Odiaba cuando Christopher me quería tratar como un mero trapo, tenía tantas ganas de comprar miles de yunques y aplastarlo con ellas…
Aunque eso me era imposible, pues ahora me tenía cargada, llevándome a fuerzas a las escaleras para ir hacía mi habitación, tratándome como si fuera un saco de carga.
—¡¿Para qué quieres ir a mi habitación?! —grité molesta mientras comenzaba a patalear, pero Christopher me tenía muy bien agarrada.
—Tienes que empacar, boba, vas a estar una semana en mi casa y no quiero andar viniendo y llevándote por cambios —me dijo con aquel tono seco.
Rayos, mi celular se me había caído. ¿Ahora qué le diría a Daniel?
Terminé por rendirme y suspiré pesadamente, mientras cerraba los ojos, dejando que me llevara a mi cuarto.
No sé cómo pasó, pero en un segundo estábam
