↢ SARA ↣
ஜ LEO
Ser valiente requiere fuerza Leo, y fuerza tienes como para parar un tren. Así es, la temporada de mandar de una patada al miedo ha comenzado. Resurgir como el ave fénix está en tu poder, pero eres Leo y harás algo mucho más grande. Sigue aprendiendo y evoluciona.
ஜ
—¡Buenos días mundo! —digo en voz alta mientras hago mis estiramientos matutinos y me dirijo al baño para comenzar este nuevo día.
«Por suerte el horóscopo de hoy no me predijo un día fatal», ya me faltaba enmierdarme el pie denuevo. Pero soy LEO y ahora estoy preparada, aprendí mi lección, por lo que llevé unos cuántos pares de zapato a la revista, para ser precavida.
Es viernes y quiero terminar la semana cumpliendo una promesa, porque soy una mujer de palabra, y no prometo nada si no lo voy a cumplir. Tomo el móvil y envío un mensaje
Sara: Buen día Samir :)
Sara: Soy la chica “mierda”, no sé si me recuerdas xD
Sara: ¿Te parece si quedamos para salir hoy por la tarde?
Dejo el móvil a un lado y preparo mi atuendo para hoy. Creo que me pondré unos pantalones de tiro alto rosa con lazo, una camiseta con cuello sin mangas blanca y mi blazer favorita a rayas blanco y n***o —hermosa— digo mirándome al espejo. Busco un par de zapatos que hagan juego y siento que suena el móvil
Samir: Si me acuerdo Sara, imposible olvidar una chica linda como tú ;)
Samir: Claro que me gustaría, soy materia dispuesta jeejej 8-)
Sara: ajjaajaj… ¡Excelente! te parece que nos juntemos en el bar BackStage a las 19:00 hrs.
Samir: Perfecto. Ahí te veo preciosa
Sara: Nos vemos. Un beso :*
Me pongo unos zapatos tipo peep toe —¡Bella! —digo girando para verme en el espejo nuevamente— ¡Vamos con todo el fuaaa! —exclamo y salgo, ya que voy muy atrasada.
El Uber no llega nunca, y me muevo como león enjaulado esperándolo fuera de casa. Veo que se acerca un taxi y lo hago parar.
—Hola buen día, voy al sector empresarial, en el centro. —digo al chofer y este asiente risueño.
—Buenos días señorita. Tuvo suerte, ya que iba devuelta a casa a desayunar. —explica y le sonrío a través del espejo. Es un señor mayor.
—Le prometo que si nos vamos rápido, llegará a su casa a tomar un gran desayuno. —digo completamente convincente— siempre le doy suerte a las personas. —digo sonriente.
—Esperemos que tenga razón. Con esta nueva aplicación me han bajado mucho las “carreras”. —señala y me apena saber que unos minutos atrás pedí un uber.
—Hagámos lo siguiente, cuando lleguemos a destino, me dará su número telefónico y me irá a dejar todos los días a mi trabajo. —propongo y la cara del señor es un poema.
—¿De verdad señorita? —pregunta emocionado.
—De verdad Don… —hago una pausa para que me diga su nombre.
—Pancracio. —dice y se levanta la gorra que trae puesta— ¿y usted? —pregunta.
—Mi nombre es Sara. Don Pancracio, un gusto conocerle. —digo amable y me regala una hermosa sonrisa.
Conversamos a lo largo del trayecto y le agendé mi número para que pasara por mí por las mañanas, o cuando yo le avise. No quise apurarlo más de la cuenta, ya que había mucho tráfico por la hora y además por no querer presionarlo voy súper atrasada. Entro al edificio, subo al ascensor, marco el cuarto piso y muevo el pie impacientemente.
Entro a la caja metalica y reviso nuevamente mi móvil, más de diez llamadas perdidas, que no escuché por alguna extraña razón, suena un sonido extraño y las luces del ascensor se apagan y vuelven a encender, por lo que se detiene abruptamente.
«Ay Dios, no quiero morir aquí, por favor, soy muy guapa, soltera y joven» respito una y otra vez en mi cabeza. Las luces vuelven a apagarse y el ascensor se tambalea, me pongo a llorar pensando en lo peor. De pronto escucho que alguien habla por un sitófono interno del ascensor.
“¿Hay alguien ahí?” se escucha y me acerco al intercomunicador del aparato.
—Si, soy Sara Stevens, me quedé atrapada aquí. —digo con la voz quebrada.
—Tuvimos un apagon general, pero ya están trabajando los hombres para encender los transformadores de emergencia. —explica el hombre por el citófono.
—Gr-gracias. —digo y espero que esto se solucione, este día ya no podía ir peor. Me siento en el suelo del ascensor y no sé cuantos minutos pasan.
«¿Habrá una letra chica en el horóscopo de hoy que no leí?» me pregunto para calmar mis nervios. Ya me siento un poco desesperada, pero siento cómo suena cuando reestablecen la electricidad y la caja metalica se vuelve a poner en marcha, aunque baja al primer piso «sensacional» digo para mí.
Entran de un sopetón milesde mensajes preguntándome dónde estoy, y si estoy bien, por lo que el móvil no para de sonar. Benjamín me busca a la entrada del ascensor, preocupado
—¡Ay Dios mío! Casi muero de preocupación. —dice sobreaccionando como siempre.
—Estoy bien Benji, tranquilo. —digo contando hasta mil «inhala, exhala, inhala, exhala» pienso— ¿Está muy enojado Christian? —pregunto con temor y niega.
—Está preocupado, más que enojado… aunque al principi… —lo interrumpo con un gesto, ya que quiero ir volando a hablar con Christian y salgo corriendo hacia allá, pero por ahora subiendo las escaleras.
«Uff… estos no son los mejores zapatos para subir escaleras, gracias a Dios no son tantos pisos» pienso para mí, entrando por el pasillo a paso veloz, miro mi reflejo en uno de los vidrios de la oficina de Christian, me arreglo un poco el cabello y golpeo.
—Pase. —dice seco mirando por el ventanal hacia la ciudad.
—Christian, perdón por llegar tar… —no me deja terminar porque se abalanza sobre mí.
—Me tenías preocupado, ¿estás bien pequeña? —me dice y me escudriña el rostro buscando si me abdujeron los extraterrestres o alguna mancha que no haya visto en mi cara.
—Si Christian, todo bien, solo fueron unos minutos. —digo tranquila, para que me suelte y se calme.
—Fueron casi 25 minutos Sara… ¿Segura que estás bien? Si quieres te tomas el día, no tengo problema. —dice aún preocupado y niego.
—Cómo se te ocurre, estoy bien. Gracias. —digo con una sonrisa en el rostro— ¿Cómo estuvo la reunión con los informáticos? —pregundo tratando de cambiar el tema. Christian me mira de arriba abajo, observando mi comportamiento, por lo que me siento en una de las sillas y me cruzo de piernas esperando su respuesta y haciéndole ver que no pasa nada.
—Mmm… está bien. Todo bien con la reunión, pero te tendrán que hacer una pequeña inducción para que comprendas cómo funcionará el nuevo programa. —explica y asiento emocionada.
—Maravilloso, me tiene muy entusiasmada eso, así no estresaremos a los chicos de diseño. —explico y él asiente.
Seguimos conversando de otras cosas de la revista, algunas de las notas para incluir en las r************* y temas a fín.
El día pasó relativamente rápido, por lo que me retoqué el maquillaje y el cabello antes de salir de la revista para juntarme con Samir.
Algo de la oficina, deseandoles a todos un bonito fin de semana y opto por irme caminando, ya que no es tan lejos. Siento sonar el claxon cerca de mí,volteo a mirar y es Christian
—Te llevo. —dice firme y niego.
—No te preocupes Christian, voy a un bar de por aquí cerca. —comento y me observa serio.
—Te llevo. —vuelve a decir y me acerco.
—Sólo te diré que bueno, para no quedar mal contigo, pero realmente quería irme caminando. —espeto y sonrié de lado.
—Sube. —dice y rodeo el jeep para subirme.
—Voy a juntarme con un amigo a tomar algo, se lo debo. —explico brevemente sin dar más detalles y Christian se pone tenso en su lugar— ¿Y tú, tienes planes? —pregunto.
—¿Amigo? —inquiere y asiento— No tengo nada planeado para hoy. —contesta, aún con la pregunta anterior circulando.
—Aunque no lo creas, tengo amigos. —digo entre bromas, por lo que se relaja un poco y sigue conduciendo.
—Es aquí. —digo señalando el bar— Muchas gracias por acercarme Christian. Que tengas un excelente fin de semana. —finalizo y me despido con la mano, haciendole adiós.
—Que disfrutes con tu amigo. —dice remarcando la palabra amigo.
Entro al lugar y busco alguna mesa, pero veo a Samir haciendome señas y sonrío en su dirección y camino hacia allí.
—¡Qué gusto volver a verte Sara! —dice Samir alegre.
—¡Igualmente! ¡Te debo mucho Samir! —digo graciosa y él se sonríe.
—No pasa nada, es algo que cualquier caballero haría por una chica en problemas. —explica como si fuera algo muy común encontrar una chica en medio de la calle con el pie lleno de mierda.
—Hoy poy hoy no se encuentra gente empática tan facil por la vida. —explico y asiente. Como todo un caballero corre la silla para que me siente y agradezco con un asentimiento.
—¿Qué quieres para beber? —pregunta y veo que tiene una michelada en la mesa.
—Lo mismo que tú, me encantan las micheladas. —digo alegre, por lo que él hace una seña al mesero— Bueno, y a qué te dedicas Samir. —pregunto curiosa.
—Soy Ingeniero Eléctrico. —comenta y asiento con entusiasmo en su dirección.
—Qué genial, yo yo periodista de la revista “Empire”. —comento y espero que la conozca.
—¿En serio? Me encanta esa resvista, siempre la leo en mi empresa. —dice entusiasmado, mientras llega el mesero y Samir pide mi trago y una tabla de quesos para comer.
—Qué bueno que te guste, es genial trabajar ahí. —digo orgullosa.
—Y bueno, cuéntame un poco sobre ti. —dice y asiento.
Estamos entretenidos en nuestra conversación cuando le suena el móvil en reiteradas oportunidades y me hace un gesto para contestar.
“¿Qué pasa hermanito?”
“Jajaja idiota”
“Está bien. Ven a buscarlas”
“Te envío la dirección por w******p”
“Nos vemos”
—Mi roomate… —dice y se laga a reír— Se quedó fuera de la casa mientras buscaba a su gata. —explica y sonrío con él.
Seguimos conversando, le comento mis tragedias del día, lo que lo hace reír a carcajadas. Me parece un chico muy entretenido, siempre con una anécdota que me hace reir o alguna broma, o simplemente riéndose de mis desgracias.
—Me disculpas un momento, iré al baño. —digo y él asiente. Mi vejiga va a reventar si no voy ya al baño.
—Claro, aquí te espero. —dice sonriente.