Ya habían timbrado, así que los pasillos estaban completamente desolados… creo que me regañarían. A un paso tranquilo, comencé a caminar hacia donde sería mi próximo salón, toque dos veces y abrí la puerta. —Señorita Taylor, llega tarde, por favor, tome asiento a un lado de Damian —dijo el profesor, mientras señalaba al niño de cabellos rubios y ojos parecidos a los de Daniel… Sí, era el mimado y nada interesante del hijo del director. Suspiré, ahora tendría que lidiar con él en lo que sería todo el semestre. Le miré de reojo, qué más daba, si había aprendido a polemizar contra un delincuente mafioso pervertido con instintos de violador, soportaría el semestre a lado de un hijo de papi. Ni yo misma me había dado cuenta de lo pequeña que había cortado la falda y por inercia, me crucé