Jack
- ¿Quién es Alex? No cambies de tema, Rafael. Apuesto a que debe ser muy bueno, porque es una señal de que te lo comes o ya debes haberlo comido. Y si no has comido, come pronto. Porque Barbie cree que soy su nuevo amante.
— ¿Qué idioma es ese, doña Jackeline? Dice en un tono serio.
—Ni siquiera pareces hablarle así a las 'buenas' mujeres —comento, haciendo comillas con mis dedos—.
“Es normal hablar. Soy un hombre.
- ¿¿¿Jurar??? No lo sabía, pensé que eras una mujer. — Yo irónicamente. Rápidamente cambia el foco de la conversación.
- Vaya, no duermes, ¿verdad? pregunta irónicamente.
- Bien que yo quería. Pero hay una persona que piensa que no debo dormir más de ocho horas por noche y me llama a su oficina al amanecer.
- Nuestro. Jack, no sé cómo te lo tomas. Si lo hubiera sabido, no te habría llamado.
— Aguanta, Rafa, sabes que siempre estoy disponible para ayudarte. Vengo aquí cada vez que necesito ayuda. Ahora dime qué te pasa para sacarme de la cama tan temprano.
"Eres dulce, ¿verdad, amor?" — se burla.
Soy un ángel digo.
“Que el ángel escuche esto”, bromea.
Miro a mi amigo sentado y noto que parece un galán seductor. Debe ser por eso que tantas mujeres siempre lo persiguen, solo necesita chasquear los dedos. Desde la posición en la que estoy, mi arma comienza a molestarme, la saco de mi espalda, y cuando miro a Rafa, él se queda boquiabierto, sorprendido, al ver que llevo una nueve milímetros.
- ¡Santo cielo! Jack, ¿tuviste que traer un arma contigo? pregunta seriamente.
- Rafa, ¿parece que no me conoces? Tengo que llevar un arma debido a mi profesión. ¿Olvidaste que soy seguridad?
“Lo sé, es solo que nunca antes te había visto con un arma en tus manos.
— Ni siquiera se suponía que lo vieras, nadie lo ve conmigo, lo escondo muy bien, nadie nota que lo tengo en mi cuerpo.
“Por eso me llamaste, pensé que era por el cuchillo que siempre llevas que disparó las alarmas.
“Ahora sabes que no es eso. Mira, casi nunca vengo a tu oficina, hermano, sabes que odio los ascensores y ya te lo dije. Entonces, para darme la bienvenida, podría tener una habitación en la planta baja — digo con optimismo
“De ninguna manera, Jack. Siempre supiste que mi oficina está en el último piso del edificio. Por cierto, nunca entendí tu miedo a los ascensores.
— Lo sé, podías tener una habitación solo cuando era para servirme, ¿verdad? — pregunto esperanzado y respondo a su pregunta: — Yo tampoco lo sé, hasta le he preguntado a mi madre sobre este pavor que tengo y no sabe ni cómo explicármelo — Lo confieso.
“Honestamente, ¡tienes que ir a un terapeuta!” me advierte y sé que tiene razón.
- Si mamá. Avísame cuando me vaya, ¿de acuerdo? Declaro, rodando los ojos de nuevo hacia él.
- Vaya, que juguetón eres, muy útil - me dice rodando los ojos y continúa: - Ahora cambiando de tema, Jack. Tengo un amigo que necesita seguridad.
— Bonito, ¿cuál? Pregunto con curiosidad.
- Alex. El tipo que te dije se parece mucho a ti cuando se trata de mi secretaria.
- ¡Ay! Entendí. Bueno, ¿qué está pasando exactamente para que él necesite seguridad?
“Aquí está la cosa… Está siendo amenazado de muerte por algunas personas.” Él deja de hablar.
- ¿Es porque? Vamos, Rafa, no me vas a decir nada, empieza por el principio.
“Está bien, Jack, primero quiero que pienses si quieres tomar el caso. ¿OK? - pregunta.
"Está bien", respondo y él continúa:
— Bueno, la cosa es así, Alex es amigo mío, tiene treinta años y es dueño de una agencia de modelos que ha crecido mucho en los últimos cinco años. Tiene un par de hijos, mellizos, de diez años, que son muy dulces.
"Vaya, así que tuvo hijos temprano, ¿eh?" - Comento.
- Si es verdad. Su esposa Sarah murió hace casi diez años y lo dejó solo con sus dos hijos pequeños...
— Rafa, habla, ¿qué pasa? “Cuando finalmente lo hace, me sorprende la revelación.