[CRUZ]
Una semana después: 16 de agosto
La invitación de mi madre, o, mejor dicho, de Alizée a su última muestra de arte, me ha dejado entre la espada y la pared. No he sido lo suficientemente valiente para decirle a Mel lo que pienso de su propuesta, y tan solo he decidido ser el cobarde que sigue con la pantomima de su compromiso.
Es difícil tener tu mente y en un sitio, y tu cuerpo en otro. Mi relación con Zelma es una bomba de tiempo a punto de estallar, y lo peor de todo es que no sé cuánto tiempo le queda. Ella suelta mi mano una vez que entramos a la galería, e inmediatamente toma una copa de champaña de la bandeja que tiene el camarero para después perderse entre la gente.
—Hijo, bienvenido— Me saluda mi padre al verme y mira a Zelma —¿Esta todo bien?— Me pregunta y asiento.
