(Cuatro años después) - Camila, no puede hacer eso. Deje que el personal se encargue. – dijo Madelin con preocupación al ver a Camila limpiando las ventanas desde el exterior de la residencia. Camila sonrió mientras continuaba su tarea sin hacer daño a nadie ni a sí mismo. Roció un poco de agua sobre la ventana y, con la ayuda de un pañuelo, comenzó a limpiarla. Mientras trabajaba, le dijo a Madelin. - Sólo me falta esta. Entraré en cuanto termine. Madelin hizo una mueca, sabiendo que no podría convencer a Camila de lo contrario. Con el tiempo, todos se dieron cuenta de que Camila no era una mujer mala ni ambiciosa. Había demostrado su valía al ayudar al personal como si fuera una empleada más. Comía las tres comidas en la cocina para evitar estar sola en una habitación vacía. Ta