El sonido de la alarma resonaba mas irritable de lo normal esa mañana. El sol se colaba ligeramente tras las cortinas claras, dejando ver claramente que ya era de día. Con un deje de cansancio, Dante Behar dejaba la comodidad de su cama, para adentrarse en el baño y de inmediato ducharse después de cepillar cuidadosamente sus dientes. Saliendo con premura, camino hasta su demasiado ordenado closet, y tomo el atuendo previamente preparado para usar ese día. Toda su casa olía a limpieza y su ambiente, destacaba en pulcritud, nada parecía estar fuera de su sitio, incluso los lápices y plumas sobre el escritorio, estaban perfectamente acomodados; siempre había suido un obsesivo con el orden y no le gustaba que su hogar estuviese ni siquiera ligeramente desordenado. Su cama la había tendid