Narra Flora
He estado pensando en el beso que Marlon me dio en la mano desde la cena. Fue muy dulce y lleno de pasión. Aunque hizo todo lo posible por ocultar esa parte, no impidió que me excitara.
Mientras espero en su oficina a que aparezca para la entrevista esta mañana, empiezo a preguntarme si lo que llevo puesto es demasiado revelador. Lo dudo. Por la forma en que me miró durante la cena, estoy dispuesta a apostar a que me devorará de la misma manera que devoró su filete.
Su oficina es hermosa, grande y está arreglada como la decoraría un hombre varonil. Aunque Marlon es un hombre al que le gusta vestirse bien y oler aún mejor, es un hombre varonil. Sus manos descomunales lo delatan de inmediato.
Ahora lo oigo venir por el pasillo y mis pezones se endurecen contra mi sujetador. Su voz me excita. Es una locura, nunca me había sentido así antes. Ni siquiera con Sean y estaba locamente enamorada de él.
—Llegas temprano—dice mientras entra—.Pensé que tendría unos minutos para refrescarme antes de que llegaras.
—¿Refrescate?—me río—.Siempre estás fresco.
Sus ojos están clavados en mí durante todo el camino. Cuando llega a la silla en la que estoy sentada, me toma la mano. La pongo en la suya como una señorita perfecta y él me ayuda a ponerme de pie para abrazarme.
—Buenos días —dice, su aliento cálido contra mi cuello—¿Cómo estás?
—Estoy bien —le digo—. Mejor ahora que por fin estoy aquí.
Él se sienta detrás de su escritorio y yo me siento delante. Antes de empezar con la entrevista, se toma un momento para admirar mi atuendo. Es un bonito traje de pantalón que revela lo justo en los lugares adecuados. Me preocupaba que las mujeres de aquí me juzgaran por ser demasiado seductor, pero todas parecen tener la misma idea.
–Especialista en marketing, ¿eh?— pregunta—.He estado revisando tu currículum y tus credenciales. Son muy impresionantes. ¿Qué te hizo tomar este camino?
—No lo sé–respondo—.Siempre me ha gustado organizar cosas y siempre se me ha dado bien hacer campañas y organizar eventos. Pensé que algún día me convertiría en organizadora de eventos, pero resulta que se me da mejor atraer multitudes que cualquier otra cosa.
—Tal vez sea porque eres tan hermosa.
Su cumplido me hace sonrojar. Combina bien con la forma en que sus ojos recorren mi cuerpo y la forma en que se lame los labios cuando se detiene en mis pechos. Echo los hombros hacia atrás para que pueda ver mejor y, cuando se da cuenta de lo que estamos haciendo los dos, rápidamente vuelve a centrarse en mi currículum.
—Tienes mucha experiencia a tus espaldas. ¿Cómo crees que puedes incorporar lo que ya has hecho a un negocio como este? Vendemos autos de lujo, no productos para el cabello ni maquillaje.
—El lujo no debería ser difícil de vender—digo—.Siempre que pueda llegar al mercado que tiene el dinero para ello, puedo lograrlo. Y como dijiste, a los hombres les encantan las mujeres hermosas. Incluso las mujeres aman a las mujeres hermosas.
Mi tono es involuntariamente coqueto. Por alguna razón, Marlon me lo hace notar. Ya me siento muy cómoda con él, como si hubiéramos tenido este nivel de atracción toda la vida. Cuando llegué a Nueva York, no esperaba sentirme tan atraída por ningún hombre. Pero no puedo negarle a Marlon.
—Creo que puedes vender cualquier cosa—dice—.Tienes el don de la palabra y la apariencia adecuada. ¿Quieres que te enseñe el departamento y me digas qué piensas?
—Claro. Me apunto para que me den una vuelta. Nunca he tenido el placer de conocer en detalle un concesionario de autos de lujo. Creo que nunca he estado en un concesionario tan elegante como este.
Mete mi currículum en un cajón de su escritorio y se acerca para recogerme. Como un perfecto caballero, me toma la mano para ayudarme a ponerme de pie de nuevo y luego me deja caminar delante de él para guiarlo. Puedo sentir sus ojos en mi trasero. No me importa. Incluso hago buches un poco más fuertes de lo normal para dejarle algo en lo que preguntarse.
Recorremos un largo pasillo y llegamos a un ascensor. Está decorado en oro y excepcionalmente limpio por dentro. Incluso los botones tienen revestimientos dorados. La música que suena en el interior es sutil y reconfortante, igual que Marlon. A pesar de lo grande que es, es muy gentil.
–Después de ti— dice, cuando la puerta suena y se abre para que podamos salir. Bajamos en el piso más alto. Es tan alto que casi puedo sentir el edificio balanceándose con el viento. Hay varios cubículos en el medio de la sala y un gran escritorio de recepción cerca de una sala de conferencias extragrande. El piso es hermoso. Me recuerda a un salón que visité en Milán—.Aquí es donde se lleva a cabo todo el marketing— dice—.Todos en este piso están en una posición de alto riesgo. Lo preparé de esta manera para que nadie pudiera acercarse a lo que habíamos planeado, lo que no sabemos qué tipo de autos vamos a vender a continuación ni qué tipo de eventos organizaremos. Es muy secreto. Nadie llega aquí sin ser empleado. Así que considérate diga.
—Interesante —coqueteo—. Supongo que ya confías en mí.
Me responde con una sonrisa y me lleva rápidamente a otra dirección. Primero, me presenta a la recepcionista. Me dice que, si decido aceptar el trabajo, ella también será mi asistente y segunda al mando. La mujer es muy agradable y parece alguien con quien puedo llevarme bien, así que eso ya es un punto a favor.
—Todas estas personas trabajan diligentemente para idear las mejores estrategias e ideas de marketing para atraer clientes–habla mientras caminamos por la sala. Todos están trabajando arduamente: con el teléfono, buscando en Internet, tomando notas en sus cuadernos. Apenas se detienen a verme
—.Me gusta mantener las cosas modernas. Bueno, depende de los autos en los que nos centremos. Sobre todo Bugattis, Bentleys, muscle cars y autos difíciles de conseguir. Tengo un distribuidor con el que trabajo que me hace llegar estos autos antes de que nadie más tenga la oportunidad de echarles un vistazo.
—Vaya —le digo—. Debes ser un hombre muy importante y respetado.
Nuevamente, solo responde con una sonrisa. Ahora coloca su mano en mi espalda baja mientras me conduce hacia la sala de conferencias. Hay una gran pantalla de proyección al frente y sillas alrededor de una gran mesa ovalada.
Aquí todo es tranquilo, hace mucho frío, pero puedo decir que pasan muchas cosas entre estas paredes. Pasan muchas cosas como comercial, pero trabajando para un hombre como Marlon, estoy segura de que las cosas se ponen tensas de vez en cuando.
–Aquí es donde se crea la magia— dice, sentándose en la cabecera de la sala—.Venimos aquí a presentar ideas. Hablamos sobre eventos. Ideas para autos personalizados para clientes. Básicamente todo.
Me tomo mi tiempo para llegar hasta él. Intento tener una mejor idea de mi posición aquí, en caso de que decida ocupar el lugar de Kevin. A cada paso que doy, Marlon me observa con tanta atención que casi puedo sentir el calor que sube de entre sus piernas—
Entonces, ¿qué piensas? —pregunta mientras paso a su lado y mis manos recorren suavemente sus hombros desde atrás—. Conoces el negocio, tienes experiencia. ¿Crees que Lux and Loaded es un lugar en el que te puedes ver a ti misma?
—Me encanta el diseño. La gente aquí es muy agradable. Ya estoy locamente enamorada de esta sala de conferencias, me recuerda a mi primer trabajo. Tuve algunas discusiones desagradables con empleados que llevaban años en la empresa, pero salí victoriosa. Me encantó la emoción que me generó todo esto—echo un último vistazo a la sala y asiento con la cabeza porque ya sé que me va a gustar aún más estar aquí. No solo porque soy una profesional del marketing competitiva, sino también por Marlon—.Me interesa trabajar aquí —le doy el visto bueno—. Pero no si eso significa echar a Kevin de su puesto. No quiero tener problemas con él ni hacerle sentir que me estoy interponiendo entre tú y su relación.
Marlon se pone rápidamente de pie y se acerca a mí con una gran sonrisa en su rostro. Está tan cerca de mí que creo que finalmente me sacará de mi miseria y me besará.
–No tendrás ningún problema con Kevin–dice—.Me encargaré de eso.
—Está bien. Entonces supongo que aceptaré.
Él me mira mientras yo lo miro y me excita. El latido entre mis muslos se siente como un tambor, uno que quiero que Marlon toque como la melodía de su canción favorita. Él también lo siente. Lo sé porque en lugar de liderar la salida de lasala de conferencias, me lleva a una sala dentro de la sala de conferencias, una donde se sienta a mirar los debates sin que lo vean.
—A veces vengo aquí para tener privacidad—dice mientras cierra la puerta detrás de nosotros. No digo una palabra, pero mis ojos sí. Lo atraen hacia mí para darle el beso francés más descuidado que jamás le haya dado a un hombre. No hacen falta palabras. Ambos queremos lo que queremos y no hay nadie aquí que pueda detenernos—.Tenemos que darnos prisa, antes de que alguien venga a buscarme —dice mientras me desabrocha la blusa con furia.
Con mis pechos al descubierto, me levanta y me sube a la mesa que está detrás de nosotros y se desabrocha el pantalon. Mis ojos se fijan en su pene ya erecto que se desliza por su ropa interior. Es hermoso y más grande que nunca. Pero lao deseo más que a nada.
Él entra en mí, haciéndome jadear y envolver mis brazos fuertemente alrededor de su cuello. Su espalda es tan grande que apenas puedo agarrarme bien. Pero no necesito hacerlo. Marlon es lo suficientemente fuerte como para sostenerme en cualquier posición que él quiera y, como una damisela en apuros, realmente me gusta.
Su embestida comienza lenta y suavemente, pero se vuelve más rápida y estruendosa cuanto más mojada estoy. Me tiene completamente abierta y quiero todo de él. Mis gemidos son fuertes, pero no lo suficiente como para que se escuchen fuera de las paredes de la sala de conferencias. Al menos, espero que no lo sean.
Me folla tan bien que casi me olvido de que no soy virgen. Mi cuerpo nunca había sido tratado como él lo está haciendo ahora. Nunca he estado tan mojada y ansiosa por que me folle tanto como con Marlon.
—¡Ah, sí! —gimo y le rasco la parte trasera de la camisa—¡Asíl!
Sus nalgas son como acero y se sienten bien contra los talones de mis pies. Su pecho está fuertemente presionado contra el mío, haciendo que mi pezones se endurecen aún más, piden su atención con cada una de sus embestidas y cuando se da cuenta de esto, se inclina y toma uno en su boca.
—Estoy a punto de explotar —gime pero sigue chupando mi pecho—. ¡Oh, mierda!
—¡Sí! ¡Dámelo! —grito—. No pares, por favor.
El duro pene de Marlon llega a mi punto G y me hace hacer algo que nunca pensé que fuera posible para mí. Creo que él está tan sorprendido como yo porque, aunque se corre al mismo tiempo que yo, no deja de lado el hecho de que me hizo eyacular.
—Mmm, veo que fue una buena experiencia —dice, apoyándose en mí mientras todavía está dentro.
—Eso nunca me había pasado antes —digo, un poco avergonzada.
Él sonrío y luego nos acomodamos la ropa. Fue una experiencia realmente increíble.