Era un hilo dorado que irradiaba de ella hacia algún otro lugar. Era realmente brillante, en cuanto la solté el resplandor desapareció. Tome su mano con una sonrisa de nuevo y la guie por el camino que el hilo me mostraba mientras la calmaba con palabras.
- ¿Adónde vamos?- Dijo la marquesa muy nerviosa de no reconocer por donde íbamos.
- Confíe en mí. - Dije de manera tranquilizadora mientras seguía avanzando entre las calles, en eso vi a unos hombres que llevaban un bulto en un callejón oscuro. Estaban batallando para meterlo en un carro, pero lo extraño de todo esto era que el bulto era lo que brillaba.
Solté a la confundida marquesa y me acerqué a los hombres liberando mi espada de mi muslo.
- Liberen al niño. - Dije señalando el bulto de lona en sus manos, uno de los hombres rio mientras palmeaba al otro a que viniera a encargarse de mí. El hombre vino de frente con sus músculos marcados a enfrentarse a mí, pero en eso una sombra oscura y familiar se plantó en ante mí. Vi como el duque con un par de movimientos noqueo al hombre, emprendiendo el camino hacia su cómplice y libero así a Simón, quien se encontraba inconsciente en la bolsa de lona.
- Permítame. - Dije sujetando una de las manos del niño y sintiendo como una calidez irradiaba de mi cuerpo al cuerpo de Simón, a lo cual este empezó a abrir los ojos y con manos débiles acaricio a la marquesa en el rostro.
- Gracias su alteza y señorita. - Dice la marquesa en medio de las lágrimas mientras la ayudamos a ponerse en pie para tomar un carro a su casa mientras los hombres del duque se acercan y se encargan de estos hombres, al parecer estos lo seguían en sus salidas, pero mantenían su distancia, lo cual explicaba las circunstancias en las que nos cruzamos la primera vez.
- ¿Cómo lo supo? - Dice el duque una vez la marquesa se ha marchado.
- ¿El qué?- digo fingiendo ignorancia mientras sigo mirando el carro de la marquesa perderse de vista en las calles adoquinadas.
- ¿Cómo supo donde se encontraba el niño? - Dice poniendo sus manos en mis hombros y girándome para verlo frente a frente y desliza sus manos a mis brazos evitando que me mueva.
- Yo…- Hice una pausa y cuando fije mi mirada en su rostro vi uno de sus cabellos rebeldes deslizarse sobre uno de sus ojos a lo que soplo para apartarlo mientras lo miro a los ojos y noto como sus pupilas se dilatan.
- ¿Qué hace? - Dice soltándome y apartándose un poco, poniendo su mano en su ostro y apartando su cabello.
- Su cabello aún está largo. - Digo cambiando de tema y tomo su mano guiándolo a la barbería. - ¡Vamos! - Digo emprendiendo camino con el.
Una vez en el carruaje de vuelta a casa me recuesto en la silla y pronto caigo en un profundo sueño donde veo algo increíble.