Al salir Raul estaba esperando sentado afuera.
—Se han dilatado ¿Que les ha dicho? — pregunto Raul.
—Que no es necesario saber todo, solo lo necesario — dijo Steven.
—Nos ha dicho que tú nos enseñarás a usar la espada y yo también tengo que aprender de las demás herramientas para cazar dragones.
— ¿Porque antes habías dicho que no estabas en la tierra de fuego?
— La última vez que vine no era así, deja de estar haciendo tantas preguntas, solo nos ha dado 15 días para aprender.
—Quieren decir 14 días, ya hoy no podemos andar en el bosque, vayamos a comer.
Al final ellos no podían hacer mucho, estaban en tierra ajena y necesitaban la ayuda de Raúl para aprender, durante la noche algunos hombres se subían a la parte más alta de los árboles para hacer vigilancia, apagaban todos los fuegos para evitar llamar la atención de los dragones.
—Ya viste que aquí es muy distinto, allá es solo vigilar que no se mueva una simple roca, aquí es subir hasta un árbol y mantenerse activo, no entiendo cómo fue que llegamos a vivir en un hoyo — dijo Robinson.
—Si tú no lo sabes, mucho menos yo, mira que toda mi vida a Sido un engaño, el primer día que llegue me pregunté que tenía yo en especial, pero nunca imaginé que no era de ese tiempo realmente, porque a veces nuestras vidas no es lo que queremos.
En eso dan aviso que se acerca un dragón, los hombres corren y toman las bayonetas, otros se suben a otro que lanza arpones con con cuerdas.
—Steven tu quieres aprender de artilugios, pues ven aquí, Robinson ¿Sabes usar esto? — Raúl le muestra un arco.
—Si lo sé usar.
—Toma entonces — Le da el arco que tenía en ese momento a mano.
Steven fue tras el y lo subió a un lanza arpones.
—Esto es fácil, apuntas y con esto disparas, lo mejor es apuntar a las alas, su cuerpo es bastante duro y esto no le hará nada.
Steven se subió y empezó a mover el lanza arpones, Raul se fué a otro punto, el dragón empezó a lanzar fuego desde antes de llegar a la aldea, los vigías ya habían bajado y tomado su arma, cuando el dragón estuvo cerca todos comenzaron a disparar, el dragón desvió su camino y siguió lanzando más fuego, Steven aún no había disparado su arpón, sabía que si lo hacía le podía tomar bastante tiempo en cargar nuevamente, el dragón se dirigía hacia la aldea de nuevo, ya nadie tenía cargada sus armas.
—Steven eres un inútil acaso, dispara eso ya — dijo Raúl.
—Esta muy distante no llegará — respondió Steven.
El dragón se estaba acercando, todos buscaban que lanzarle al dragón, cuando estuvo casi encima del pueblo, el dragón empezó a rugir, pero sin darse cuenta algo lo penetró desde el cielo de la boca, hacia su cuello, el dragón cayó en cuestiones de segundo al piso, todos quedaron viendo a Steven.
— ¿Cómo has hecho eso? — dijo Raúl
—Solo supuse que algo tenía que pasar si le disparaba en la boca, por eso necesitaba que estuviera más cerca — contesto Steven.
—Sin dudas serás un gran cazador.
El dragón comenzó a moverse, Raul tomo su espada, se subió al dragón y le ensartó la espada.
—Pensé que nada podía penetrarlo — dijo Robinson.
—Cuando un dragón está en el piso es vulnerable, entonces con esta espada se matan totalmente, es el único arma que puede matarlo — dijo Raúl.
— ¿Puedo verla?
—Puedes verla, pero no tocarla, se dice que aquel que no es digno de ella muere inmediatamente, aquí estuvo mucho tiempo sin uso, todos los varones al llegar a cumplir 18 alos tienen la oportunidad de levantarla, parece absurdo, pero nadie pudo hasta que llegó mi turno, la sentí tan liviana , no entiendo porque a otro se les dificulta.
—Estas destinada a ella.
En eso se acercaron varios hombres y con cuidado le amarraron la boca.
—¿Porque hacen eso? — pregunta Steven.
—A veces lanzan fuego aún después de su muerte, de hecho hay que perforar su estómago, sino ellos acumulan gas y luego explotan.
Raul ensartó la espada en su estómago y un gas comenzó a salir por ahí, Robinson y Steven solo se quedaron viendo, desconocían todo eso, realmente sabían que si un dragón era herido los demás dragones lo terminan de matar, pero el proceso correcto de matarlo no lo sabían.
—Mañana nos encargamos de el, ahorita toca apagar los incendios — dijo el anciano.
Todos buscaron agua para apagar los incendios, ya cuando estaba todo calmó fueron a descansar, Robinson y Steven se sentían entusiasmado, nunca antes habían estado en una casería de Dragón, pero tuvieron una visita repentina.
—Hoy has demostrado tu destreza Steven, al parecer has aprendido mucho.
—Es como lanzar una flecha, solo que es un objeto más pesado, pero llegué a pensar que quemaría el arpón.
—Podía quemarlo, pero no la punta, así que ya estaba muerto de todos modos, Robinson mañana un maestro te dará los primeros pasos y luego será Raúl quien te terminé de enseñar, ahora descansen, aquí el día comienza temprano.
Los dos se acostaron, era más agradable en dónde dormían ahorita que dormir en el hoyo, pasaron solo unas cuantas horas cuando fueron despertados.
—No crean que por su actuar de ayer tienen derecho a dormir más tiempo, aquí todos por igual, desde ya quiero que sepan yo soy muy estricto, mi nombre es Aníbal y seré su primer instructor para la defensa y ataque con espada, les daré solo un momento para que se laven la cara y terminen de despertar ¿Quien es Robinson?
—Soy yo.
—Muy bien, tu vendrás de primero conmigo, Steven tu irás al taller, aprenderás cómo hacer todos los artilugios, pero apúrense.