—¿Has sabido algo de nuestra socia? —Me separo de él.
—Últimamente ha estado ocupada con sus nuevas recetas, dijo que el lunes vendría a concluir todo nuestro asunto —me informa.
—Entiendo, ¿le darás una oficina? —Arqueo mi ceja, obviamente estaba interesado.
—Su única oficina será el restaurante, pero puede venir cuando quiera. —Se da la vuelta y regresa a su asiento.
—Podríamos hacer una excepción. —Meto mis manos en los bolsillos y me encojo en los hombros.
—¿Una excepción? Todos los socios son especiales, pero ninguno excepcional. —Suelta una risa burlona.
—Hablo en serio, su restaurante tardará en ser construído y ella debe venir de vez en cuando a checar los planos —insisto, muy en el fondo quería tenerla más cerca.
—Los únicos días que esa chica vendrá, será para firmar nuest
