Giulia despertó un día más en el cual se preguntaba acerca de si aquella experiencia podía ser llamada vida o no, ya que en serio era tediosa y odiaba despertar, pero tenía que hacerlo. Sentía dolorido su cuerpo, y cómo no hacerlo, si al saber que sus pies estaban casi destrozados a raíz de usar unos tacones aguja, todo cobraba sentido con rapidez. Por un momento quiso seguir durmiendo en su cómoda cama, pero al ver la hora en el reloj de la mesilla, se le hizo totalmente imposible hacerlo, y es que ese día todos debían ir a la iglesia, además de que eran los únicos días en los cuales Nadia no la despertaba. Como pudo, se adecentó y se vistió con ropas decentes, aunque no sabía muy bien si asistirían como familia esa mañana por todo lo ocurrido el día anterior, un espectáculo imperdible