—No gracias, ya no tengo ganas. —Se suelta de mí con fuerza y me giro para verla.
—¿Cómo no? Nos besamos y fue delicioso. —No comprendía nada.
—Es que no es cuando tú quieras, es cuando yo quiera y en el momento que estaba dispuesta no quisiste, así que perdiste tu oportunidad. —Se cruza de brazos y mira a otro lado como si fuese una pequeña malcriada.
—No me jodas con eso Dahiana, ¿acaso nuestro beso no te apetece de más? —Fruncí el ceño.
—Tal vez… pero yo no soy débil como tú, puedo aguantarme solo para tener el control en cualquier situación. —Pone una cara de satisfacción conforme a lo que dice.
—Dices que me tratas así para que me des a entender dónde es mi lugar porque según tú me creo más que los demás, pero sin darte cuenta, eres el mismo excremento que debería estar en el césped igual que yo. —Estaba molesto y solo con eso bastó para recibir una cachetada de su parte.
—¡Eres un imbécil! Cómo no te doy lo que quieres, entonces me insultas, piensa lo que quieras de mí, no me importa, ustedes nunca lo entenderán porque solo piensan en ustedes. —Ella también se veía furiosa y me importaba un comino.
—¡Pues me sabe a mierda! Eres una mujer muy resentida, ofendiendo a todos y pisoteando a los demás creyéndote la reina del mundo. —Solo ella ha logrado sacar mi lado altanero, jamás le había hablado así a una chica, simplemente por el hecho de respetarlas.
—¿Ah sí? Pues tú eres uno más del universo que desea un servicio cuando quiere, machista de mierda, todo es cuando digan y como digan, quieren tener el control de todo, pero conmigo no lograrás dominarme, no estoy a los pies de nadie, ustedes son los primeros en creerse reyes, pero de nada les sirve porque solo están para sentarse y no hacer nada mientras las mujeres guerreras luchan por una vida mejor. —Choco mi mano con mi frente, está chica tiene odio acumulado a los hombres y lo está escupiendo en mí.
—No me compares con los demás, no me conoces y no es necesario que me conozcas, me sabe a culo todo lo que digas o pienses de verdad, simplemente quería pasar un momento agradable como también lo querías. —Me giro para irme, me da igual lo que haga.
—Y en el momento que quise no querías, por el simple hecho de que eres hombre y todas debemos estar a tus órdenes para recibir sexo, ni que fueras un dios en la cama y tuviéramos que idolatrarte —bufa y me vuelvo a girarme para tomarla por la cintura, pegarla junto a mi pecho y dejar que nuestras respiraciones unan su calor.
—No estás ni cerca de tener la razón, no me creo mejor que nadie, ni me considero un dios del sexo, tampoco siento que debas idolatrarme y estar siempre para cuando yo quiera, haciéndote sentir menos como si no valieras nada, se supone que todo el gusto debe ser mutuo, pensé que era mutuo porque al principio querías Dahiana, yo quería respetarte, pero tus besos lograron desafiarme para cumplir tu petición requerida por los dos. —Trato de calmarme y siento me voy a la v***a con todo esto.
—Pensé que omitirías explicarme todo eso porque no te importa lo que diga o lo que piense. —La suelto de golpe.
—¡Mierda! —Me estreso una vez más—. Solo vete. —Señalo la puerta.
—No es necesario que me lo digas. —Sonríe falsamente y se dirige al patio, la seguí, aún estaba molesto, pero tenía que detenerla—. Katherine, me voy, ¿te vienes? —Interrumpe el besuqueo que se estaba dando con mi amigo en la piscina.
—¿Qué? Pero todavía es temprano. —Katherine hace un puchero.
—De acuerdo, te quedas y espero que uno de estos imbéciles te lleve a tu casa sana y salva. —Se cruza de brazos y apoya todo su peso en un pie para después mover el otro con inquietud, parecía una madre regañando a su hijo.
—Un ratico más —insiste y Dahiana niega con su cabeza—. Bueno, está bien, me voy contigo. —Su amiga nada hasta nosotros para poder salirse.
En eso Salvador clava su mirada en mí, yo me encontraba atrás de Dahiana. Luego él me hace una seña con los dedos para decirme que ya faltaba poco.
La misión fuera fácil, me sacrificaría, pero no puedo seguir al lado de esta mujer, no seguiré ningún reto, me harté de ella, si así es el primer capítulo, no quisiera saber el restante del libro.
Cómo sé que Dahiana no puede verme porque está de espaldas, le hago una seña a Salvador diciéndole en si que cortara la misión. De pronto se prende el foco y tal vez eso podría darle tiempo a mi amigo. Me aseguro de que Dahiana no tenga nada encima y luego la empujó para que caiga al agua.
—¡Imbécil! Mi teléfono. —Se enoja cuando sale a la superficie. Eso fue una error, estoy seguro que ni traía un bolso.
—Discúlpame de verdad, te traeré una toalla, secaré tu ropa e iremos a comprarte un teléfono nuevo. —Le extiendo la mano para ayudarla, pero la menosprecia.
—No te preocupes, no tengo miedo de mojar mi auto y puedo comprarme un teléfono nuevo, no estaré ni un segundo más aquí donde estas buscando sexo por diversión. —Sale de la piscina, me empuja para que me salga de su camino, toma a su amiga quien ya se estaba secando y se van. Salvador sale de piscina y corre a tratar de convencerlas.
¿Quién mierda la entiende? Ella era la que me quería por sexo. Dahiana se está victimizando demasiado sin saber que es un hoyo sin salida. Ella no tiene la razón y nunca la tendrá.
—¿Qué fue todo eso? —me pregunta Salvador acercándose a mí.
—Ni querrás saberlo, te dará dolor de cabeza con tan solo escucharlo. —retrocedí un poco y me senté.
—Uy no, no tengo tiempo para eso, ahora necesitamos resolver con quién nos acostaremos. —Se sienta a mi lado muy pensativo como si fuese algo muy preocupante.
—No te des mala vida, ni que tuvieras que vender la casa para resolver tu vida. —Ruedo mis ojos, a veces era muy dramático.
—Aja si. —Me ignora—. ¡Oye John! ¡¿Tienes a dos culos más?! —Alza un poco su voz para que pueda ser escuchado del otro lado.
—Claro, en un rato deben venir las amigas de ella. —Señala a la chica con quien se estaba besando hace un rato.
—Perfecto, lo tenemos resuelto. —Me palmea el hombro y no le tomo importancia a su felicidad.
Sigo algo cabreado por mi pequeña discusión con Dahiana, pero lo superaré, soy hombre, normalmente olvidamos muy rápidamente a las mujeres que solo nos quieren joder.
Literalmente mi día estuvo algo estresante, fue de subidas y bajadas emociones por culpa de Dahiana, sin embargo, no dejaré que me lo chingue más, así que en cuanto llegaran las dos amigas del culo de John, obviamente seduciré a una de ellas para follármela.
El timbre tocó y, Salvador y yo nos levantamos a recibir la visita. Entramos a la casa, llegamos a la puerta principal y eran dos chicas de nuestro gusto como si la hubiésemos mandado a pedir en delivery.
—Hola, mi nombre es Shantal y ella es Waleska. —Se presenta la chica rubia de cabello largo, está era mía.
—Es un placer, me llamo Miguel y él es mi amigo Salvador. —Tomo su mano y beso la parte superior como todo un caballero.
—Créeme que el placer es mío —dice muy amablemente, así deberían de ser las mujeres siempre, tiernas.
—¿Deseas que te ofrezca algo? ¿Un trago o agua? —pregunto con mi mejor ánimo.
—Un vodka bajo cero estaría bien. —La examinó de arriba abajo.