Mis latidos enfurecen al ser atrapada encima del gatito, a punto de dejarme tomar como si no hubiera un mañana. Paso saliva al sentir el hilo de sudor frío deslizarse en mi espalda. Raegan se nota más que enfurecido, me ayuda a acomodarme la falda y me baja de su regazo de forma delicada, para bajarse del auto. «¿Qué piensa hacer este gatito?» me cuestiono vislumbrando cómo el paparazzi hace ademán de correr de la furia del felino Waldorf.
Pero, este lo alcanza tomándolo de la chaqueta para empujar con fuerza la espalda del sujeto contra el auto, tanto, que suena un vacío fuerte.
─¡¿Cómo te atreves?! ─Gruñe Raegan a punto de soltar más maullidos.
─Waldorf y…Hidalgo, esto sí que será un bombazo ─suelta el sujeto mirándome con una sonrisa cuando salgo del auto.
─No lo será, porque me
