Esa mano cálida sujetaba mi cintura mientras su aliento llego a mi rostro, fue un instante antes de que pudiera distinguir su rostro cuando sus labios atraparon los míos en un movimiento suave, su mano se movió hacía abajo metiéndose entre mi ropa interior, ese cuerpo grande estaba sobre mí, me sentía completamente atrapada y cubierta, pero no tenía miedo, la excitación era más fuerte, me siguió besando y sus dedos se deslizaron entre mis mojados pliegues, gemí cuando empezó a moverse aliviando ese dolor palpitante en mi centro, sentí sus labios en mi cuello, lo abracé, mis manos se sujetaban a su espalda, sus movimientos fueron más rápidos y certeros, iba a decir un nombre cuando volvió a besarme está vez más deseoso, lo estaba disfrutando cuando me recordé que Oli y mi madre estaban en e