– Deja de hacerte la tonta, Adara. – trago saliva.
Se lleva las manos al cabello y los estira para atrás, no sé qué es lo que quiere exactamente, si ambos sabemos que esto no llegará muy lejos, no podemos.
– No me hago la tonta, soy realista. – me defiendo y sonríe lleno de ironía.
– ¿Te das cuenta que si accedieras a mi petición, podríamos ser felices? – se acerca un paso y suspiro para tratar de calmarme.
– Eso no sucederá, Sander, es mejor que dejes el tema. – me mantengo firme ante él.
– Bonita, ¿es que acaso es tan difícil que lo admitas? – sus ojos me transmiten una tristeza que siento como mía mientras mis ojos se van llenando de lágrimas.
– No sigas por ese camino. – hablo con la voz temblorosa.
Acorta la distancia entre nosotros y me toma de la cintura pegándome a su musculoso cuerpo, siento que el aire me falta, mi corazón late acelerado, sus ojos, esos ojos me miran traspasando mi alma de ser posible y yo, yo solo me aferro al mínimo sentido común de que esto no puede ir más lejos, de que él debe dejarme ir.
– Sigo, sí, sigo. – susurra acercando sus labios a los míos. – Te amo más de lo que en algún momento he llegado a sentir, y, ciertamente, no creo que esto deba terminar solo porque sí, no si es que existe una mínima posibilidad de tenerte por siempre. – su mano acaricia mi mejilla y yo soy incapaz de alejarme de su cuerpo.
– Sander. – susurro con las muchas ganas de llorar. – No podemos…
– Si, podemos, solo…
– No.
– ¿Por qué? – Dios dame fuerzas. – Nosotros…
– No te quiero. – miento interrumpiéndolo.
– ¿Quieres herirme para huir de nuevo? – pregunta dolido. – Pues déjame decirte que no lo conseguirás, porque ya pasó el tiempo donde podías mentirme. – musita con enojo que no se refleja en su forma de tocarme. – Ahora puedo leerte, puedo saber lo que piensas, lo que sientes, ¿sabes por qué? Porque te conozco, porque tu cuerpo me reconoce, y yo lo sé, lo siento.
– ¿Qué es lo buscas de mí?, ¿qué es lo que quieres? – sollozo cerrando mis ojos unos segundos para que mis lágrimas caigan libremente.
– A ti, es obvio que te quiero a ti, te busco a ti, a mi Adara, a mi bonita chica que me enamora con cada sonrisa. – susurra y siento sus labios besando mis mejillas.
– Estás chiflado, gamma musculoso. – bromeo un poco y sonríe mientras seca mis mejillas.
– Reconócelo. – pide en un susurro. – Reconoce que me amas.
Me quedo mirando fijamente su rostro, sus ojos me piden a gritos que deje de torturarnos, que acepte mis sentimientos libremente, pero, ¿cómo hacerlo? Él es un lobo, uno destinado a su mate, si yo acepto mis sentimientos; yo… de un día para otro me quedaré sola, sin nada, sin él, sin sus sonrisas, sin sus chistes, pero ahora, justo ahora él me está ofreciendo todo de sí mismo, sin pedir nada material a cambio, solo que lo reconozca, solo el admitir que me vuelve tan loca como yo lo hago con él.
– Adara. – me llama de nuevo.
Cierro mis ojos y remojo mis labios para después mirarlo de nuevo, llevo mi mano a su mejilla y suspiro, debo dejar de hacernos sufrir.
– Te amo, Sander. – susurro viendo sus ojos brillar. – Te amo mucho más de lo que puedo soportar y eso me duele.
Él comienza a sonreír, su sonrisa es de pura felicidad y no se detiene a acercarse a besarme, lento, tierno como siempre ha sido conmigo, como siempre he deseado que me besaran.
– Te amo, bonita. – susurra sobre mis labios.
– Estoy lista. – respondo mientras pega su frente a la mía. – Accedo a tu petición, que sea lo que Dios quiera…
¡Hola! Nuevamente en un proyecto donde espero llenar las expectativas, esta es la historia de Adara y Sander; como ya dije, NO es una continuación de #VASM o de #BEL, los hechos no ocurren mayoritariamente en la misma línea de tiempo, pero sí pueden haber hechos que tengan que ver con las otras historias anteriores.
Sin más que decir, espero lo disfruten y no olviden seguirme en el perfil de la app para seguir motivándome a escribir. Gracias a todas/os las/os lectores que le dieron una oportunidad a alguna de mis historias.