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Deje de sentir sus brazos, se alejo de mi para que su mano alzara mi mento y asi mirarlo fijamente. Me dio un beso en la frente, fue dulce y gentil. —¿Te llevo a casa? —cuestiono. Sus palabras me hicieron caer de la nube en la que me encontraba. ¿Habia acabado la cita? Aunque pensandolo bien, después de lo que habia pasado quizás era lo mejor, ninguno de los dos se sentiria muy cómodo, habiamos compartido demasiada intimidad en tan poco tiempo. Posteriormente comenzó a preocuparme otra cosa, el que él me llevara a casa, no iba a permitir que él descubriera el lugar donde vivia por nada del mundo. Después de estar en una suite presidencial, de ver la elegancia y el lujo que le rodeaba, cómo se suponia que lo dejaria ver la humildad de mi hogar, si es a eso se le puede llamar un hogar.