Sin que se Enteren

Diciembre 31 La puerta de este departamento clandestino se abre, y mis ansias aumentan cuando ella entra con sus pasos elegantes y figura de ensueño. Mi mirada se cruza con la suya y sin decir una palabra entendemos absolutamente todo. Se acerca un poco más a mí, y como en cada uno de nuestros encuentros, nos damos la bienvenida con un beso que se supone que debe ser prohibido. Mi manos acarician su espalda y con el deseo que me consume por ella, trato de que caminemos por el salón, pero ella me detiene. —¿Qué ocurre? ¿No quieres? Pensé que habíamos venido aquí para esto— Comento un tanto preocupado. Sus ojos azules igual a los de su padre me miran expectantes, aunque en el fondo veo un rastro de preocupación —Cruz, tenemos que hablar— Me dice y esas palabras como siempre causan miedo. Respiro profundo tratando de no imaginar lo peor y acaricio su cabello —¿Hoy? Es fin de año, deberíamos celebrar— Insisto, pero su gesto algo confuso me hace saber que es algo serio. —Llevo dos semanas tratando de hablarte de esto, no puede esperar más, tenemos que tomar una decisión— Expresa y se aleja de mi para detenerse frente a los enormes cristales que conforma las paredes de este departamento que es solo nuestro. Sigo sus pasos y me detengo detrás de ella para rodearla con mis brazos y apoyar mi barbilla sobre su hombro —Soy todo oídos belleza mía— Pronuncio y las luces de Miami son centro de nuestras miradas perdidas. —¿De verdad te iras a Jordania?— Comienza por preguntar y beso su cuello. Odio tener que separarme de ella por trabajo, pero no tengo otra salida —Sabes que sí, es un trabajo importante— Le recuerdo. —Tres meses es mucho— Susurra. —Mi amor, sabes que siempre nos vemos en donde este— Expreso recordándole los acuerdos que nosotros mismos hemos construido. Noto como cierra sus ojos —Las cosas ya no son iguales amor— Murmura nerviosa. Odio verla así, detesto nuestras crisis, pero es que todo esto es demasiado difícil —Mi amor, nada ha cambiado. Tú y yo nos seguiremos viendo, continuaremos esta relación, y seremos felices como hasta ahora— Digo en un intento por tranquilizarla, pero ella se gira entre mis brazos para verme a los ojos. —Cruz, es que ese es el problema, las cosas ya no son como hasta ahora— Declara y la miro con dudas. —¿De qué hablas?— Insisto preocupado. Su boca intenta hablar, pero el miedo es mayor, tanto que lucha hasta poder ganar —Tengo ocho semanas de embarazo— Pronuncia finalmente. —¡¿Qué?!— Inquiero mientras que trato de asimilar lo que me ha dicho. —No sé qué paso, pudo haber sido en Grecia, o en Beijing… es que no sé, pero tenemos que tomar una decisión, ¿entiendes?— Continua e inmediatamente me separo de ella para comenzar a caminar de un lado a otro en este espacio que ahora parece más pequeño. —¿Tienes una idea de lo que esto significa?— Respondo con una pregunta que es para mí también. —¿Crees que tengo esta preocupación porque sí?—Rebate con enfado —Esto no solo acaba con mi carrera de modelo, va a romper la familia también— Pronuncia y veo sus ojos llenándose de lágrimas. Me duele verla así, tan solo puedo acercarme de nuevo y abrazarla contra mi pecho —Tranquila…— Susurro. —No puedo estar tranquila, nuestro padre casi muere el día que nos vio besando, ¿crees que aceptara esto?— —No me recuerdes el día que termino en el hospital por nuestra culpa— Le pido mientras que todos esos momentos vuelven a mi cabeza. —Le juramos que había sido un accidente, que no había nada entre los dos…— Continua —Él confió en nosotros, y mira ahora esta situación— Expresa llena de miedos y ni siquiera puedo disfrutar de una de las noticias más hermosas que he recibido. —Ya… no es hora de pensar en los demás— Hablo y ella llora más fuerte. —Lo mejor es que aborte— Sugiere y debo separarme de ella para verla a la cara. —¿Qué? ¡No! ¡Emely, ni se te ocurra pensar en eso!— Exclamo con miedo. —¿Y qué hacemos? ¿Matamos a papá de un disgusto? ¿arruinamos el matrimonio de nuestros padres? ¿te pelearas para siempre con Ilan?— Me pregunta sin parar. —No lo sé, pero esto debe solucionarse de alguna manera— Es lo único que puedo responder mientras que en mi cabeza solo pienso en que hacer y cómo hacerlo.