Londres, Westminster, Inglaterra 1756. – Corre Fátima, ya van a marchar los soldados – Una joven de cabellos rojos que se alzaban al viento, corría con demasiado ímpetu hacia la callejuela donde ya se encontraba reunida una multitud de personas. – Espere señorita, su padre se enfadará de nuevo si la descubre hablando con los soldados otra vez – Una vieja nana andaba a duras penas tras aquella jovial muchacha con cabellos de fuego, de vivaces e inteligentes ojos verdes, ataviada con un vestido del mismo color de sus ojos. – Vamos, no te preocupes, papá esta demasiado ocupado en su despacho, no se dará cuenta – respondía animada aquella alegre joven. Emocionada de mirar marchando al batallón tras haberse firmado el Tratado de Westminster en días pasados, la jove