CAPÍTULO 6: LA DISTANCIA ENTRE NOSOTROS

1109 Words
Los días que siguieron parecieron pasar en una mezcla de calma y confusión para Sofía. Aunque su corazón seguía agitado por los sentimientos que había empezado a reconocer hacia Amir, algo dentro de ella la mantenía a la defensiva. Sentía que, por más que se acercara a él, la distancia entre sus mundos seguía presente, como una fina línea invisible que los separaba. Aunque Londres era una ciudad que se deshacía de las fronteras entre culturas, las expectativas de sus familias no lo eran. Después de la visita a la galería de arte, Sofía y Amir se mantuvieron en contacto, pero la conversación se tornó cada vez más distanciada. Ambos estaban buscando, sin saberlo, la manera de lidiar con la complejidad de su relación, de cómo la diferencia cultural los afectaba, y cómo las expectativas familiares les hacían cuestionarse si era posible que lo que sentían pudiera existir en un mundo real. El Dilema De La Verdad Sofía pasaba las tardes en su apartamento, sentada junto a la ventana, mirando las luces de la ciudad. Había dejado de hablar con sus padres sobre Amir, pues sabía que sus comentarios no serían bien recibidos. Ellos siempre habían tenido una visión clara sobre su vida, y un amor interrumpido por diferencias culturales era una idea que jamás considerarían con buenos ojos. Amir, por su parte, también se encontraba con dilemas similares. Durante la última semana, había intentado encontrar el equilibrio entre su familia y sus propios deseos. Había hablado con su madre, quien le había preguntado si Sofía era “la indicada”, y aunque no había dado una respuesta directa, su silencio lo había delatado. Había un peso en su corazón al pensar que las expectativas de su familia y las suyas propias se estaban volviendo incompatibles. A pesar de la tensión, decidieron encontrarse de nuevo en el mismo café donde Sofía había pasado sus horas de reflexión. Era un lugar donde ambos se sentían cómodos, donde la ciudad parecía reducirse a su pequeña burbuja, permitiéndoles desconectar del ruido del mundo. El Encuentro En El Café Sofía llegó primero, ordenando un café y un croissant. Cuando Amir apareció, la sonrisa de ambos fue un alivio para el otro. Sin embargo, había algo diferente en la atmósfera entre ellos, una sensación de que ambos sabían que las palabras que iban a intercambiar esta vez tendrían un peso mayor que las anteriores. —Hola —dijo Amir mientras se sentaba frente a ella, un brillo de nerviosismo en los ojos. —Hola. ¿Cómo has estado? —preguntó Sofía, tratando de sonreír, pero sin poder evitar que su tono reflejara una cierta inquietud. Amir suspiró y miró su taza. —He estado pensando mucho sobre todo esto, Sofía. Sobre nosotros, sobre lo que esperamos. Y me siento… confundido. Sofía asintió, sintiendo un nudo en su estómago. —Yo también lo estoy. Me siento atrapada entre lo que quiero y lo que se espera de mí. Y no sé si puedo seguir adelante con esto si mis padres jamás lo aceptan. Amir la miró fijamente, sus ojos reflejaban la misma angustia que sentía ella. —No te prometí nada, Sofía. Lo sabes. Pero de alguna manera, esto… esto es algo que quiero. Lo que siento por ti es real. Sofía lo miró con intensidad. —Lo sé. Yo también lo siento. Pero a veces me pregunto si el amor basta cuando todo lo demás se interpone. La Conversación Que Define El Futuro Hubo un largo silencio entre ellos, uno que ninguno de los dos se atrevió a romper. Ambos pensaban en la misma cosa, aunque de maneras diferentes: el amor, aunque real, no era suficiente para deshacer las diferencias que los rodeaban. Sus mundos seguían siendo tan diferentes como lo habían sido desde el principio. Finalmente, fue Sofía quien rompió el silencio. —Creo que lo que más me asusta es que, si seguimos adelante, solo traeremos más conflictos, más divisiones. Mis padres nunca lo aceptarían. Y aunque sé que puedo seguir mi propio camino, también me pesa el hecho de que no puedo simplemente ignorar lo que esperan de mí. Amir la miró fijamente, y luego bajó la mirada, como si luchara con sus propias emociones. —Mis padres tampoco lo aceptarían. Ellos ya tienen planes para mí, y me han dicho muchas veces que no esperara que alguien como tú se adaptara a mi vida. Yo trato de no pensar en ello, pero lo cierto es que… —hizo una pausa—. Lo cierto es que ellos son importantes para mí. Y no sé qué haría si me enfrentara a una situación en la que tuviera que elegir entre ellos y lo que quiero. Las palabras de Amir resonaron profundamente en Sofía. Ella también sentía la presión de su familia, pero lo que más le dolía era que las expectativas ajenas se interponían en sus propios deseos. Sentía que estaba en una encrucijada, y aunque él había sido honesto, también veía que su relación estaba atrapada en las redes de sus tradiciones. El Giro Del Destino La conversación giró hacia una dirección más reflexiva, y fue Sofía quien, con una sonrisa melancólica, decidió hablar sobre lo que sentía en ese momento. —Amir, sé que esto no es fácil. Pero creo que necesitamos alejarnos un poco de todo esto. No porque no nos importe, sino porque tal vez necesitamos entender mejor lo que realmente queremos antes de seguir adelante. Amir asintió, sus ojos llenos de comprensión. —Tienes razón. Necesito tiempo para pensar también. No quiero que tomes decisiones por mí, y tampoco quiero que mis decisiones te afecten más de lo que ya lo han hecho. Sofía asintió lentamente, aunque su corazón se apretaba. Sabía que lo que estaban haciendo no era una ruptura definitiva, pero sí era una pausa necesaria. Un espacio en el que ambos pudieran reflexionar sobre su futuro. La despedida fue silenciosa, pero no amarga. Aunque sentían la tristeza de la separación, ambos sabían que, de alguna manera, esto les daría la oportunidad de replantearse lo que querían y si realmente valía la pena luchar por lo que sentían el uno por el otro. A medida que Sofía caminaba de regreso a su apartamento, una sensación de vacío la invadió, pero también una extraña calma. A veces, pensó, el amor no es suficiente para cambiar el destino. Pero también pensaba que el tiempo podría ser el mejor aliado para encontrar la respuesta. Mientras la ciudad seguía su marcha, Sofía no sabía qué le depararía el futuro, pero al menos sentía que, por primera vez en mucho tiempo, estaba tomando el control de su vida.
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