—¿Quiere decir que el Príncipe, podría ser depuesto u obligado a abdicar?
—Siempre existe esa posibilidad
—Pero, ¿no ha sucedido todavía?
—No, todavía no
Vesta guardó silencio de nuevo antes de decir.
—¿Y cómo sugiere que regrese a mi país? Mi barco se ha ido ya. Va navegando hacia Atenas, de donde se supone que deben volver mi dama de compañía y el asistente, -si se encuentran ya lo bastante bien para hacer el viaje de regreso a Katona
—Debe haber otros barcos— se apresuró a decir el Conde.
Miró por la ventana, como si esperara ver alguno ancladoen la bahía.
—Aunque lo hubiera— repuso Vesta con mucha calma—, no lo abordaría No tengo la menor intención de volver a Inglaterra
—¡Esa es una actitud ridícula!— dijo el Conde con disgusto—, sabe usted muy poco de este país y me imagino
