La voz de Collin, resonó en toda la recepción. La miraba aterrado, y no dudó un solo segundo en acercarse a ella. Ignorando las miradas curiosas, tomó su rostro entre sus palmas y lo examinó con urgencia. -¿Qué pasa, estas bien? -Señor, ella necesita comer y descansar, está agotada, no ha hecho más que trabajar desde que bajó del avión -intervino Edwin con recelo -Yo me encargo, puedes soltarla -ordenó furioso por su tono acusatorio -No, señor, Edwin ya me está ayudando, gracias. -Caroline -le advirtió -Continúe con su itinerario. Esta vez su tono tajante lo obligó a no interferir, de lo contrario estarían montando una escena. Edwin la llevó hasta su hotel, y no se detuvo cuando le insistió en que no era necesario que la llevara hasta su habitación, por supuesto que lo hizo, y ante