- Ni siquiera se molestaron en hacer preguntas- dijo con tristeza, sabiendo que esta historia bien podría ser cierta para muchas personas que viven en el país rebelde- Simplemente quemaron todo, casas, negocios, granjas. Mataron a quienes vieron, inocentes o no y se fueron tan rápido como habían venido. La única razón por la que viví fue porque me había ofrecido a recoger bayas de los arbustos a varias millas de distancia para el pastel que mi madre iba a hornear. Escuché los gritos y vi las llamas desde donde estaba, pero cuando regresé no quedaba nada Imaginario o no, la historia de Sasha era escalofriante y la oficial descubrió que ni siquiera tenía que fingir estar nerviosa. La idea de un destino tan horrible de un pueblo por el bien de alguna creencia política, naturalmente, la hizo