Capítulo 6

1299 Words
—¿Por qué antes no te habías acercado a mí? Te vi hace dos años y no volví a sentir tu presencia cerca de mí. ¿Qué cambio ahora? Estaba siendo más objetiva en sus preguntas. Me gustaba eso. —Eres la única criatura que puede verme aun cuando mi presencia es imperceptible para los demás. Puedes verme desde que te conocí hace 17 años, tuve que moverme con cautela ya que crecías y tenías recuerdos de mí. En ese entonces decidí frecuentarte menos pero siempre vigilando tu bienestar. Hoy estoy aquí porque creo que ya eres lo suficientemente madura para entenderlo y quise saludarte y traerte obsequios, también es una fecha especial para mi pequeña Moly. — ¿Volveré a verte dentro de dos años? —Se levantó de la cama y saco de un cajón una caja de madera. —No. Me verás dentro de tres años cuando ya seas adulta, espero puedas entenderlo. —Según dicen es cuando nos abandonan los ángeles al cumplir 21 años. Ya seré adulta. —Una lágrima cayó de su mejilla y se acercó con la caja poniéndose de rodillas frente a mí. —No te preocupes. Estaré para ti toda tu vida. —Tengo todas tus plumas ¿Son de cuervo? —Sonrió. —No. Son de mis alas. Cada una de ellas las dejé como un regalo para ti. Para que sepas que aunque no me veas estoy cuidándote y jamás te dejo sola. —¿Alas negras? Pensé que Los Ángeles tenían alas blancas. Gracias por dejarlas para mí. Las conservo con mucho cariño. —Te dije qe no soy un ángel, soy mucho más que esos insignificantes ¿Y qué hay de los otros regalos? —Dije cambiando de tema— ¿Te gustaron? Volvió a pararse y guardo la caja en su lugar y tomo de su tocador la cajita que le había entregado antes. —Todavía no lo abrí. Hagámoslo juntos! Dijo con una gran sonrisa. Yo me moría por dentro, esta niña despertó algo en mí que jamás había sentido. Atracción, cariño y ahora tristeza porque no podía tenerla para mí. No todavía, pero algún día lo será. —Está bien. Permíteme— Abrí el estuche y le mostré el contenido. Abrió sus ojos muy grandes cuando vio el tamaño de la piedra negra que tenía la cadena de oro blanco. —Es bellísimo. ¿Qué clase de piedra es? — Aparto con cuidado su cabello para que le ponga la cadena en su cuello. —No es cualquier piedra, preciosa. Es un diamante y viene de mi hogar. Y el metal es oro blanco. Combina con tu color de piel y tus ojos. Te queda perfecto. No te lo quites nunca, te protegerá y siempre vas a sentirme cerca con él. —Gracias es bellísimo. No me lo quitare nunca si prometes que no se arruinara cuando me meta a la ducha o piscina. —Te aseguro que siempre será igual. Yo mismo lo extraje de una montaña, lo corté y lo pulí para ti. La cadena tiene muchos años, la traje de...—No. no tiene que saber de dónde viene. — ¿Y el otro regalo? —La pluma... ya la guardé junto con las demás. —Mira por la ventana. Se asomó y vio el auto estacionado en frente de su casa. Estaba muy feliz. —¿Cómo sabías? Este es el auto que estaba buscando por todos lados y no lograba conseguir. Hay muchos iguales pero este... —Es el de tu madre— Corte sus palabras. —¿Lo es? — Su voz cambio, esta angustiada, pero feliz. —Así es. ¿Quieres verlo? —Me encantaría. Pero mi padre tiene hombres en todos lados y sería un problema si me ven tan tarde afuera. Gracias, estos fueron los mejores regalos que recibí en mi vida. Al fin pude conocerte y me trajiste el auto de mi madre. Ella murió cuando era una bebita. —Dijo un poco triste mientras tocaba su colgante. —¿Qué le diré a mi padre cuando pregunte de donde saque el coche? —Solo dile que es un presente de tres hombres que conociste una noche fría en Alaska. Que te hicieron una llamada y te hicieron llegar el vehículo. —No sé por qué incluyo a esos dos idiotas. —No olvidare esto ni se cómo agradecerte. ¿Hay dos más? Por qué no los vi nunca, solo a ti. —Preferiría que aproveches el momento conmigo, ya que pasarán unos años para que volvamos a vernos. Solo vendré a ti si estás en verdadero peligro. No tengas dudas de que aquí estaré. — Amón y Asmodeo no son importantes ahora. —Tienes razón. —Quiero pedirte algo. ¿Puedo? —¡Claro que sí!. Después de lo que hiciste por mi puedes pedirme lo que quieras, siempre que esté a mi alcance. Prométeme que no vas a involucrarte con ningún mediocre. Quiero que consigas todo lo que te propongas y triunfes en la vida. La vida es tan frágil y corta que en un abrir y cerrar de ojos los años se pasaron volando y no te das cuenta. —Te prometo que no estoy interesada en ningún chico. En realidad, no he podido sacarte de mi cabeza desde que te vi, hace dos años en mi cumpleaños. No te asustes. —No estoy asustado, estoy sorprendido más bien— Sé muy bien que no puede ser. Eres unos cuantos años más mayor que yo, pero fuiste mi primer enamoramiento. Sus mejillas se volvieron rojas pálido y me sonrió con timidez. ¿Unos cuantos años más mayor? ¿Me trató de viejo? —No tientes al diablo— Dije sonriendo más para mí que para ella. —Como tentaría a un Ángel guardián de pecar con una insignificante niña humana. Voy a portarme bien. ¿Puedo darte un abrazo de despedida? Después de todo te veré dentro de tres años. —Claro que sí, Ven—He querido este contacto hace mucho tiempo. La despedida fue agradable, nos dimos un último abrazo y cuando la vi a los ojos ella solo me besó. Un beso corto y dulce pero que me hizo sentir mucho más extraño. Creo que es hora de salir de aquí y pensar que es lo que siento, ya demasiado problema es sentir cuando nosotros no lo hacemos. —Por qué hiciste eso. No está bien besarse con un guardián. — Niñita atrevida, dentro de todo mostré una sonrisa cargada de humor. —Ya te dije Lucy, estoy enamorada. —Son ideas tuyas pequeña. Nos vemos en unos años. Te cuidas mucho por favor, yo siempre estaré ahí aunque no me veas. Sin más ya estaba en mi casa, con los seis esperándome mientras bebían. —¡Miren, llego el jefe enamorado de una humana! — Asmodeo se hacía el chistoso y de un movimiento de mano borre su boca hasta que terminó la reunión. —¿Vas a devolverle la boca a nuestro hermano?" Remi sonreía viendo la mueca de enojo de Asmodeo. Volví a mover mi mano y cuando recupero su voz, me lanzó una infinidad de insultos. —Mi eternidad privada es solo mía. Métanse en tus propios asuntos. Trabajen más y hagan menos chismes. Parecen humanos aburridos. Los escuchaba hablar sobre los asuntos del infierno y nuestros negocios en la tierra, pero mí verdadera atención estaba en ella, tan bella, dulce y delicada. No podía sacar de mí mente ese beso Tan tierno en mis labios, el calor de sus labios y su aroma tan particular. Es única y aunque parezca extraño no creo ser capaz de pasar otros tres años lejos de Moly. Donde sea que vaya ahí voy a estar...
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