardó silencio por un momento. Vio el liquido en su propia copa y tomó un poco. Nunca se interpuso en los tratos que hacía su padre.
—No lo sé—respondió con sinceridad.
—Bueno yo te lo diré—dijo—. Tu padre me dijo que no te opondrías a nuestro matrimonio, que firmarias sin problema, porque te había criado para obedecer las reglas y a tu futuro esposo, como la mayoría de las damas de nuestra sociedad ¿estoy en lo cierto?
—Sí —dijo.
—Entonces eso quiere decir que me odeceras y harás todo lo que yo te pida sin oponerte ¿verdad?
—Así es—respondió de nuevo como si estuviera programada para decirlo.
—Una pregunta más ¿Sí hubiese dependido de ti tomar la decisión de casarte conmigo lo hubieras hecho a pesar de estar postrado en esta silla de ruedas?
Luna se extraño por su pregunta. Ella no era de esas mujeres superficiales que solía encontrarse en las fiestas o eventos sociales. Ella amaba las cosas simples de la vida, no le importaba las condiciones de los demás.
—Tu condición no es importante para mí—respondió con mucha seguridad —. Si hubiera dependido de mi, te hubiera aceptado—agregó.
Adán quedó satisfecho y comprobó las cualidades que su ahora suegro le había comentado sobre Luna. Ella era distinta a las demás. Estaba conociéndola un poco más y eso le agradaba.
—Tu padre me dijo que eres virgen—comentó, ella bajó la mirada apenada, sus mejillas se sonrojaron—.Sería decepcionante para ti que en tu noche de bodas, tu esposo no pudiera cumplir con su deber marital. Eso por ello que debo confesarte algo—agregó dejando la copa sobre la mesa. Luna volteó a verlo con intriga. En ese momento él se sostuvo de su silla para apoyarse, cuando lo hizo se puso de pie, Adán se acomodó le sacó de su traje con tranquilidad.
El asombro de Luna fue inevitable, verlo ponerse de pie la dejó sin palabras, pero ¿ que está pasado? Se preguntó mentalmente. Se suponía que su esposo era un hombre con un problema físico y ahora estaba caminando. Eso había sido una gran confesión.