–¿Y desde cuando le dice Sebas a Sebastián? –le pregunté a mi madre. Ella estaba cortando una cebolla. –Poco después que lo conocí, me parece que es más fácil y a él no le molesta. –¿No se conocían desde antes? –curioseé. –¿Desde antes? –dudó ella. –Sí, no lo habías visto por ahí, en algún supermercado o por la calle –mencioné. –No, Della –contestó –. Lo conocí igual que tu, hasta que vinimos aquí, ¿por qué piensas eso? –No lo sé, como se tienen tanta confianza –murmuré jugando con el pedazo de pan que quedaba en mi plato, ya era tarde para ir a la oficina –. Incluso ayer fuiste a su departamento, ¿de qué hablaron? El regreso de la casa de campo fue raro como todo en mi vida, Sebastián se mantuvo en silencio todo el caminó, yo no sabía qué más hacer solo sostener su mano, i