—¿Podemos ordenar?—preguntó Luna. —Sí, por supuesto— todavía no soltó sus manos. —Lo siento si te he molestado—dijo ella. —No me has molestado—dijo. La mentira fue fácil. —Te ves molesto—él levantó su mirada hacia la de ella—. No lo estoy. — Perdóname por tener curiosidad sobre por qué querrías... ya sabes, intentar hacer esto soportable—dijo ella. Señaló su menú—.Creo que me gustaría la pasta con verduras asadas y pan de ajo. Soltó su mano para señalar al camarero. Luna escapó, o al menos una mano lo hizo. Llegó el mesero y les dijo lo que habían pedido. Eligió lo de siempre cuando estaba allí, bistec con vegetales asados y papas con mantequilla. Era una de sus comidas favoritas. El mesero tomó sus menús y se fue. —Quiero que hagamos que esto funcione— volvió a decir él —Yo era u