- No necesitas hacer eso- dijo Arlet demasiado rápido. La idea de un hombre viscoso que tenía el hábito de pasar el rato en clubes de striptease tocándola le hizo apretar los puños. Él era un posible criminal, un secuestrador que se llevaba a las mujeres a quién sabe dónde hacer quién sabe qué con ellas y un tipo como él siendo el primero de Sasha era más de lo que podía manejar. No merecía que su primera experiencia s****l consistiera en que un hombre sucio la manoseara en una pequeña habitación oscura donde innumerables hombres habían sido complacidos antes. Ella no era un juguete ni una herramienta. Merecía manos y labios suaves que exploraran cada centímetro de ella con su propio placer en mente, alguien que no le ofreciera solo una follada dura o incluso una ronda de sexo sudoroso