Recuerdos y reflexiones

1514 Words
-         Para por favor Bianca, es solo una niña, no lograras nada haciendo esto – -         Basta Hassel, se que ella es lo que el quiere, me lo ha dicho en sueños y yo…yo voy a entregársela a él, ella tiene el cabello rojo maldito de tu familia, ella tiene los ojos del diablo, por eso debo entregársela, ella le pertenece y tarde o temprano estará con el – -         ¡No, no voy a permitirlo…aun tenga que matarte – El sol que se escabullía entre las blancas y finas cortinas de sus aposentos la golpeo directamente en la cara haciéndola quejarse de molestia. Incorporándose con pesadumbre, se toco la cabeza sintiendo de nuevo aquellas dolorosas punzadas por las que siempre culpo al estrés de dirigir un imperio empresarial en cuanto cumplió la mayoría de edad y pudo asumir el poderío de su legado, los recuerdos de aquella pesadilla la hicieron abrazarse a sus rodillas y luego mirar hacia el mismo ventanal que tenia años viendo y que daba a una sección de su jardín prohibida para casi todos…no quería recordarlos, aun cuando si tenia recuerdos dichosos junto a los padres que tanto amó y al mismo tiempo, tanto aborreció, caminando hacia el balcón que se ocultaba tras las cortinas del ventanal, aprecio aquel sendero de rosas negras y blancas que daba hacia el terreno mas prohibido de la enorme y antigua mansión Adatto…el cementerio familiar y el vasto bosque que desde tiempos demasiado remotos pertenecía a su familia. Nuevamente aquella sensación de extrema soledad la embargaba, una mansión enorme, antigua y llena de recuerdos y sonidos extraños, un territorio demasiado vasto y solitario en donde veía el trajín diario de la servidumbre, aunque claro, solo en donde les era permitido estar…los rumores de nuevo la angustiaban, y es que, desde muy pequeña que quedo en la orfandad, haba escuchado entre cuchicheos lo que ella ya sabía muy bien: la afición de su madre por la esoterismo, demonología y otras practicas que ella siempre había considerado de dementes así como cuestionables…habían sido la familia perfecta, y ella en verdad había sido demasiado feliz corriendo junto a sus padres en aquellos mismos jardines y senderos de rosales extravagantes en medio de muchos juegos…todo aquello tan solo eran memorias de tiempos que pudieron ser mejores…el declive de su madre en la demencia, así como su fascinación por lo sobrenatural, quebraron a su ya de por si frágil familia…su padre y madre habían muerto en extrañas circunstancias y ella no quería siquiera pensar en ello, tan solo recordaba la petición de su padre, el grande y apuesto Hassel Adatto: “mantente con vida, tu eres la ultima de nuestra familia, no debes de morir” Saliendo del encierro de sus aposentos, camino aun en su blanco camisón de fina seda entre aquellos senderos llenos de rosales negros que, según su padre, habían sido traídos siglos atrás por sus ancestros desde la muy lejana Turquía como un obsequio para una mujer de la que el primer Adatto quedo locamente enamorado. Acariciando con sus yemas aquellos pétalos aterciopelados tan negros como la noche misma, sintió el frio del empedrado pavimento antiguo con los pies descalzos, su larga cabellera rojiza como llamaradas ardientes, se meció junto al viento que esa fría mañana se dejaba sentir en la tierra de sus ancestros, y ella, camino pareciendo un fantasma ataviada en su bata blanca hacia aquel lugar que se forzaba a visitar casi rigurosamente cada mañana: las tumbas de sus padres. Leyendo los nombres en la fría y elegante loza de mármol pulido, suspiro cansadamente recordando de nuevo aquella promesa hecha a su padre…promesa que estuvo a punto de romper el día en que se suponía, se casaría con su odiado ex prometido…ella había estado dispuesta a suicidarse por el dolor que aquella traición le provoco.   – Lo lamento padre…estuve a punto de traicionar a la promesa que te hice – dijo Virginia mirando con nostalgia aquel nombre. Una risa ya conocida comenzó a escucharse en todo el camposanto de los Adatto, suspirando, la hermosa pelirroja no dejo de mirar aquellos nombres…al menos uno de ellos seguía doliendo como se suponía, debía doler. – Esa costumbre humana siempre me ha parecido bastante graciosa, no importa lo que le digas a ese trozo de piedra, no hay nadie allí, lo que reposa pudriéndose bajo el mármol no es más que la carcasa del alma, sin embargo, ustedes, tontos sentimentalistas, buscan aferrarse desesperadamente al recuerdo de lo que una vez fue dejando de lado lo que es verdaderamente esencial, si quieres hablar con tu padre de carne, no tienes porque salir a visitarlos cada mañana a hablar con una tumba en la que no hay nadie mas que gusanos devorando los vestigios de tu amado, el alma, la verdadera esencia de su existencia, esta en el todo y en el nada, siempre presente y al mismo tiempo ausente…aunque claro, tu pequeña mente humana cerrada a todo lo que es y no es, jamás terminara de entenderlo – dijo Belial con un deje de burla perpetua en su poderosa voz. Virginia admiro una vez más aquel nombre en la losa y sintió su corazón encogerse…tantos años juzgando a su madre como una demente, y ahora mismo estaba charlando con un demonio que era terriblemente real y al cual ella le había vendido su alma…la ironía la hizo sufrir. – Tu no podrías entenderlo Eros…por supuesto, supongo que lo que dices es verdad, pero al menos yo, si que estoy consciente de que no hay nadie escuchándome en este mausoleo, ¿Sabes porque es que existen las tumbas? – le cuestiono la pelirroja al demonio que no se dejaba ver en ese momento. – Por arrogancia, ustedes los humanos son así, esa es parte de su naturaleza, son arrogantes, sus vidas son tan frágiles y tan pasajeras, que desesperadamente buscan dejar una prueba de que estuvieron aquí, se sienten el centro de todo lo que existe, pero no es así, son solo un eslabón más en la cadena del destino – respondió Belial aun con un deje de burla. Virginia sonrió. – Tal vez…pero tambien, es por otra cosa…no se como es el sentir de un demonio o un sobrenatural, soy humana, así que solo siento y entiendo desde mi frágil naturaleza como dices, quizás eso que mencionas es verdad, somos muy arrogantes, vivimos buscando un porque a todo lo que nos rodea, existimos buscando respuestas y un propósito a nuestras vidas y luego…morimos…pero tambien, amamos, amamos tanto que nos resulta imposible dejar ir por completo, una tumba no es solo un monumento a la arrogancia, es tambien, un monumento al amor, es el lugar en donde los restos de nuestros amados tendrán su ultimo descanso, es el símbolo de que estuvieron aquí y nos sirve de consuelo a los que aun quedamos, una prueba irrefutable de su eterna compañía y de lo que a todos nos espera sin remedio alguno, para nosotros los humanos, es bien sabido que un día, tarde o temprano, nuestra vida terminara, ¿Lo que hay mas allá? Nadie lo sabe con certeza, pero si buscamos permanecer de una u otra manera, es cierto lo que dices, puede ser arrogancia, pero tambien, puede ser amor, para un hijo que ha perdido a sus padres ver su ultimo lugar de descanso es un consuelo, para una madre que perdió a su hijo, una tumba es el sitio en que le llorara por lo que le resta de su vida a aquella parte de su alma que perdió, si, quizás es estúpido para alguien como tu él aferrarse, pero muchas veces el amor es tanto, que simplemente no podemos terminar de dejar ir y lugares como este, nos brindan el consuelo que nos hará falta siempre…yo estoy sola, soy la ultima de mi casta familiar, nunca tuve hermanos, tíos o parientes ni siquiera lejanos, todos murieron, incluso los parientes de mi madre antes de que yo naciera…estoy sola…venir aquí me recuerda que una vez no lo estuve, y que tambien, hubo mas familia aunque yo nunca la conocí, saberlo me hace sentir menos miserable y se que no soy la única en el mundo que lo siente o percibe de tal manera – respondió Virginia con calma intentando calmar el frio que le calaba en los huesos. Belial no respondió, alguna vez escucho palabras dolorosamente familiares de una humana siglos atrás, apareciendo sobre la tumba de los casi últimos Adatto, miro a Virginia con un deje de nostalgia disfrazado de soberbia, sus ojos castañearon entre el azul zafiro y el rojo carmesí mirando el hermoso cabello de fuego y la profunda mirada verdosa como selva salvaje. – Sera mejor que regreses a la mansión, aun te estas recuperando, quizás luego me aburras con otra perorata sobre la sentimental humanidad – dijo el poderoso demonio acariciando la mejilla blanquecina y pálida de Virginia. La pelirroja se estremeció al contacto, pero no por terror, esperando sentir el frio demoniaco del hermoso ser sobrenatural frente a ella, se sintió sorprendía en encontrar calidez en su tacto. 
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