Malía llegó por fin al bosque, al centro de él, de hecho. Llevaba más de seis horas caminando, sus pies tenían profundos cortes debido al suelo y su piel empezaba a tornarse violeta por el azotador clima. Al menos no llovía, eso era un avance, porque sino sería el lodo su enemigo también. A su alrededor, se sentía la atmósfera distinta, más pesada, más cargada. Difícil de explicar, y complicado para un momento como ese. Detrás de los árboles empezaron a salir aquellas mujeres, albinas como ella, que antes había conocido, una de las embarazadas ya no lo estaba, en cambio llevaba a su criatura en brazos, tan pálida como ella, y Malía en ese momento se preguntaba “¿Qué pasaría si no fuese como nosotras?¿La echaría a un lado sin más?¿Cómo hubiese sido la vida de Talía si no nos hubiese ten