Las lágrimas corrían por las mejillas de Georgia, incapaz de contener las emociones que fluían por todo su cuerpo. El pequeño baño parecía encogerse mientras su corazón se desgarraba con cada palabra cruel que resonaba en su mente. El eco de la conversación de Stephen la perseguía, sumiéndola en un abismo de dolor y confusión. El recorrido hasta la construcción fue emocionante, tanto Annie como Tommy, bombardearon a su padre con preguntas acerca de su trabajo y lo que había estado haciendo ahí en Glasgow, Montana. El camino se hizo corto, que lo siguiente que notaron los niños fue que se detuvieron en un gran parqueadero, en el que solo había un auto pequeño en una esquina. El vigilante de la obra los saludó y cuando se bajaron de la camioneta, los ojitos de Annie y Tommy se abrieron ampl
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