Capítulo 10.3

1644 Words
Kenji al lado de su hija mayor Mika, de apenas quince años, viajaban a New York días después de la cena familiar que tuvieron. El Director Sato tenía que ver unos asuntos de negocios, algo que le tomaría una mañana con su tarde, para luego dedicarse a pasar un agradable tiempo de pequeñas vacaciones al lado de su primogénita, para quien el viaje era un regalo al ganar el campeonato nacional de Matemáticas. Además, Mika consideraba a Ryusei su primo favorito, así que a la adolescente le gustó la idea de ir a visitarlo. Dos días después del arribo del avión privado del Conglomerado Sa-Na en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, Kenji y Mika se dirigieron al teatro donde Ryusei ensayaba para una nueva puesta en escena. La alegría de ver a su tío y prima se notó de golpe en el actor, más no en los visitantes, quienes mantenían sus facciones sin expresión alguna, algo que llamó la atención de todos. Sin embargo, en el momento en que Kenji abrazó a su sobrino, a quien no veía desde hace dos años atrás, la fuerza de ese gesto de amor fue tan fuerte que no importó que en el rostro del recién llegado japonés no apareciera una sonrisa. Asimismo, que Mika se colgara del cuello de Ryusei, quien era mucho más alto que ella, y que este la alzara dando vueltas mientras él reí y la jovencita solo se dejaba llevar, demostró que amor sí había de parte de esos dos por el actor, solo que su manera de ser no les permitía expresar sus emociones. - Mi tío y mi prima nacieron incapaces de mostrar sus emociones o sentimientos. En los últimos años mi tío Kenji ha logrado manifestar por momentos su alegría y preocupación gracias a mi tía Natsuki, su esposa, cuyo amor hizo que él pudiera encontrar la manera de marcar una sonrisa en sus labios, pero solo lo consigue cuando ella está a su lado, como si mi tía fuera la magia que él necesita para mostrar lo que siente. En cambio, Mika aún no logra sonreír o llorar, mucho menos demostrar enojo o dolor. Creo que, al igual que su padre, ella necesita encontrar a esa persona especial que la haga romper la barrera que le impide manifestar lo que siente –comentaba Ryusei a Emma mientras estaban esperando que llegue el momento del inicio de la puesta en escena de esa noche. - Ahora entiendo. Por un momento pensé que tú eras el raro de la familia, y resulta que son ellos –el comentario de Emma causó gracia y molestia en el actor japonés-. No tomes mi comentario a mal. Es que siempre pensé que los japoneses eran como lo son tu tío y prima, y que tú eras una excepción. Ahora entiendo que es muy común encontrar en tu país personas alegres como tú, y que tu tío y prima son una rareza. - Hace poco un médico les comentó que ellos son así porque padecen una condición que está dentro del espectro autista. Una muy rara, ya que pueden interactuar con otras personas y darse cuenta de la emoción o sentimiento que estas sienten, pero al no expresar los propios, para los demás resulta difícil saber por dónde va la situación con ellos, así que por eso Mika tiene muchos problemas para hacer amigos, cosa que no pasó con mi tío quizás por ser varón. Como sea, mi pequeña Mika siempre ha estado sola en la escuela, sin amigas a quienes poder invitar a pasar una tarde en casa, ya que las niñas no gustan de conversar con ella. Confío que cuando llegue a la universidad su genialidad le sirva para hacer amigos y dejar la soledad atrás. Kenji y Mika gozaron de la presentación de esa noche. El Director Sato se sentía orgulloso de escuchar los aplausos y los vítores que el público lanzaba para su sobrino. Mika aplaudía muy fuerte para que su primo sepa que ella estaba completamente extasiada por la tan bella actuación que ofreció esa noche al lado de todo el elenco. Un m*****o de la producción se acercó a los familiares de Ryusei y les pidió que lo siguieran tras bambalinas. Fue ahí donde Ryusei presentó a su tío y prima a sus compañeros de trabajo, quienes fueron muy amables al haber sido alertados por el actor de la condición que tenían esos dos. Cuando llegó el momento de conocer a Emma, Kenji la saludó con un fuerte apretón de manos con el cual la joven sintió el aprecio que le ofrecía ese importante hombre de negocios, y Mika le dio un abrazo que la hizo entender que estaba feliz de conocerla, más cuando le comentó que era una fan de la Saga Ocaso. Al terminar la noche en el teatro, los cuatro abandonaron las instalaciones para dirigirse a un restaurante japonés, el más exclusivo de toda La Gran Manzana. Ann les daría el alcance ahí. La Houston se dirigió primero a su apartamento para tomar un baño relajante, ya que estaba un poco nerviosa porque esa noche conocería a los primeros miembros de la familia de Ryusei que este le presentaba. Luego cambió su atuendo y se vio varias veces en el espejo para comprobar que estuviera vestida acorde a la ocasión. Cuando ya estuvo lista, le pidió al chofer que la llevara al restaurante donde Ryusei había hecho la reservación de uno de los privados que ofrecían, para ser atendido con total reserva, evitando los incómodos flashes de las cámaras de los paparazzi y las miradas curiosas de los comensales. Minutos antes de llegar al restaurante, Ann fue alertada por Ryusei de ingresar por la puerta posterior del local. Los propietarios habían dispuesto un ingreso completamente ajeno al resto de sus clientes por la presencia de Ann Houston y de Kenji Sato, dos importantes personajes de la televisión y los negocios. Dándole los detalles al chofer, bajó en una dirección que le brindó su amado japonés que era de una lavandería. Una mujer vestida con típico kimono le dio la bienvenida y le pidió que la siga. El negocio de lavandería también pertenecía a los dueños del lujoso restaurante y tenían una entrada que unía a ambas propiedades. Al llegar a una zona exclusiva y reservada en donde la esperaban, la mujer que la guio se despidió con una reverencia y Ann soltó un suspiro antes de abrir la puerta. La sonrisa de Ryusei fue con lo primero que se encontró al mirar en el interior de ese privado. La alegre voz de Emma saludándola sirvió también para tranquilizarla. Su amado japonés se acercó a ella, haciendo que termine de ingresar a la habitación, y cerró la puerta. Seguro de que nadie los pudiera ver, tomó una de las manos de Ann, la ayudó a descalzar sus pies y la jaló suavemente hacia donde estaban su tío Kenji y su prima Mika. Ann conocía la tradición japonesa, por lo que encontrarlos parados a un lado de la mesa o kotatsu era lo apropiado, ya que para empezar a comer debían estar todos los comensales. - Tío Kenji, te presento a Ann Houston, mi novia –la alegría en la voz de Ryusei al pronunciar el papel que cumplía la periodista en su vida era tan contagioso que Emma sonrió y tanto Kenji como Mika lo hicieron internamente. Ellos estaban felices al verlo feliz. - Un gusto conocerla, Houston san –saludó Kenji a la par que le ofrecía una reverencia. - El gusto es mío, Sato san –saludó Ann en un casi perfecto japonés, algo que sorprendió a todos. - Ann chan, ¡hablas japonés! –exclamó Ryusei en su lengua natal. - Mis padres japoneses me enseñaron, solo estuve practicando en secreto durante las últimas semanas. Quise darte una sorpresa –dijo Ann sonriendo con ternura a Ryusei, detalle que para Kenji fue un punto a favor de la Houston. - Disculpen, pero no entiendo nada de lo que dicen y excluirme no creo que sea de buena educación –mencionó con humor Emma y todos rieron, bueno, Kenji y Mika dentro de lo que podían. - Por White san continuemos hablando en inglés, luego ya tendremos oportunidad de que practique su japonés, Houston San –comentó Kenji, a lo que todos estuvieron de acuerdo. Mika, al ser una adolescente le preguntó a Ann si podía abrazarla, cosa que la periodista aceptó de inmediato. La joven hija del Director Sato conocía bien el trabajo de la Houston y los premios que había ganado por sus investigaciones periodísticas. Ella también admiraba a la rubia novia de su querido primo Ryusei, por lo que estaba muy emocionada que su padre haya compartido con ella el secreto de su primo y que la llevara a New York para conocerla. Cuando pasaron a la mesa, Kenji y Mika se sorprendieron al ver el correcto desenvolvimiento de la Houston, quien daba indicaciones a su sobrina para no cometer errores. Desde su correcta postura al sentarse sobre sus rodillas, descansando sobre los talones su peso, fue una buena señal de que ella sí estaba interesada en unir su vida con Ryusei y por ello se preocupaba en aprender sobre la cultura de su ahora novio. Ann se ofreció a servir la comida al ser la única estadounidense en la mesa, ya que la tradición japonesa indica que el dueño de casa sirve a sus invitados. Al final esperó como lo hace el anfitrión, ya que uno de los invitados debía servirle, papel que tomó Mika y Ann agradeció. Después de decir: «Itadakimasu» -palabra de agradecimiento que se dice antes de iniciar una comida-, con los ojos cerrados, las manos juntas como en oración y sosteniendo los hashi entre sus pulgares, todos la imitaron y empezaron a disfrutar de la cena.
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