Capítulo 5

1364 Words
—Kyanna, debes dormir más —dice Kate interrumpiendo mi siesta en la banca de las duchas femeninas. Genial, lo único que le faltaba a mi día.  Respiro hondo, tallándome los ojos, soñolienta.  —Hoy dormiré mejor, lo prometo —digo levantándome con dificultad.  Veo de reojo a Kate rodar los ojos y salir del lugar. Un estruendo detrás de mi irrumpe mi bostezo y provoca que gire mi cabeza hacia esa dirección, dando la vista de un Andrew sudado.  Maldita sea, está sin camiseta. Espabilo rápidamente y me levanto del asiento. —Lo lamento, no sabía que era de mujeres —dice observándome.  Frunzo el ceño, confundida. —Hay un cartel encima de la puerta —respondo obvia—. La próxima vez que me busques, que no se note—añado burlona.  Comienzo a andar para salir del cuarto, pero antes de lograrlo su mano me detiene y me voltea, provocando que choque contra su abdomen. Hago una mueca de asco al sentirlo húmedo, pero rápidamente me pongo alerta al verlo acercar.su rostro al mío.  —¿Te crees muy lista? —susurra a centímetros de mi boca. Frunzo el ceño al ver su cercanía, pero no me dejo intimidar. Sonrío de lado acercando mis labios a los suyos, casi rozándolos.  —Lo soy—-respondo.  Me inclino para salir debajo de su brazo y sigo mi camino hasta salir del cuarto. Victoriosa e invicta. (...) Otra nueva noche en el club, con mi infaltable amiga, Kate. —¿Dime una vez más como es que no te tiras a ningún hombre de los que en este momento te comen con la mirada? —cuestiona ella, mirando mi atuendo. Comparado con la producción de las mujeres a mi alrededor, incluyéndola a ella, paso desapercibida. Lo único que pienso que puede llamar un poco la atención es mi cabello rubio lacio. —Porque no necesito de ningún revolcón, gracias —respondo divertida, dándole otro sorbo a mi bebida. Antes de que ella pueda nuevamente refutar mi idea, como cada noche, el presentador interrumpe. Exclama mi presentación por el micrófono, lo que provoca aplausos de la multitud. Como cada noche, camino lentamente hacia el escenario y subo las escaleras acomodándome los auriculares para comenzar el show nocturno. —¿Están listos para una noche movida? —exclamo, dando la orden para que activen las luces neón.  La gente grita emocionada.  Es el show que buscan, el show que les gusta.  No considero que este trabajo sea el ideal para mi, pero lo necesito, y no se me da mal. Además, hay noches que tengo buenas propinas. Mientras dejo la música sonar, disfruto de ver a las personas bailando alrededor, hasta que veo a Kate subir hasta donde me encuentro.  —Tenias razón sobre la mirada —me dice al oído, entregándome una bebida. Frunzo el ceño confundida, tomando un sorbo.  —Mi primo no te ha quitado los ojos de encima desde que subiste —informa. Automáticamente mi buen humor se esfuma un poco. Realmente es un tipo raro, me pone los pelos de punta. —¿Dónde está? —pregunto, buscando disimuladamente. Veo los ojos de Kate apuntar atrás mío. —Sobre tu hombro. Estiro mi cuello hacia el costado y lo veo. Sentado con una rubia a su lado, quien toca su cabello para llamar su atención sin éxito alguno, ya que sus ojos están sobre mi.  Respiro hondo. Definitivamente es un hombre extraño. —¿Te acuerdas del hombre rubio super lindo del que te comenté antes? —pregunta Kate, desviando mis pensamientos hacia su pregunta. —Eso creo, ¿por qué lo preguntas? La veo con la mirada perdida. —Está junto a Andrew, ya lo reconocí —dice tragando saliva. Sonrío de lado. Al menos alguien tendrá suerte esta noche. —¿Por qué esa cara? Ve a hablarle —la animo. Niega con la cabeza, firmemente.  —Es el primo de Andrew. Se llama Matt. Tenía catorce años cuando lo rechacé por llevar ortodoncia —cuenta apenada. Suelto una carcajada, negando con la cabeza. —¿Qué hay con eso? Abre los ojos, mirándome como si la respuesta fuera obvia. —Pues que he sido una completa perra y ahora está hecho un modelo de pasarela —exclama, casi indignada. Me encojo de hombros. —Tienes buenas razones para no perder el tiempo, si está tan guapo como dices no serás la única en poner sus ojos sobre él —le guiño un ojo. Hace una mueca de desagrado que me hace reír. Miro mi reloj y me suspiro, creo que mi hora ya está llegando a su fin. —Debo terminar esto, quiero recuperar las horas de sueño. Me despido del público y de mi amiga, para luego rápidamente caminar hacia la salida, saludando a todos los que lo hacen. Al salir respiro el aire frío y me abrazo a mi misma para  dispongo a caminar hacia mi auto. Pero antes de poder hacerlo una voz grave detrás de mi, detiene mis pasos. —Acepta una cena conmigo mañana en la noche Volteo.  Es Andrew. —¿Es una invitación o una orden?—cuestiono confundida. Al verlo de pie a cabeza, se me cae la baba, casi literalmente. Imposible no hacerlo con su traje casual e informal, pero definitivamente lo más importante son sus ojos grises que me observan. Da unos pasos hacia mi, lentamente. —Es lo que tu quieras, solo acepta.  Frunzo el ceño. Nunca tiene las palabras más adecuadas para tratar con una mujer. Ruedo los ojos, fastidiada. —Ninguna me ha convencido —respondo y retomo mi camino. Al instante lo escucho seguirme. —Disculpa ¿acaso te he ofendido en algún momento? No entiendo porque eres tan borde conmigo —cuestiona, claramente consternado.  Hago una mueca de fastidio. —No me acostaré contigo, deja de intentarlo —doy por terminada la conversación, aumentando el ritmo de mi caminata.  Lo escucho susurrar, enfadado, sin dejar de perseguirme. —Te he pedido una cena, no un revolcón. Me detengo de golpe y giro, enfrentándolo. —Mi respuesta sigue siendo negativa —reafirmo. Veo como su ceño se frunce de una manera chistosa. —No deberías dar por hecho algo que no lo es —susurra, acercándose cada vez más a mi. —Simplemente no quiero, Andrew —respondo nerviosa. Se detiene, respira hondo y asiente, dándose por vencido. Estaba a punto de retomar mi caminata cuando su voz me lo impide. —No te has despedido. Resoplo ante su insistencia y volteo. —Buenas noches, su alteza —digo agachándome, imitando un saludo real. Andrew sonríe burlón y niega con la cabeza divertido. —Así no es como se saluda a la real familia —responde con una sonrisa pintada en el rostro. —¿No? —cuestiono, levantando una ceja. Él niega con la cabeza y se acerca a mi. —Hay dos formas. La primera es con el cuerpo derecho, la espalda recta y con una leve inclinación hacia adelante con la cabeza —dice tocando las partes dichas en mi cuerpo, cuidadosamente. Ruedo mis ojos, es una gran táctica. —Y la segunda, es con un beso —siento sus dedos acariciar mi mejilla. Levanto la mirada hasta toparme con la suya. —No voy a caer en tu juego, Andrew —murmuro firmemente. Niega con la cabeza. —¿Quién ha dicho que estoy jugando? —murmura tan cerca de mis labios que siento el calor de su aliento, pero rápidamente desvía el camino y posa sus labios contra mi mejilla. Siento que toma una gran respiración y luego se aleja lentamente, como si le costara hacerlo. —Buenas noches, muñeca. Voltea al instante y se dirige nuevamente al club. Con la mente aún en otro mundo, giro y sigo mi camino hasta llegar a mi coche. Le quito el seguro para entrar y encender el motor en marcha.  Miro el espejo retrovisor y lo veo en la puerta del club, observando hacia mi dirección. Respiro hondo, tratando de tranquilizar mi respiración.  Eso ha sido realmente extraño. __________________________________________ Hola a todos Siganme en i********: si quieren: @loslibrosdemica Saluditos.
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