ADDYSON —¿Así que su mujer?— Colin empieza a recoger su café y lo apunta hacia mí. —Le está engañando con su hermano y puede que incluso más. Asiento con la cabeza antes de llevarme mi taza de Starbucks a los labios y dar un largo sorbo al latte de caramelo salado. —¿Ahora está embarazada de sabe Dios de quién?—. Terminó con la boca abierta ante el drama que acabo de derramar sobre los Rodríguez. —Sí—, dije, inclinándome hacia él, le susurré. —Pero no puedes decírselo a nadie, es privado y él confiaba en mí lo suficiente como para contármelo. Colin chasqueó los labios y puso los ojos en blanco dramáticamente, empujándome de nuevo a mi asiento. —¡Chica, confió en ti porque dejaste que te follara el coño! Mis ojos se abrieron de par en par y levanté el pie por debajo de la mesa y le d