Cleo sentía como su cuerpo le pedía a gritos que descansará un poco, pero sabía que no podía hacerlo. Tenía que irse a su otro trabajo de noche para poder pagar la renta de su apartamento, ella sabía a la perfección que tener más de dos trabajos no le daban lo suficiente y necesitaba buscar uno con urgencia en el que le pagarán mucho más.
La pobre mujer no era la única que vivía en el pequeño apartamento tipo escrito que había alquilado, vivía junto con su pareja la cual le iba peor en el trabajo que a ella. Su novio Lucas solo tenía un trabajo de turno completo en un restaurante de comida rápida y en ese le pagaban mucho menos que a ella con los dos trabajos juntos, Cleo sabía que no lo podía culpar por lo que estaba pasando con sus vidas, entendía que no estaban ninguno de los dos en su mejor momento, pero ella por dentro hubiera deseado con toda su alma aceptar el trabajo que le estaban ofreciendo en una reconocida empresa.
Pero cierta persona movió mar y tierra para que no lo aceptará, ese había sido su novio Lucas, el cual al enterarse del sueldo que ganaría su novia y en donde sería el trabajo se negó por completo. Aquel hombre no lo quería admitir, pero sintió como la envidia crecía dentro de su cuerpo al ver cómo a su novia le llegaba mejores ofertas que a él.
¿Por qué no le llegaban más ofertas de trabajo con aquellas sumas de dinero?…
¿Acaso nadie veía como él se había esforzado tanto para ganarse un montón de títulos?…
¿Eso no lo valía?…
¿Por qué nadie quería contratarlo?…
Esas simples preguntas siempre rondaban por la cabeza de Lucas cada noche, aunque él sintiera la envidia más con otros miles de sentimientos negativos contra su pareja no la quería abandonar, la quería, pero desde algunos años atrás la había dejado de amar. Solo estaba a su lado porque mantenía el pequeño y desagradable apartamento en dónde vivían, con su sueldo no podía pagarlo e incluso casi no le daba para la comida y por eso se estaba quedando con ella. Lucas sabía que lo normal entre algunas parejas sería que se ayudarán mutuamente a crecer e incluso a formarse para el futuro, pero él no era así. El orgullo y le envidia habían estado con él desde muy niño, y haber crecido con padres que lo criaron de esa manera lo había marcado.
Lucas no podía negar tampoco el hecho que muchas noches llegaba a imaginar su vida diferente a como la estaba viviendo, soñaba despierto el que Cleo trabajaba en una prestigiosa empresa a la cual le pagaban semanalmente una jugosa paga y ella compraba una casa o incluso un penthouse en las mejores calles en donde vivían los prestigiosos, también llegó a pensar que ella le daría dinero para comprarse algunas cosas o que intentaría de todas las maneras de hacerse famoso para que miles de mujeres estuvieran detrás de él. Lucas era un hombre inmaduro, mantenido, cobarde y sobre todo un manipulador. Muchas veces llegaba hacerse la víctima solo para obtener cualquier cosa de Cleo y está le daba tanta lástima que se lo daba, ella había dado tanto por la relación que sentía que debía de darlo mucho más.
Ella por una gran parte sentía que no podía terminar con su relación, tenían 4 años de noviazgo, habían comenzado desde los inicios de la universidad y Lucas la trato tan bien que no podía evitar llegar a sentir culpa, muchas veces tenía que distraerse para dejar de pensar en terminar con su pareja porque Cleo no podía evitar recordar todos los malos momentos que llegó a pasar con él, eran muchos más que los buenos. Otra parte de ella llegaba a reflexionar como sería su vida si estuviera soltera, sabía que muchas cosas cambiarían y entre ellas estaba que podía tomar el trabajo que tanto quería, antes le llegaban tantas solicitudes que no sabía cuál elegir del montón, pero luego de un par de semanas luego de haber tenido un gran problema con su antiguo jefe y Lucas dejaron de mandarle solicitudes de trabajos, ahora era ella quien tenía que entregar currículums.
Pero la realidad era muy diferente a eso…
Por un tiempo todos se habían enterado del gran problema en que Lucas había metido a Cleo golpeando al antiguo jefe de su novia, pero sabían que su trabajo no tenía nada que ver con su vida privada. Aún muchas empresas le mandaban cartas para qué se presentará en sus empresas, pero la pobre Cleo no sabía nada de eso. Y el causante de eso era nada más y nada menos que Lucas, ella llegaba casi a la medianoche a su apartamento y cuando llegaba tenía tanto sueño que se acostaba con su ropa de oficina y lo único que se quitaba eran sus tacones, luego cuando amanecía se tenía que levantar a las 5:20 AM para arreglarse y luego de allí buscar el café de sus superiores para cuando llegaran, no tenía mucho tiempo para nada. Es por eso que cuando Lucas llegaba al apartamento a las 8:00 PM revisaba el correo que llegaba, siempre dejaba en la mesa de noche que estaba al lado de la cama el correo de la renta y los gastos del lugar, luego revisaba las cartas de trabajo de su pareja para luego esconderla entre una caja de zapatos debajo de la cama.
Lucas no podía decirle ese gran secreto a su pareja porque sabía que todo terminaría de la peor manera y no quería eso, quería mantenerla a su lado porque era un egoísta, no podía verla feliz haciendo lo que le gustaba porque sabía que le terminaría y él no haría nada en su vida. Es por eso que él la quería amarrar a su lado sin importar que los dos no tuvieran los mejores recursos, siempre le decía que la amaba, aunque era mentira o que tenía miedo de perderla. Lucas era un completo manipulador y tóxico…
Cleo miraba con cansancio la computadora que estaba al frente de ella, ya faltaban pocos minutos para terminar su turno, pero está vez se tenía que quedar por más tiempo porque tenía que resumir varios documentos de sus superiores. Mientras leía y escribía en un documento en la computadora sintió un leve apretón en su hombro, Cleo se sobresaltó ante el toque tan repentino, no lo estaba esperando. Cuando volteo su rostro noto que era uno de sus compañeros de trabajo, este la miraba un poco preocupado.
― Oh, Samuel… Me has asustado, ¿Sucede algo? — Su compañero suelta un suspiro quitando su mano del hombro.
― Cleo, sé que estás haciendo trabajo para mañana, pero deberías de irte ahora. Ya es muy tarde para ti, yo ya terminé y te puedo dar un aventó hasta tu departamento. — La mujer quería decirle con todo su corazón que sí, aunque ella solo trabajaba en el turno de tarde y noche había creado una buena amistad con su compañero. (A pesar de que ella era un tanto reservada.) Pero, aunque quisiera aceptar su oferta tenía que negarse por dos cosas, la primera tenía si o si terminar su trabajo, la segunda si ella llegaba aceptar su oferta sabía que su novio le preguntaría quien fue la persona que la trajo y este se molestaría porque no quería que está tuviera contacto con ninguno de sus compañeros. Para ser más exactos no quería que tuviera una amistad con un hombre, Lucas siempre se hacía la víctima y eso hacía que Cloe se sintiera tan agotada emocionalmente que no quería tener problemas con su pareja.
― Muchas gracias, Samuel… Pero tengo que terminar este trabajo, pero tranquilo estaré bien. — Su sonría no era tan grande, pero era cálida y delicada haciendo que su compañero hiciera una mueca sabiendo que no la podía convencer.
― Cualquier cosa puedes llamarme, ya son más de la medianoche y… — Cloe asiente ante lo que dice interrumpiéndolo.
― Si, lo sé… Hoy me buscará alguien, tranquilo. — Miente con una sonrisa en su rostro y está vez convence a su compañero. — Buenas noches, Samuel. Nos vemos mañana…
― Adiós, Cloe… — Se despide de ella para luego salir de la oficina, en ese momento la mujer de piel pálida suelta un suspiro de cansancio relajando su cuerpo. Ella era la única en la oficina, claro que abajo en el primer piso se encontraban los guardias de seguridad.
(…)
Los cabellos rizados de Cloe adornaban todo su escritorio, se podía apreciar por su silueta que su respiración era calmada y a pesar de que la posición en la que estaba para muchos les resultaba incómodo ella había caído rendida. El cansancio en su cuerpo era tal que sus párpados no lo soportaron y se cerraron por si solos, ni el agua helada en su rostro y tampoco la cafeína más potente podían ayudarla. Ella se había esforzado tanto durante varios meses que intentaba olvidar su salud para seguir trabajando, pero en esa madrugada no podía soportarlo más. Pasaban los minutos en los cuales se convirtieron en dos horas, durante ese tiempo el teléfono de Cloe no había parado de sonar, en la pantalla la cual emitía un poco de luz se podía leer el nombre de Lucas, el cual estaba ligeramente preocupado porque no llegaba.
Entre el medio de sus sueños escuchaba un ruido el cual la estaba molestando, era lejano, pero insistente. Mientras más le tomaba atención al sonido se daba cuenta de que lo reconocía, y es allí que se da cuenta de que era el tono de llamada de su teléfono. Cloe no puede evitar levantarse apresuradamente haciendo que un gran mareo se apoderará de ella, pero no le tomo importancia. Cuando abrió sus ojos de golpe los tuvo que cerrar porque al tener ese mareo también la luz del computador la había aturdido, aún con sus ojos cerrados tomo su teléfono con la mano y sin ver tomo la pantalla del teléfono logrando atender la llamada.
«— ¿Mmm… Aló? — Su voz sonaba soñolienta y cansada, también se podía escuchar cierto tono de irritación al levantarla.
― ¿¡Dónde mierda estás, Cleo!? ¡Ya son 3:12 am! — Al escuchar la voz llena de enojo de su pareja Lucas, sus ojos se abrieron nuevamente de golpe sabiendo el gran error que había cometido.
― Perdón, cariño. Ya voy para allá, estaba terminando un trabajo y… — Una segunda voz de hombre la interrumpe en su llamada haciendo que volteara su rostro.
― Señorita, ya se tiene que retirar. No la puedo dejar por más tiempo aquí. — Ella asiente a lo que había dicho uno de los guardias de seguridad, pero Lucas no le había agradado para nada escuchar una voz de hombre al otro lado de la línea. El rostro de Lucas se frunció, sintió una rabia dentro de él al llegar a pensar que Cleo estaba trabajando con otro hombre y mucho más a estas horas de la madrugada. El de seguridad se retira de allí al tener la respuesta de la mujer dejándola sola.
― Ya veo que estás ocupada, tarda todo lo que quieras que por lo visto estás bien acompañada.» — Cleo no pudo ni llegar a formular alguna palabra para Lucas y que este le había colgado la llamada haciendo que la mujer supiera que su novio no estaba nada más molesto sino también celoso y lo único que el lograba con eso era ella se sintiera culpable.
(…)
La mujer de piel pálida se encontraba mirando por la ventana trasera del taxi que había pedido, sabiendo en el fondo que ese dinero lo podía gastar en comida o los ahorros para el alquiler de su apartamento, pero no podía tomar el bus porque ya no pasaban por su localidad. El lugar en donde vivía y la distancia de su trabajo que era en la ciudad le tomaban alrededor de 45 minutos en bus, por eso se tenía que levantar muy temprano y el último bus de noche únicamente estaban hasta las 1:45 AM. Otra parte de ella sabía también que cuando llegara en el taxi su pareja la estaría viendo por la pequeña ventana y que aparte de reclamarle la hora de llegada, la voz del guardia de la empresa y también le reclamaría por qué había llegado en taxi gastado dinero necesario para su sobrevivir.
Las luces de la ciudad de Noruega alumbraban su rostro, muchas personas se encontraban disfrutando de la noche paseando por bares, restaurantes o en discotecas. Por dentro Cleo también quería disfruta de esa manera, quería tener nuevas amistades, un trabajo en dónde le pagarán bien y que se pudiera comprar todas las cosas que necesitaba. También el hecho de poder disfrutar de su juventud, tenía 23 años y durante todos esos años no pudo disfrutar nada porque Lucas no la dejaba, claro que ella sabía que el sí salía de fiesta algunas veces.
Lo odiaba y también a ella misma…
Lo odiaba porque, aunque dijera que no lo culpaba de algunas cosas si lo hacía, el que no consiguiera un buen trabajo, el que Lucas quisiera volverse famoso o millonario sin hacer nada, el que les coqueteara a otras chicas y luego se hiciera la víctima, un mimado, un inmaduro y un inútil bueno para nada… La lista seguía y seguía de muchas cosas que Cleo odiaba de Lucas, pero también estaba la lista de porque ella se odiaba a sí misma. Cleo se odiaba por no tener el valor de decirle a Lucas las cosas en su cara, odiaba no tener valor y dejarse manipular a costa de ella, en el fondo no se quería quedar sola, pero lo que más odiaba era que al principio de su relación con él había visto muchas señales de advertencia y aun así las ignoro llegando a dónde se encontraba ahora, no lo quería admitir, pero Lucas era agresivo con las personas a las cuales le hablaba, a ella solo le gritaba, pero le aterraba su comportamiento.
Cleo veía el comportamiento de Lucas como uno solo… Él era un animal sin cerebro lleno de rabia.
Entre los grandes edificios de la ciudad noto uno en particular, este tenía un gran tamaño y su diseño era elegante. En lo alto se podía leer un nombre “Ragnhild Teknologi” conocía a la perfección aquella empresa tan prestigiosa, famosa y sobre todo una de las mejores en mundo. El dueño de la empresa se había convertido en un importante CEO, su nombre era Ivar Ragnhild… y aunque su empresa era famosa también él lo era y no solamente por lo que hacía, sino también por la reputación de aquel CEO.
Ivar Ragnhild, era conocido como un hombre el cual salía con una mujer distinta cada noche. Nadie sabía con exactitud cuánto podía durar una relación con él, todas las mujeres con las que salía decían lo mismo. “— Solo busco compañía…” Para muchos aquello era extraño, y algunos periodistas sabía que aquel CEO ocultaba algo entre sus manos.