Llegada las 8:00 de la noche, estaba lista y por cierto muy ansiosa, las cosas estaban saliendo como yo quería y eso me hacía sentir nerviosa. Tin tan… Sonó el timbre de la casa. Rápidamente caminé hasta la puerta y antes de abrirla respiré profundo y calmé mis emociones. —Buenas noches— Dijo Sebastián. —Buenas noches— Le respondí con nervios. —Por favor entrégale estos chocolates a tu madre, el otro día me dijo que eran sus favoritos— Fue muy amable. Dejé los chocolates sobre la mesa ya que mi madre estaba en su habitación, sabía que tan rápido los viera los tomaría, realmente eran sus favoritos. Finalmente Sebastián y yo emprendimos el viaje en auto, no sabía hacia donde íbamos hasta que se detuvo el auto. Estábamos en una pista de despegue, había un helicóptero esperando por nos