El amanecer rayaba el cielo en hermosas tonalidades rosadas. El sol se asomaba tras las montañas luciendo tan majestuoso como era. Un par de lagrimas se resbalaban en cada mejilla, naciendo en los hermosos ojos verdes de Virginia Adatto. Aquel, era un día doloroso, pero la pelirroja recibía el amanecer mirándolo desde el cementerio familiar, tan solemne como le era posible serlo. Los nombres en aquella cripta, le traían un mar de recuerdos en su mayoría dolorosos; era un año mas desde que sus padres habían muerto, un año más en que seguía permaneciendo como la ultima de los Adatto sobre la tierra. Su padre, había sido un buen hombre que siempre intento guiarla y complacerla hasta en el mas pequeño capricho que tuviese, pero la enfermedad mental de su madre, se lo había llevado todo, i