capitulo 2

1000 Words
Nueva York, 3 años más tarde. Narra Lurlich Me despierto y lo primero que ven mis ojos son los cabellos de la chica que me acompaño a casa o mejor dicho mi depto., apto para amoríos de una noche como es este el caso. Lo peor de todo que nunca recuerdo el nombre de dichas bellezas que suelen acompañarme, por ello nunca les digo el nombre siempre utilizo palabras como bella, bombón, preciosa, etc. Si es larga la lista de seudónimos. Me levanto y voy al baño a ducharme, él lo que estaba con el jabón se hizo acto de presencia de dicho bombón que esta más buena de noche que de día, pero bueno un polvo no se le niega a nadie, o dos o tres como se ve el caso. —Buen día Lu, ¿te ayudo con eso? —Señala mí ya predispuesto amigo. Se acerca a mi le tomo de la cintura como repuesta afirmativa y la coloco de espalda a mí, ella separa las piernas inclinándose un poco y tomándose de las agarraderas para no caer y la penetro lentamente para seguir moviéndonos al compás de nuestro frenético vaivén, llegando al buen orgasmo mañanero retiro mi m*****o para introducirlo en su boca y acabar en ella. Me mira con su cara de satisfacción y agarra mi mano para dirigirla hasta su sexo para que termine lo que empezamos, con mis dedos la penetro y dejando caer un poco de agua en su v****a dirijo mi boca a ella y así aferrándose a mi cabeza, llega su propio placer. Si, con respecto al sexo me gusta dar todo el placer que un hombre puede dar como recompensa de que nunca la llamare además de no recordar su nombre. Ya en mi coche me dirijo a la empresa de mi padre hoy tiene algo que decirme, a lo que no entiendo porque no puede comunicármelo por teléfono, video llamada, mensaje o lo que sea. Estaciono en frente del edificio, entro al lugar tomo el ascensor ejecutivo al último piso salgo y saludo a la secretaria de mi padre que de hecho está muy pero muy… ¿embarazada? Valla no sabía q estaba casada. —Hola Rosalía vengo a ver a mi padre, no sabía q estabas embarazada felicidades. —Buenos días Lurlich, gracias, estamos muy felices con mi esposo de la llegada de nuestro primer hijo, ahora mismo le comunico a tu padre que has llegado toma asiento. Me siento en unos de los sillones a esperar por lo que parece una eternidad cuando solo han pasado cinco minutos, escucho que Rosalía me dice —Ya puedes pasar Lurlich. Ya dentro me siento en uno de los sillones de mi padre sin antes servirme una taza de café. —Bueno hijo seré breve sé que no te gusta esperar, te cite para informarte que ya que te has recibido con un muy buen promedio en la universidad te dejare el puesto de vicepresidente de mi empresa como ya te lo prometí, pero en el término de 2 años te quiero ver casado para poder heredarte todo mi imperio de lo contrario se lo dejare a tu primo que tanto quieres Emmet. No quiero ninguna mujer a tu lado que no sea la hija de mi socio de Irlanda ya que él tiene problemas con su hija que no quiere hacerse cargo de la empresa de el por lo tanto llegamos a un acuerdo en que tú te casaras con ella así ninguno de los dos pierde lo que tanto nos costó construir. Esta noche en casa a las 20hs daremos una cena para que se conozcan y así puedan empezar una relación que los lleve más tarde al matrimonio. —¡Que, que!! espera un momento como es eso de que me tengo que casar y encima con alguien que no conozco. Estás loco o que, acaso mi opinión no cuenta. —Lo siento hijo, pero es que ya tienes 28 años y ni novia tienes a esta altura llegaras a tus 30 años soltero y viviendo la vida loca que sigues llevando desde hace mucho tiempo. Te dejé tu espacio, no te presioné con respecto a la empresa, pero ya va siendo tiempo de que asientes cabeza y formes una familia, además de que no quiero dejar mi empresa sin antes ver cómo te manejas con ella. —¿Es que no confías en mí? Pedidme lo que quieras, pero no que me case con una desconocida —casi me salen lagrimas está loco este hombre si quiere que me case y si es una gorda fea con mal aliento, ¡no ni loco! —Y confiar de confiar no se hijo no he visto una actitud responsable de tu parte en años además te estoy dando tiempo para que se conozcan. Es una chica muy linda e inteligente según su padre. Si claro todos los padres ven a sus hijos como bellezas, pero de allá que lo sean es otra cosa, yo soy un hombre muy guapo y mi padre no lo anda gritando por la calle que yo sepa. —No se papa la verdad me tiraste a la pileta sin saber nadar, dame tiempo a que lo piense, pero eso si te demostrare que si puedes confiar en mí, mañana mismo me presento en mi puesto de vicepresidente para empezar a familiarizarme con todo lo de la empresa. —Hijo mañana es sábado. Mierda —Bueno en ese caso el lunes, pero déjame pensar en lo otro. —No hay mucho que pensar, esta noche te vienes a casa la cita es a las 20 horas —me dice—. No lo olvides y se puntual. Ahora ve que tengo una junta programada. Me retiro de su despacho sintiéndome un poco en shock, como de la nada tengo que aspirar a un matrimonio con alguien a que no conozco y con una fuerte impresión de que no será alguien que me agrade.
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