Capítulo 4: el adiós

2653 Words
No lo recordaba tan malditamente perfecto. Había cambiado su corte de pelo con flequillos por una rapada tipo militar, hacía que sus enormes ojos canelas se vieran perfectos. Y por lo visto estaba haciendo más ejercicio de lo normal, porque la camiseta negra que llevaba puesta parecía a punto de reventar. El estaba sentado en un banco a unas esquinas del aeropuerto, esperando que ella lo recoja, y ella estaba en un parque frente a él,observándolo. Se sentía nerviosa, la última vez que estuvo ahí para recogerlo se abalanzó sobre él nada más verlo para abrazarlo y besarlo. Ahora mismo no sabía si tan si quiera decirle "hola". Pensaba que sería más fuerte, más fría, pero teniéndolo cerca no era tan fácil decir que ya no lo quería. Valor Tomó su bolso del asiento del copiloto, respiró profundo y salió del auto. El no la vio hasta que ella no estuvo cerca de él. Antes de que se diera cuenta, ya el la estaba abrazando. Su abrazo cálido derribó sus murallas, no pudo contener las lágrimas al abrazarlo también. Fuerza -Estás enorme. - dijo al soltarlo. Lo había lastimado tanto, sabía que el sufría, no podía mirarlo a la cara, nunca pensó que ella sería la causante de su dolor, después que ella luchó tanto para aliviar ese dolor que el sentía ahora, jamás imaginó que lo haría sufrir, no después de tantos " te amo" , no después de tantos momentos. ¿Cuando dejo de pensar que sería eterno? Miraba su cara y veía tantas cosas... miedo, dolor, angustia, amor, tristeza. El no respondió. - Mi coche está por aquí. "- Nunca seré la causante de tu dolor, estaré ahí para ti, para enfrentarnos al mundo, no lucharé contra ti, sino a tu lado " El se sentía confuso, no era capaz de hablar, estaba similar a alguien que acaba de pasar por un momento traumático. Era como un espacio entre el pasado y el presente, tenía tantos recuerdos en la mente que el presente le parecía irreal, algunos segundos pensaba que no estaba allí, que las cosas no estaban así, pero le bastaba apretar los ojos para pisar tierra. Se sentía desorientado. Sabía que tenía que hablar, decirle algo, no era capaz. Se había subido al carro y aún sujetaba la maleta, gris un poco descolorida, con tanta fuerza que le empezaban a doler las palmas de las manos, escuchó el carro arrancar y se pusieron en marcha, no sabía donde dormiría aún. -Helen...- la miraba pero no comprendía nada, hace unos meses ella era su novia, su otra mitad, ahora su novia tenía un novio y estaban comprometidos.- deténte por favor, no me siento bien. - Estaba hiperventilando. - aaaah, aaah- salió del carro disparado, tomando todo el aire posible. -¿Quieres un poco de agua? - se había bajado para ayudarlo, a lo mejor estaba cansado por el viaje. - ¿ Te has mareado? -¡¡Es... Estoy bien!!- lo sentía acumularse en su pecho, lo sentía venir, ya no podía aguantar.- ¡Estoy aquí! Y necesito respuesta. Estoy aquí y realmente no se porqué, fue un error muy ridiculo venir aquí. Un día eres mi novia, mi pareja y otro estás comprometida y no tienes ni los ovarios para decírmelo. ¡HELEN POR DIOS! SALIÓ EN LAS NOTCIAS, EL PUEBLO ENTERO LO SUPO PRIMERO QUE YO, ¡TUS PADRES NO PODÍAN MIRARME A LA CARA! - había soltado todas esas palabras gritando, aunque ella estaba muy cerca de él. - Bien, no vas a decir nada. - Abrió la puerta del auto y sacó su maleta. - Felicitaciones por el compromiso. Lo vio alejarse a largos pasos, si no sabía ni por donde empezar, nada de lo que tenía que decir podía aliviar su dolor, nada arreglaría las cosas para el , ni para ella tampoco. -¡SOY UNA DAMA DE COMPAÑÍA! ¡SOY UNA PROSTITUTA!- gritó a todo pulmón. Nunca lo había dicho tan alto, las palabras tenían mucho peso. No lo estaba mirando, no sabía si se había detenido, si la había escuchado, pero ella ya había dicho la peor parte. - “nubes de colores en el cielo hay, flotan sin caerse, flotan sin parar, míralas atenta, nunca caerán, nubes de colores alegría traerán.”— tarareó. De pequeña era muy enfermiza y siempre estaba en el hospital, ella y su padre tenían una canción, era una canción mágica que podía aliviar cualquier dolor, su padre siempre se la cantaba cuando estaba triste, cuando estaba enferma, cuando no podía dormir. Fue lo único que le llegó a la mente después de dar semejante confesión. - No se a qué estas jugando... - sus hombros caídos ya sin fuerzas , sus labios tan apretados como su pecho, casi se podía oír su corazón rompiéndose a pedazos, ya casi hecho añicos, aún latía. - No es ningún juego, te puedo contar todo, pero no puede ser ahora, no aquí. ———— Había pasado casi una semana desde aquella conversación con Helen, aún no sabía nada de ella, no contestaba las llamadas ni los mensajes, había faltado a clases y siempre que iba a su casa nunca estaba, algo iba mal. Intentaba ser paciente, había reconocido que estaba pasado de tragos esa noche y no midió sus palabras, pero no sabía que tan grave era el asunto. Tres días atrás habían enviado a su chofer a vigilar la casa, pero parecía que ella no estaba durmiendo allí, pues no entraba ni salía. Su padre no dejaba de hacer preguntas, habían quedado en varias ocasiones pero ella nunca se presentó. Por el momento habían cosas más importantes que ella, la empresa le estaba tomando más tiempo de lo habitual, muchas reuniones, nuevos inversionistas, proyectos que leer y un sin número de papeleos. Pronto necesitaría un descanso. Mientras firmaba unos papeles su celular sonó. -Daniel. - era su chofer. -Señor, la señorita Helen acaba de llegar a su casa. -Excelente, avísame si sale, en una hora o dos ,mas o menos, podré ir. -Señor, ella viene acompañada... de un joven. -Está bien Daniel, yo te confirmo cuando pueda ir para ver si ella aún sigue allí , gracias. Días ausentes, nada de respuestas, ahora un chico la visita ¿ Que se trama? -Disculpe, señor. - Lo interrumpió su asistente. - Han llamado para confirmar la entrevista, es en menos de dos horas. Lo había olvidado. -Confirma. El nuevo proyecto de la empresa estaba a punto de completarse, no podía faltar a esa entrevista, era el momento justo para lanzar el proyecto a los medios y darle publicidad antes de inaugurarlo. Tendría que dejar a la pequeña Helen para después. ————— En toda su vida nunca se había sentido tan estupido, tan fuera de lugar. Era una sensación desconocida y muy poco agradable. Si bien dicen nunca se está preparado para la verdad y para el dolor que ésta trae, aún menos. Estaba esperando una razón extraordinaria, de esas que cuentan en los animes japonés para justificar porqué el villano se volvió un villano, pero nunca llegó. Solo fueron hechos muy egoístas, de los cuales sus consecuencias ahora embarraban a muchas personas, él incluido. Nunca había ido a la universidad por falta de medios económicos, entonces, si el hacía robos frecuentes para poder ir a la universidad y seguir allí ¿estaba justificado que el hiciera esos robos? Su respuesta era no, al igual que los motivos de Helen. Era demasiada información para procesarla tan rápido. Intentaba mantener su respiración estable, porque de vez en cuando sentía que se le iba el aliento y que respiraba muy deprisa. En esos momentos su cerebro trabajaba a toda velocidad para entender a Helen, quizás ponerse en sus zapatos. Lo único que encontró su cerebro bueno en toda esa historia , era que por lo menos ella ahora estaba siendo sincera. -¿Por qué ahora? - estaban sentados de espaldas, era así como acostumbraban a decirse las malas noticias, por si alguno quería llorar que lo hiciera libremente.- ¿Quién... quién es el? Antes solo estaba la idea de su engaño, ahora la situación era extrema. -Era lo menos que podía hacer, decirte la verdad. Te lo debía. -No...no - su lengua empezaba a trabarse por el llanto. - me debías más que eso, MALDITA SEA, me debías respeto, te lo debías a ti, se lo debías a nuestro amor. Si es... - le costaba demasiado pronunciar esas palabras- si es que alguna vez lo sentiste. -Te amé y lo sabes bien. -Lo único que se ahora mismo es que tú no eres la Helen de la que estoy enamorado, lo peor de todo es que no se cuando perdí a mi Helen. ¿Él lo sabe? No podía ni mencionar su nombre - Si. ———— Cuatro horas de vuelo, dos horas de tortura y cuatro horas de vuelo otra vez. Había comprado un boleto de avión para irse ese mismo día, y a medida que pasaban las horas, más se daba cuenta del gran error que había cometido al encontrarse con Helen. Ahora sentía vergüenza, como hombre no había aceptado que ya esa relación había terminado, y no ahora, sino hace muchos meses. Sin más remedio que aceptar el dolor, cerró sus ojos y se acomodó en el asiento del avión, recordando su última conversación. “-Si, él lo sabe, lo ha sabido desde un principio. Me aceptó así. -Contestó Helen. Sus manos sudorosas no se mantenían tranquilas, después de estar pellizcando el pantalón , ahora se dedicaban a apretar el cover del celular. Tenía más preguntas, cientos de preguntas, pero no sabía cuales hacer sin que Helen se incomodara y no quisiera responder a ninguna. -¿Lo conociste mientras...- ¡Como le costaba pronunciar esa palabra!- te prostituías? - pasaron unos largos segundos de silencio.-No tienes que responder a eso, es estúpido. -Si, una amiga me lo presentó. Pero esas no son las cosas que tenemos que hablar, no estamos aquí para hablar de él. Se que tanto tú como yo creemos que este encuentro fue un error, pero es mejor tener respuestas que solo tener preguntas, ademas sirve para cerrar los capítulos. -Desde luego a ti te funciona mejor que a mi. -No, Nick. Esto es tan duro para mi como para ti. Pero es necesario. Ha sido muy difícil todo esto, y buscar el valor para hacer frente , para decirte la verdad, es algo que me está costando todas mis fuerzas. Si hubo alguien especial en mi vida, ese fuiste tu. Pero ya no era lo mismo, y se que no debo justificarme. Admito que tengo toda la culpa, absoluta, y no podré remediarlo. Pero Nick... tengo que decirte que lo siento, y de poder cambiar algo, cambiaría el hacerte sufrir, aunque ahora mismo mis palabras no remedian nada. -Siento un dolor y algo más , es un sentimiento que no se ni cual es. Pero por otro lado, siento un poco de alivio, porque tú ya hace tiempo que no me amabas , eso es obvio porque estabas con otros hombres, pero mi alivio es porque ahora estás con una persona , que según tu, te conoce y te acepta con tus errores, al parecer mi amor no te fue suficiente. - ya era hora de aceptar la situación. - Admito que... no se si después de todo esto que me has contado.. yo no te habría perdonado, ni lo hago ahora. Se puso en pie para dirigirse a la puerta. -Una cosa más. - dijo ya con la puerta abierta , listo para marcharse. - ¿ tus padres lo saben ? - Helen guardó silencio, no hacía falta responder- Adiós.” ——— -Ya he hecho el contrato, aunque falta que te decidas por la suma, pero aquí tengo una copia para que lo leas, dime que te parece, después necesito que me digas cuanto quieres sacar de todo esto. - Estaban en una cafetería de la calle 6ta, cerca de la universidad de Helen. - Al parecer no quieres hablar de eso... - ¿No me tienes un micrófono en la casa? ¿O es que tu empleado no hace bien su trabajo? -respondió ella, de muy mal humor. -Ya veo que no quieres hablar sobre eso. Y el no está para vigilarte, es solo por tu seguridad. -Graaacias, se te agradece. -contestó con sarcasmo. -Aaah, que voy hacer contigo, pequeña fiera. En todo caso, no olvides que este fin de semana la pasamos con mi padre, haremos una barbacoa en la playa. -¿Clark irá?- No se sentía bien, estaba de mal humor y por momentos se le nublaba un poco la vista. -Tiene que estar ahí, no creo que falte, tú le agradas, ¿sabes? -Algunas personas que los habían reconocido en la cafetería no dejaban de mirarlos.- No me has contado como va la universidad, mi padre ya está buscando un lugar para ti. Esta bastante entusiasmado con la idea de tenerte en la empresa. -Espera... aquí dice no podrás exceder el límite de 5 años ¿acaso te estás volviendo loco? Si yo no pienso pasar de un año en esta falsa. -Eso no quiere decir que esto tardará cinco años, puede durar un mes, como también una semana. Pero en caso de que se extienda tendrá un límite de cinco años. Esa parte te beneficia a ti, que tenga un límite. -No puedo firmar esto, además ¿crees que luego daré una entrevista a la prensa? ¿Por quien me tomas? Luego de eso cavaré un hoyo y me enterraré donde nadie vuelva a saber de mi, es más, estoy considerando hacerme monja.- rompió el papel en dos, lo dejo en la mesa y se dirigió a la salida, mientras todos los presentes los miraban. Lucas, como si no pasara nada, dejo el billete en la mesa y fue tras Helen con paso desapresurado, no sin antes tomar los trozos del papel. Estaban lo bastante lejos de los demás para que alguien hubiera escuchado su conversación. -Es una parte importante que luego de la noticia tu des tu versión de los hechos.- le dijo al alcanzarla. - Entiendo que no te agrade, pero primero piénsalo y después me dices. No puedes decir que no sin antes analizar todo. - Lucas no se si esto del contrato, o el acuerdo, como quieras llamarle, sea una buena idea, mejor sigamos con esto hasta que dure, es más sencillo. Es todo como un plan macabro, así no me agrada. - Las cosas salen mejor cuando se planean , ahora acércate aquí y dame un rico beso. Usó su sonrisa, entre sus armas la más certera, para convencerla y animarla. Estaban los dos junto a la puerta del copiloto, el se le acercó para acariciarle la mejilla derecha y quitarle un mechón de pelo de la cara. Pudo notar un ligero olor a vainilla, su piel suave y escasa de maquillaje le causó un cosquilleo en los dedos, y aunque sus besos no eran sinceros, cuando sus labios se unían nunca faltaba la pasión. Sus labios húmedos y juguetones jugaban con los suyos, su mano grande y firme le recorría la espalda, tanteaba su trasero y luego volvía a subir, un poco indeciso. Por unos cortos minutos se les olvidó que estaban en un estacionamiento, hasta que el beso terminó. Dejándolos jadeantes. Helen sentía en su interior que algo se calentaba, sus manos estaban sudadas y no era capaz de mirarlo. -Creo que tal vez debemos hacer el contrato juntos. Estaríamos así los dos de acuerdo. Y también pondríamos puntos de intereses para mi. -Me parece justo. - El abrió la puerta del coche para que ella subiera, mientras el se deleitaba con ese hermoso trasero colosal. El la llevó de regreso a la universidad y ahí se despidieron.
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