Capítulo 8.3

1705 Words
Ann sufría en silencio. El alejarse de Emma y Ryusei no le había ayudado de mucho para olvidar los sentimientos que experimentaba por el japonés y los celos al pensar que entre su sobrina y él podría estar creciendo el amor. La rutina que estaba manejando era insana al permanecer sin sentido hasta altas horas de la noche en la oficina, trabajando hasta los domingos, solo para no convivir con Emma y evitar encontrarse con Ryusei, ya que suponía que este continuaba visitando frecuentemente el apartamento en donde vivía con su sobrina. La situación se le estaba yendo de las manos, así que consideró que lo mejor sería dejar New York y regresar a Los Ángeles. Al tener Emma veintiséis años, la Houston consideró que su sobrina ya tenía la suficiente edad para vivir sola, por lo que podría dejarla en el apartamento que habían alquilado sin ningún problema mientras ella regresaba a su vida en la costa oeste. La noche que la periodista se decidió a hablar con la actriz, dejó las instalaciones de la cadena ABC temprano para esperar a Emma en el apartamento. Al abrir la puerta y encontrar a su tía en la cocina preparando la cena, la joven White se sorprendió, y por un momento tuvo la esperanza de que Ann sea sincera consigo misma y le diga el porqué del alejamiento de los últimos meses. Sin embargo, escucharla mencionar que debía regresar a Los Ángeles y que ella ya tenía la edad para vivir sola, le hizo ver que su tía quería huir, y ella no lo permitiría. - ¿Por qué debes regresar a Los Ángeles? Por lo que he visto, el equipo de producción de New York es tan bueno o más que el de la costa oeste –y Emma tenía razón, además de que el equipo de la costa este estaba más que encantado de trabajar con Ann. - Son cuestionamientos internos del canal, prefieren que trabaje desde Los Ángeles –Ann no sabía mentir, así que Emma se dio cuenta que su tía lo estaba haciendo cuando no pudo sostenerle la mirada. En ese momento la actriz estaba escribiendo un mensaje a una compañera de trabajo, así que aprovechó el tener en las manos su celular para comunicarse con Ryusei y pedirle con suma urgencia que se aparezca en el apartamento donde vivía junto a su tía. Días antes, cuando Ryusei le confesó lo que había sucedido con Ann la noche que él evitó que se hiciera daño al caer del banquillo, Emma le pidió que esté atento a su llamado, ya que debían esperar el momento preciso en el que pudieran acorralar a Ann para que esta confiese lo que siente por Ryusei y no darle tregua a que escape. - Mientes –Emma no tenía el carácter fuerte que los años habían forjado en Ann, pero sí era capaz de actuar, y muy bien, así que se puso en el papel de una mujer aguerrida y no dejaría que su tía siguiera negando lo que para ella ya era obvio-. Sé que lo haces porque no me miras a la hora de decirme tus excusas inventadas –Ann miró sorprendida a Emma porque nunca se imaginó que esa jovencita tan dulce e introvertida la pudiera cuestionar así. - Emma, las cuestiones de mi trabajo no tengo por qué discutirlas contigo. Tengo la urgente necesidad de regresar a Los Ángeles, y lo haré. Como a ti te falta un poco más de tres meses para que termine la temporada, te quedarás aquí. Contrataré a una señora para que prepare tus alimentos, además del servicio de limpieza que ya tenemos. Además, el Señor Mathew seguirá siendo el chofer que te movilice a donde requieras. Cuando tenga un tiempo libre vendré a verte –señaló Ann empezando a enojarse. - Y más mentiras. ¿Acaso crees que soy tonta? Que al ser la dulce Emma no soy capaz de ver la verdadera razón por la que quieres huir a Los Ángeles. - ¿Huir? No tengo por qué hacerlo. Tu tío Bryan me enseñó a ser una mujer valiente, a luchar por lo que quiero y defenderme, así que no tengo la necesidad de huir –precisó Ann ya molesta. - Si mi tío Bryan estuviera en estos momentos con nosotras, sabría que estás mintiendo –lo dicho por Emma fue un golpe fuerte para Ann, ya que su sobrina estaba en lo correcto-. Dices que eres valiente, pero no eres capaz de aceptar lo que has empezado a sentir por alguien en quien has encontrado todo lo que un día mi tío Bryan te dio y añoras. Dices que eres luchadora, pero ni intentas que tus sentimientos sean escuchados por quien empiezas a amar. Dices que sabes defenderte, pero no lo demuestras al negarte la oportunidad de vivir nuevamente la felicidad solo por el qué dirán. Por favor, Ann Houston, ¡no me mientas! - ¿Qué pasa contigo, Emma? –preguntó Ann notoriamente sorprendida por cómo su sobrina le hablaba. - Pasa que estoy harta de que te hayas alejado de mí solo porque no eres capaz de aceptar tus sentimientos y te imaginas lo que no es, algo que no hay. - Sé más específica. - Que estás molesta porque te has dado cuenta que te gusta Ryusei Miura, y al pensar que entre él y yo puede haber algo sientes celos y quieres reprimir el sentimiento que ya te está embargando. Acepta que amas a Ryusei –las palabras de Emma resonaban en la cabeza y pecho de Ann. Si su sobrina se había dado cuenta, entonces el actor japonés también. Ese pensamiento hizo que la periodista se pusiera muy nerviosa. - Emma, ¿eres consciente de lo que estás diciendo? Ryusei es doce años menor que yo. Para mí es solo un amigo. - Uno con quien ríes y te diviertes como lo hacías con el tío Bryan. En todos estos años que llevamos viviendo juntas, nunca te he visto disfrutar de la compañía de un varón como lo haces al estar al lado de Ryusei. Así que no pongas la diferencia de edad entre ustedes como excusa. ¡Tú amas a Ryusei Miura! No lo niegues -Emma insistía, esperando que Ryusei llegue y pueda escuchar por detrás de la puerta la confesión de Ann. - No te entiendo. ¿Por qué me dices todo esto si a ti te gusta Ryusei? – dijo Ann directamente a su sobrina. - No, tía. A mí no me gusta Ryusei. Él es mi amigo, y para serte sincera, me encantaría que sea mi tío –ese comentario sorprendió a Ann-. Cuando te vi divirtiéndote con él durante el taller, luego las cenas en casa, y en donde pudiéramos encontrarlo, supe que él era especial, que él era como el tío Bryan. Sé que se te hace difícil aceptarlo por cómo los abuelos te criaron, pero no hay nada de malo que un hombre menor que tú despierte en ti el amor que se apagó cuando mi tío, tu amado esposo, murió. Has pasado tantos años sin darte la oportunidad de rehacer tu vida solo porque buscas a alguien como el tío Bryan, o mejor que él, y al no haber encontrado a nadie que te respete, te escuche, te dé tu lugar, te aliente y a la vez te proteja como él lo hizo, simplemente no quisiste a nadie a tu lado porque sería bajar tu estándar de hombre, y eso está bien, sin embargo, ahora ya lo has encontrado. Ryusei es la versión japonesa y más joven del tío Bryan. Es un hombre de familia, con principios y valores, con una idea alturada del respeto hacia la mujer y, además, te admira. Él es tía, ¡no dejes pasar la oportunidad de ser feliz! Ryusei ingresaba al edificio corriendo. Hace mucho Emma había dado la orden de que cuando él llegara a visitarlas, que lo dejen pasar sin más comunicación por parte de la recepción, así que el japonés no perdió tiempo esperando ser anunciado. Mientras iba en el elevador, sentía que este iba demasiado lento. Al llegar al piso donde vivían Emma con su tía, este escuchó las voces en alto de ambas mujeres. Lo bueno era que a esa hora los otros apartamentos estaban vacíos o sus inquilinos demasiados ocupados para salir al corredor y escuchar la discusión entre la Houston y la White, las vecinas famosas. Ryusei pegó la oreja en la puerta, atento a escuchar lo que haría que él empezara a tocar el timbre, exigiendo entrar. Después de escuchar todo lo que le dijo su sobrina, Ann empezó a llorar. Abrazándose a sí misma se sentó sobre el primer sofá que encontró porque sentía que se iba a desplomar por cómo la verdad le golpeaba en la cara. Ella había añorado por tantos años los momentos felices que vivió con Bryan; ese amor puro y sincero que siempre le brindó; el conocimiento sobre la vida que nunca le negó e hizo que ella se convirtiera en una periodista; el cuidado y protección que le proveyó desde que la conociera siendo apenas una chiquilla asustada de dieciséis años por todo lo malo que su novio de mentira había hecho y ella no podía revelar al estar amenazada. Desde que su esposo murió, no solo se le acabó el amor, sino que perdió la oportunidad de que hubiera días en que podría bajar la guardia y dejarse llevar por alguien más; alguien que vele por ella, que se preocupe porque nada malo le suceda; alguien en quien ella pueda apoyarse y no tener que ser siempre la mujer fuerte y exitosa que todos conocían. Ann extrañaba tener a su lado a alguien con quien llorar y desahogarse; que le pueda dar un consejo y enseñarle el camino que no podía encontrar; con quien pueda expresar la fragilidad de su feminidad. Al darse cuenta que en Ryusei podría encontrar todo eso porque él no solo era un actor talentoso, sino un hombre educado, fuerte, valiente, decidido, bondadoso, respetuoso, llegó a su mente el pensamiento que revelaba lo que su corazón hace meses ya sabía: «Estoy enamorada de Ryusei Miura»
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD