Capítulo 5

2047 Words
–Jefe… –¿Qué quieres, Omar? –Tenemos una situación un poco complicada. –¿Benjamín está muriendo? –Eh… no. –Entonces, no molestes. El hombre de cabello ne.gro estaba por colgar la llamada cuando Omar dijo el nombre de Benji y eso hizo detenerlo. –¡Es Benjamín! –¿Qué le pasa? –Conoció a un chico, es un niño menor que él, pero quiere jugar con él y su madre no lo quiere traer otra vez, tiene algo que ver con Micky. –¿Cuál es tu trabajo, Omar? –le preguntó su jefe. –Cuidar y velar por el bienestar de Benjamín. –Cumple con tu trabajo o conoces las consecuencias. Está vez la llamada si fue finalizada, Omar se quedó viendo la pantalla unos instantes, estaba totalmente muerto de miedo por lo que dijo, ni siquiera lo dejó terminar para explicarle que la madre del niño se lo había llevado y al parecer no quería volver, se la iba a poner difícil, pero era su trabajo mantener a su jefecito contento o se quejaría con su padre y lo matarían en el mejor de los casos. No tenía opción, por la tarde esa chica tenía que volver con su hijo como sea, pero por ahora solo podía sacarle información a Micky sobre quién era y cómo buscarla. Mientras tanto en el edificio Akerman, Adelaine se metió al ascensor peleando el lugar con una señora de cincuenta años, ya lo había perdido dos veces porque estaba lleno, no podía creer que tantas personas ingresarán a un edificio y no podía creer que una firma de abogados fuera tan grande, suspiró cuando vio que casi todos los botones estaban presionados, el ascensor casi se iba a detener en cada piso, aún así ya había logrado entrar y eso fue un gran logro. –¿Dónde está esa nueva asistente que vendría hoy? –dudó el chico delgado de lentes que estaba viendo alrededor. –¡Aquí estoy! –grité –. ¡Soy Adelaine Fletcher! ¡La nueva asistente! Me tambalee al detenerme a centímetros de él, se me quedó viendo de pies a cabeza y me acomodé la bolsa en mi cuerpo, era un poco grande porque ahí llevaba mi ropa, pero no podía dejarla en ningún lugar por el momento. –Bueno, es lo que tenemos –murmuró –. Soy Neil Gillman, asistente personal del señor Stephen Akerman y vas a trabajar para mí. –La asistente del asistente suena divertido –sonreí, pero por supuesto que él no lo hizo así que rápido deje de hacerlo –. Lo lamento. –Bien, señorita Fletcher… –Puede llamarme Della –comenté –. Así me llama mi madre y mis amigos. Amigos imaginarios, por supuesto. –Bien, Della –dudó –. Tu escritorio está aquí, al lado del mío –señaló un cubículo más pequeño al lado de un escritorio enorme y varios archivos. –La oficina del señor Akerman está por allá, no tendrás contacto con él, solo te vas a encargar de las cosas sencillas como traer café, documentos y papelería que necesite el señor Akerman, atender el teléfono y algún otro servicio. –Entiendo, pero, ¿qué es lo que haces tú? –dudé. Creo que no debi preguntar eso porque me hizo un gesto de desaprobación, casi ofendido por la pregunta. –Yo llevó las finanzas de la empresa, la agenda y los asuntos personales del señor Akerman. –Las cosas importantes –intenté repararlo –. Debe ser una persona muy indispensable. –Nadie es indispensable aquí –mencionó –. Eso es lo primero que debes aprender, así que no importa cuando te esfuerces, podrías ser despedida mañana o en tu caso... –miró mi ropa –. Tal vez hoy mismo, espero que el señor Akerman no te vea, no pudiste traer nada mejor. –Ah… –miré mi vestido verde –. Perdón, es que mi casa se incendió. –No me importa si ocurrió el apocalipsis, siempre tienes que venir a tiempo e impecable, así que necesito que traigas algo más formal y menos… colorido. –Entiendo. Traer ropa ne.gro muerte, eso era lo que parecía que todos usaban por aquí, lo noté desde que estaba allá abajo intentando subir al elevador, entonces la puerta se abrió y tres hombres salieron de la oficina del señor Akerman. –Escóndete –me ordenó Neil y no sé porque pero corrí detrás del archivo, Neil se dirigió al hombre de en medio, no logre verlo muy bien, solo que tenía el cabello ne.gro porque sobresalía del hombre que lo estaba cubriendo. –Señor Akerman, tengo su reservación preparada. –Cancela mi reunión de las once –se escuchó una voz profunda. –Pero señor, la reunión es con el señor Knight. –Te estoy preguntando con quien es la reunión. –No señor. –Cancela, tengo otros asuntos. Solo escuché la voz alejarse igual que los tres hombres se fueron hacía el ascensor, pero no por el ascensor que yo había venido, era otro y ese estaba vacío, Neil lo siguió y habló hasta que ellos se fueron en el elevador, intenté ver mejor al señor Akerman, pero me era difícil hacerlo detrás del archivo, sin embargo, esa figura se me hizo familiar, como si ya lo hubiera visto antes, había intentado conocer sobre él en las noticias y los medios, pero tenerlo tan cerca era distinto. –¡Hey! –exclamó Neil que me hizo pegar un brinco al reaccionar –. ¿Qué haces ahí? ¡Vamos a trabajar! –Pero fuiste tú quien me dijo que estuviera aquí. –Pues ahora te digo que debemos empezar a trabajar, dejá la bolsa gigante y rara en cualquier parte, mejor si es en los confines del infierno para que se haga cenizas, que horror con ese estilo –bufó –. Ve a traerme un café. –¿Un café? –Sí, ya me dio dolor de cabeza solo de ver como vienes, ve y me traes un café con leche de almendra sin azúcar. –Sí, ahora se lo traigo. Extendí mi mano para que me diera el dinero, se me quedó viendo raro y al final sacó el dinero y me lo dió, yo no tenía dinero para invitarlo, así que me lo tenía que dar, después de que lo tomé me di cuenta que no sabía dónde tenía que comprarlo, así que me dí la vuelta para preguntarle. –Disculpa… –¡Sht! –me calló –. Vete que estoy trabajando. Me tuve que dar la vuelta para caminar por el pasillo hacía el ascensor sin tener la menor idea de a donde iba, al menos recordaba que me había pedido un café con leche de almendras sin azúcar, estaba por subir cuando una mujer se apresuró a bajar y casi tropieza conmigo. –Lo lamento –murmuró –. Casi te atropello. –Fue mi culpa, no debí esperar en la puerta lo siento. Me miró con una sonrisa encantadora, era una mujer muy hermosa de cabello n***o con ojos claros y sus labios pintados de rojo, seguramente es una de las ejecutivas y aparte de ser rica y bonita, es amable, de esas que son perfectas. –Eres la nueva secretaria de Stephen, ¿cierto? –Ah, si –titubeé –. Bueno, soy la asistente del señor Neil –señalé al fondo del escritorio, ella lo vio sin dejar de sonreír, tiene el cabello corto y le queda muy bien. –Neil aprovechándose de la situación como siempre –sonrió –. Soy Janelle Dubois. –Mucho gusto señorita Dubois –saludé –. Soy Adelaine Fletcher, pero todos me dicen Della, disculpe, ¿podría decirme dónde puedo comprar un café con leche de almendra sin azúcar? –Abajo hay una cafetería, pero si hablas del café de Neil y Stephen tienes que salir del edificio y tres espacios a la derecha está la cafetería que ellos frecuentan. –Muchas gracias –comenté –. ¿Quiere que le traiga algo? –Estoy bien –respondió –. Gusto en conocerte Della. Subí al ascensor y ella se fue, se veía una mujer muy perfecta, seguramente es alguna socia o algo, no creo que trabaje aquí, no me dijo nada de ningún cargo aquí, tengo tanto que aprender, ya lo sabré más tarde. Fui a la cafetería donde me indicó la señorita Janelle y al regresar Neil me dio las indicaciones de lo que debía hacer, tuve que hacerle varias preguntas que le molestaron, yo había aplicado para un puesto de segunda asistente, sinceramente sonaba muy vanidoso porque habían otros cargos más bajos, pero sentí que cumplía con los requisitos, así que me anime, fue una sorpresa cuando me llamaron para la entrevista y me explicaron que era parte de un programa de empleos para madres solteras, pensé que me colocarían en el archivo o en un lugar más tranquilo, pero estar al lado de la oficina del abogado director daba miedo, Neil dijo que el señor Akerman estaría fuera toda la mañana, así que trabajamos en silencio, a medio día él dijo que se iba a comer y yo me quedé en el escritorio disimulando que tenía trabajo para no fingir que no iba a comer, aunque a Neil no le importó mucho. Ahí estaba sola como lo he estado en los últimos años, no soy buena para hacer amigos y hablar con las personas, siento que cuando alguien se acerca será cuestión de tiempo para que le suceda algo por mi culpa y se vaya, el sentimiento me duró poco cuando mi teléfono viejo sonó, era raro porque nadie me llamaba nunca, eran casi las dos de la tarde y respondí. –Hola. –Señora Fletcher, le hablamos del instituto de su hijo Oliver Fletcher. –Sí, ¿pasó algo con Oli? –dudé. Solo eso me hacía falta, tener que dejar mi trabajo para ir con Oli y terminar durmiendo debajo de un puente está noche. –Le llamó para confirmar la salida de su niño, el señor Michael Trevor está aquí para recogerlo y Oliver dice que es su amigo, pero usted no dejó dada ninguna indicación. –¿Michael? –dudé y entonces lo recordé –. Oh, Micky. –Entonces si lo conoce. –Bueno, sí, pero…. es que yo… es que él… –Lo dejaremos ir con él. –¡Espere! –¿No lo dejo ir? –dudó la mujer. No sabía qué hacer, ¿cómo supo Micky dónde estudia Oli? ¿Y qué hacía en su instituto para recogerlo? –Señora Fletcher, necesito una respuesta. –Me pude pasar a Micky, si está cerca –le pedí –. Para asegurarme que es él, es que no sabía que lo iba a pasar a traer y quiero estar segura. Escuche un suspiró y luego un movimiento del teléfono. –Hola… Della. Era la voz de Micky. –Micky, ¿qué haces en el instituto? –No tienes donde quedarte y tu madre está en el hospital creí que pasar a recoger a Oliver en mi día libre estaría bien, además, Benji quiere que vuelvan. –Sí, pero ya tenemos donde quedarnos –mentí. –Ah sí, ¿y dónde? –Pues en el refugio cerca del edificio. –Y si llamó para verificar que tengan tu nombre y el de Oliver. –Micky, esto es demasiado y… –me detuve cuando ví que un hombre se estaba acercando y se veía furioso –. Está bien, llévalo, lo hablamos luego, gracias. Corté la llamada, pero ya era demasiado tarde, ya tenía al frente a ese hombre. –¿Quién es usted? ¿Y qué hace en el lugar de Neil? Reconocí esa voz profunda, era el señor Akerman, Dios, sí que era grande, muy alto y bien vestido, la palabra sería impecable, una mirada profunda que te paraliza, eran ideas mías o hacía falta el aire en el lugar, tenía que responder, peor no podía, sencillamente la voz se me había ido porque aquí estaba, aquí era le comienzo de todo lo que desencadenaría una serie de eventos desafortunados para mí y los Akerman.
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