La noche antes del sábado el señor riaapa hablo con el abuelo.
—Si es lo que me dijo mi hijo, ella es alguien especial como lo era tú esposa.
—¿Cómo puede ser eso?
—Vio algo en ella que solo el nómada sabe, la pregunta es ¿ella lo sabe?
—Si puede recordarlo.
—Crees que le haya dicho su nombre.
—No puede ser, Esteban no escucho su nombre, pero no especulemos, esperemos lo que ella recuerde.
—Sobre eso mi hijo pidió estar presente, insistió en estar en la reunión de bandase (poco profundo) ¿Permites que el este?
—No hay problema, puede estar presente.
Al irse de la casa el abuelo solo volvió a su oficina, para sacar de un cofre guardado, para mirar un tipo de daga antigua de plata que estaba manchada de sangre que ya estaba seca, los recuerdos pasados duelen.
Tirza cortaba una manz
