«”Ivar Ragnhild, un gran empresario de tecnología de alta calidad que se convirtió en uno de los más importantes de los CEO del mundo no podía dejar de pensar en una simple ayudante de su secretaria. De sus labios soltó un suspiro, había estado así durante todo el día. Sin poder evitarlo una sonrisa ligera se apodera en su pálido rostro al verla por el cristal entregándole unos papeles a su secretaria, claro que Ivar tenía una reputación que todos conocían y por eso ella no quería estar cerca de él.
El CEO era conocido por salir con una mujer diferente cada fin de semana, artistas, famosas, modelos y algunas muy pocas civiles o empleadas. Le gustaba, pero solo lo hacía por compañía y querer llamar la atención, Ivar para acostarse con ellas era muy estricto cuando no tenían ninguna relación a las que de verdad quería y eso había pasado hace mucho, tanto así que no recordaba cómo era sentirse completamente enamorado. Muchas veces si se sentía atraído por algunas, cómo era el caso de Cloe, la asistente de su secretaria. Y este hacia lo imposible para tenerlas a su lado por un tiempo, divertirse con ellas y desquitar sus fantasías sexuales, era por eso que todo el mundo lo llamaban un mujeriego. Cloe odiaba esa clase de hombres, hasta el mismo lo había notado cuando está se sentía incómoda cada vez que una modelo con la que había salido antes estaba con ellos.
Pero no sabía que era lo que tenía ella que otras mujeres con las que había salido no tenían, sabía que era diferente, pero aun así la quería tener para él para dejar de pensar en ella. Había socializado poco con Cleo, pero notaba su amabilidad, el esfuerzo que daba en el trabajo, la sonrisa que siempre portaba cada mañana y siempre era detallista, siempre traía su café favorito para su secretaria y para él, aunque ninguno de los dos se los pedía.
Vigga, quien era su secretaria estaba más que encantada con su ayudante. No eran como las otras quienes solo estaban interesadas en conquistar al CEO y eso a ella le había gustado.
― ¿Por qué tienes esa sonrisa de idiota? – La voz de Vigga se hizo presente en su despacho haciendo que dejara sus pensamientos sobre Cloe, este carraspeó su garganta y nada más negó con la cabeza mientras se levantaba de su asiento y está vez se sentaba al borde de su escritorio, noto como su secretaria dejo unos documentos allí y estaba dispuesta a irse cuando la detuvo con una pregunta.
― ¿Qué cosas le gusta a Cloe? – Su secretaria se había detenido para voltearse con su mirada sería, ella apretó su mandíbula al escuchar a su jefe.
― Ni te atrevas a acercarte con esas intenciones a ella, Ivar Ragnhild. – El hombre sonríe con cinismo al notar la molestia de su empleada y amiga. Sabía que cuando lo llamaba por su nombre y apellido era porque de verdad estaba enojada. – Ella ha sido muy buena trabajadora en esta empresa como para que tú lo eches a perder. Así que compórtate y sal con otra estúpida mujer.
― Venga, Vigga… Únicamente tengo curiosidad, me interesa. – La mujer de cabello rubio casi como el oro frunce su ceño.
― Te conozco a la perfección, Ivar. Sé que nada más la quieres por capricho y anotarla en tu ridícula lista, pero esta vez no te lo voy a permitir. Cloe ha sido mejor que muchos empleados que han trabajado aquí en años, no quiero que ella sufra como lo hiciste con otras mujeres, Ivar. – El CEO al escucharlo lo último solo aprieta su mandíbula marcándola mucho más. – Acuéstate, diviértete y disfruta, pero con otras mujeres y no con ella. – Vigga se da la vuelta para salir del despacho, pero justo en el marco de la puerta se detuvo. – Además, tiene pareja, no tienes oportunidad. – Lo deja solo haciendo que su sonrisa creciera, se da la vuelta y mira por el enorme ventanal que tenía en su despacho, mira la ciudad.
― No me rendiré…
Ivar Ragnhild, no se iba a rendir tan fácilmente. Tenía que estar al menos una noche con ella para sacarla de su mente, no le importaba si tenía pareja, pero como su amiga no lo ayudaría tenía que buscar la información por su propia cuenta. El CEO sonríe ligeramente al solo pensar en todas las posibilidades que se cruzaban en su mente, lamentablemente no podía hacerle caso a su amiga está vez, no se podía detener…
No ahora que no se la podía sacar de su mente…”»
(…)
«”Ella se sentía un tanto incómoda ante lo que estaba pasando, sabía que no estaba haciendo nada malo, pero no podía evitar sentirse culpable. Su jefe le había dicho que solamente estaban en ese restaurante porque iban a hablar sobre cosas del trabajo y que eso no le tenía que preocupar, pero no entendía del todo por qué solo estaban ellos dos. El lugar era público, había algunas otras personas comiendo en otras mesas mientras reían y charlaban.
Ivar la había invitado porque quería conocerla, tenía que hacerlo lejos de los ojos de Vigga quien lo estaría fulminando con la mirada en ese momento. Pero el mismo lo había dicho antes, no se quería rendir. La cena había pasado con tranquilidad, el CEO había notado cierto nerviosismo en su empleada por lo que comenzó a hacerle preguntas sobre la empresa y cosas personales para conocerla, en ese momento se dio cuenta cuanto adoraba la hermosa sonrisa de Cleo.
Ella se sentía de esa manera porque sabía que si Lucas, su pareja se llegaba a enterar sobre lo que estaba haciendo nuevamente una discusión iniciaría. Claro que Cleo no estaba haciendo nada malo, pero conocía a su pareja.
― ¿Y qué has pensado sobre la propuesta del nuevo socio que quiere trabajar con nosotros?... – Ivar sabía que ella estaba al pendiente de muchas cosas que otros empleados, socios y firmas de la empresa, está estaba a nada de responderle cuando su rostro cambia a una de miedo y pánico, el noruego al mirarla de esa manera frunce su ceño preocupado pensado que había dicho algo malo. - ¿Cleo…? – El CEO no pudo ni terminar de formular la pregunta cuando sintió un fuerte golpe en su mejilla haciendo que cayera al suelo.
― ¿¡Qué coño crees que haces!? – Grita la de cabello rizado preocupada mirando como su jefe se levantaba ante todas las miradas encima de él, su labio se había roto. Lucas estaba rojo de rabia y en sus dos manos portaba un anillo para golpear más fuerte.
― ¡Tú cállate! ¿¡Es así como me engañas!? ¿¡Con este bueno para nada!? ¡No me sorprende, eres una perr…! – Ivar al notar como Lucas se estaba dirigiendo a Cloe pudo sentir como su sangre comenzaba a hervir ante la rabia y se lanzó hacia la pareja de ella comenzando a callarlo a golpes.
― ¡Cómo vuelvas a faltarle el respeto te juro que reviento todos los dientes! – Cloe no podía soportarlo… Sus lágrimas caían con rapidez ante la vergüenza y miedo por su novio, además de perder su trabajo. Lo mejor que pudo hacer fue huir de allí dejándolos aquellos dos peleándose.”»
(…)
«”Cleo miraba con decepción a su pareja Lucas, de todas las cosas que lo perdono está había llegado a su límite. En realidad no se sorprendió, lo esperaba con ansias y se preguntaba cada noche cuando lo haría, él había provocado esa desconfianza en ella. Recordó cada palabra en dónde le decía “te amo” una simple palabra que para muchos significaban un montón, pero para Lucas no significaba nada. Solo se amaba a sí mismo, solo le había dicho aquella mentira a Cleo para tenerla a su lado.
Lucas era un ser egoísta…
Un ser repugnante…
En ese momento ella soltó lágrimas llenas de rabia, impotencia y decepción. Desde que su ahora expareja había cometido los actos más desagradables había perdido dos cosas importantes en una relación.
La confianza y el amor.
Lucas había hecho que perdiera uno de sus mejores trabajos por celos irracionales, le oculto por varios años sobre los correos sobre los nuevos trabajos y con eso pudieron los dos tener una mejor vida, aún con aquello lo perdono porque sintió que debía de hacerlo… Que debía de darle una tercera oportunidad para que su relación no se terminará, pero quién avanzaba en aquella delgada cuerda únicamente era ella, en sus hombros tenía un gran peso que hacía que se tambaleara, pero ella luchaba con todas sus fuerzas en seguir, no lo amaba, pero ya estaba en un círculo el cual no sabía cómo salir.
De sus labios salió una risa temblorosa, en ese momento recordó a Ivar. Su jefe, él se lo había dicho muchas veces. Se lo dijo tantas veces que ella ya había perdido la cuenta, le había dicho que Lucas no la merecía y que debía de terminar con él. Pero no le hizo caso, Ivar estaba detrás de ella y quería hacer hasta lo imposible para tenerla para él solo. Aunque Ivar quería aquello también quería lo mejor para Cleo.
― Cleo… - Escucho su nombre de la boca de Lucas, este se intentaba colocar torpemente su pantalón de pijama, pero ante sus manos temblorosas no podía. La mujer que estaba en la cama únicamente se tapaba su cuerpo ante la vergüenza que sentía, Cleo sabía que esa mujer desconocida no tenía la culpa de nada.
La culpa la tenía Lucas…
― No… No tengo por qué escucharte un segundo más, luche por nuestra relación, luche para hacer que nuestro futuro fuera el mejor y el que habíamos hablado durante nuestros cuatro años de relación. ¿Es así como lo pagas? ¿Teniendo relaciones con otra mujer en MI casa?... ¿Sabes qué?... – Cleo aún dejaba salir algunas de sus lágrimas mientras que sonríe de lado. – Muchos me decían que debía de alejarme de ti, que no me merecías y que solo eras un cobarde disfrazado de payaso… Pero a mis ojos ahora solo eres un pedazo de mierda que no merece vivir. – Ella se dio la vuelta dispuesta a irse, pero Lucas tomo su mano deteniendo su andar. Está se voltea enfadada soltándose del agarre para darle una cachetada a su expareja quien voltea su rostro. - ¡Nunca en tu maldita vida me vuelvas a tocar, eres un cerdo asqueroso!... ¡Quiero que te largues de aquí en cinco minutos antes que llame a seguridad! …”»
(…)
«”Cleo miraba a Ivar con una ligera sonrisa en su rostro, no se había esperado que la sorpresa que le tenía era llevarla por helicóptero por casi toda Noruega. Su rostro no se despejaba de la ventana, la naturaleza y su belleza eran tan sorprendentes que no se cansaría de mirar aquello. Ivar mientras conducía el helicóptero no podía evitar mirarla de reojo, sus ojos tenían cierto brillo que le resultaba hipnótico.
― Muchas gracias, Ivar… - Cleo estaba enormemente agradecida con su jefe.
― No tienes que agradecerme, no es nada, esto lo hago casa vez que quiero distraerme un rato. – Dice un tanto desinteresado.
― En realidad, si debo de agradecerte, la primera vez que llegué a Noruega siempre quise ver sus hermosos paisajes, en realidad era una de las primeras cosas que estaba en mi lista deseo, pero muchas cosas pasaron… - El hombre a su lado noto como su tono de voz había bajado un poco con lo último haciéndolo fruncir su ceño, había notado como su estado de ánimo había cambiado drásticamente, pero no dijo nada.
Cuando aterrizaron en el lugar privado de Ivar este ayudo a bajar a Cleo y cuando lo hizo los dos estaban cerca del otro, sus ojos no podían dejar de mirarla. La diferencia de altura era muy notable, él era casi dos metros y ella apenas un metro con setenta. El noruego apartó uno de los mechones del cabello rizado de la persona que abandonaba su mente.
― Estaba pensando en lo que dijiste mientras estábamos arriba… Sobre una lista de deseo que tenías. Yo… - Frunce su ceño sabiendo que él no era de esa manera, no sabía por qué iba a hacer lo que estaba a nada de hacer, pero quería verla feliz. – Yo quisiera que lo cumplieras, podemos hacerlos los dos juntos. – Cleo sonríe feliz al escuchar aquello, pero su mente le hace recordar algo;
“- Él hará lo imposible solo para tenerte, te comprará lo que más deseas, te llevará a comer, te llevará a lugares asombrosos y será atento contigo. No le creas, niña… Es un mentiroso y siempre será un mujeriego, cuando te haya conquistado se irá con otra. – La mujer que había sido ex modelo miraba con tristeza su bebida. – Así hizo conmigo, me enamoré y cuando él lo supo me destruyó por completo. Huye de allí antes que sea tarde, Ivar Ragnhild nunca podrá amar a una persona.”
Su rostro se apagó por completo y se alejó de Ivar haciendo que esté la mirada confundido. Cleo se sentía dolida, no quería seguir sufriendo y que su jefe le hiciera eso le dolía.
― No… - Aquella palabra había sonado seca, ella en ningún momento había alzado el rostro para mirarlo, está solo miraba el suelo. – No quiero que te vuelvas acercar a mí, sé muy bien que solo me quieres por capricho y que solo estás haciendo todo esto para enamorarme de ti y luego herirme.
― Cleo, por favor… - Ivar en ese momento sintió el Karma pegarle un golpe en su rostro. Todo lo que había hecho ahora lo pagaba a ese precio, cuando quería hacer las cosas bien ahora no podía. Ella no le creía.
― ¡Ya me han dicho tu juego, Ivar! ¡No soy un juguete al que vas a tirar a la basura luego de conseguir lo que quieres!... Ellas me lo dijeron, me lo advirtieron muchas veces y no pienso ignorar eso. – Cleo no podía aguantarlo más, salió corriendo de allí hacia el auto con chófer que estaba allí. Ivar no podía hacer nada, sabía que todo era su culpa.
Durante esos años formó una reputación como mujerío y no la podía quitar, ese era su Karma. Sabía que al principio Cleo era su capricho, pero luego de conocerla poco a poco de verdad quiso hacer las cosas bien, hace años que no había tenido una relación y ahora que lo quería el Karma de sus actos lo habían atacado.”»