Maeve —Bueno, tal vez deberíamos de pedirle permiso a tu querido novio para que puedas salir con nosotras... —sugirió Sarah con un tono burlón, balanceando su taza de café entre sus manos mientras una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro. Estábamos sentadas en la cafetería de la universidad, disfrutando de un breve respiro entre clases. El aroma del café llenaba el aire, mezclándose con el murmullo constante de estudiantes y profesores. La conversación giraba en torno a la fiesta que se celebraría en una de las fraternidades el próximo fin de semana. —¡Hasta donde hemos llegado! —exclamó Clau a mi lado, su risa era contagiosa, y pude sentir la calidez de su humor disipando cualquier tensión. —¡Oigan! Ya basta, él no es así... No tendrá problemas... —intenté defender a Kane, pero a